En el ya muy lejano comienzo de la década del 70, en plena Guerra Fría y en un mundo sin celulares ni internet, un saber convencional recorría América Latina. Una mezcla de análisis superficial y ganas o “la voluntad” de que se cumpliese: EEUU abandonaría más temprano que tarde la región, empujado por la crisis del petróleo, la derrota en Vietnam, el escándalo político en torno a Nixon, la paridad estratégica nuclear alcanzada por la URSS, el ascenso de Alemania y Japón y la ruptura del patrón oro-dólar de Bretton Woods.