Déjeme imaginar –amigo lector– una escena de aquellos días; una amplia oficina atiborrada de profesionales, de técnicos y operadores de Autocad. Teléfonos que suenan sin cesar. Adrenalina, euforia, una pizca de incertidumbre…. ¿Le gustará? Al fin llegó el momento; no solo que le gustó sino que además decidió anunciarlo a todos y a todas con la inefable cadena nacional de la buena onda y el buen humor. Señores, señoras, y por qué no niños, tendremos por fin “el edificio más grande de la región”, una obra faraónica (bueno, para eso tenemos a la arquitecta egipcia) comparable al “Central Park” de Nueva York (palabras presidenciales). Continuar leyendo