La inefable Mafalda se preguntó alguna vez por qué hubo tantos próceres en el siglo XIX y ninguno en el XX. Nos decía desde su ácido humor: “¿Será que los próceres se dan un siglo sí y uno no?”. Considerando que la genial criatura de Quino nos dejó más de una enseñanza, este siglo XXI debería ser prodigo en patriotas dignos de quedar en el bronce de la historia.
Transcurrida largamente la primera década y más allá de fastuosos mausoleos y decenas de calles con nombre propio, estamos lejos de estar en presencia de líder alguno que emule a los prohombres de antaño y la cosa no pinta mejorar en el corto plazo al menos.
Con mucho sentido común, el gobierno nacional ha determinado que este año sea declarado como Año de homenaje al Almirante Guillermo Brown. Esto obedece a cumplirse en 2014 el bicentenario del llamado Combate de Montevideo, sin lugar a dudas un resonante triunfo naval de nuestras fuerzas emancipadoras, magistralmente conducido por Brown, un marino mercante irlandés que se enamoró de estas tierras y lucho por su libertad. Su ejemplo de entrega y su talento, ya que no era militar de carrera, le valieron ser considerado el padre de la Armada Argentina, si bien es cierto que recién sería Sarmiento quien crearía muchos años después la Escuela Naval Militar.