La última semana de marzo y la primera de abril marcan año tras año una especie de conexión directa entre el presente y el trágico pasado de la patria. Desde que por designio de la política el 24 de Marzo se destina a ejercitar la memoria (aunque esta sea bastante parcial) el largo desfile radial y televisivo de ex “jóvenes idealistas” y familiares de desaparecidos durante la dictadura cede lentamente paso a la entrada en escena de los protagonistas de otro “ícono” del Proceso: la guerra de Malvinas.
Ciertamente ambas fechas fueron perdiendo entidad a partir de su utilización con fines turísticos; una cosa es hacer “memoria” en el aula explicando a los más jóvenes los sucesos recordados y otra muy distinta es ejercitarla recordando donde “ turisteamos” el año anterior para no repetir el destino vacacional. Hace años, los Veteranos iniciábamos nuestro día con un saludo presidencial en el Regimiento Patricios o en alguna dependencia militar; los actos finalizaban invariablemente con nuestro orgulloso desfile ante las autoridades presentes. Ahora el único desfile notorio es el conformado por la larga caravana de autos marchando presurosos hacia la costa. Continuar leyendo