Dicen los que dicen que saben que una vez asumido el nuevo Gobierno 35 generales, 15 brigadieres y 10 almirantes pasarán a retiro junto con las tres edecanes, una de las cuales, a pesar de haber ascendido a general, no fue incluida en la galería de generales que el Ejército argentino exhibe en su página web.
Si bien los números parecen elevados, al menos para el caso de la Armada, conociendo la gran cantidad de almirantes que en forma entusiasta se declararon soldados de Cristina, si algún ánimo de revancha anidara en los corazones de los nuevos funcionarios, la nómina de desplazados sería mucho mayor.
De acuerdo con el entorno del futuro ministro de Defensa, los cambios se harán sin apuro, lo que permitirá ver a esos soldados que amenizan sus viajes en avión con literatura biográfica de Él o de Ella pegar las manos y golpear los tacos con la misma devoción republicana al nuevo comandante en jefe. Al fin y al cabo un mes más de auto y vivienda oficial no se puede despreciar.
Por esas cosas raras del destino, hace un año un ignoto diputado nacional, vicepresidente de la Comisión de Defensa del Senado, asesorado por algunos marinos y peritos navales, pedía reiteradamente informes sobre una alocada compra de cuatro vetustos remolcadores rusos buenos para nada que serían adquiridos para llenar con más basura la ya de por sí inoperable flota de nuestra marina militar. Continuar leyendo