La urgencia de Mauricio Macri para borrar cuanto antes todo aquello que de nefasto tuvo la “década ganada” es realmente asombrosa. Lo está haciendo en forma selectiva, cuidándose muy bien de no tocar aquellos logros de la gestión K que apuntaban a los sectores más necesitados y también al “ser nacional”; por ello planes sociales y Fútbol Para Todos no se han de tocar, aunque sí mejorar, dejando, por ejemplo, de usar al fútbol como propaladora de la política oficial.
Pero esta semana arrancó con dos fotos que marcan dos hechos bien distintos, aunque igualmente trascendentes.
El primero, la firme decisión de Gabriela Michetti de dar por terminados más de dos mil nombramientos truchos en el ámbito del Senado de la Nación y que, a pesar de haber sido realizados por el procesado ex vicepresidente Amado Boudou, son igualmente repudiados hoy tanto por el oficialismo como por el senador Miguel Ángel Pichetto, jefe de la bancada del Frente para la Victoria (FPV) en la Cámara Alta.
Este suceso permite inferir que miles y miles de nombramientos similares serán extirpados del erario público y que muchos entusiastas militantes, hasta ahora rentados, deberán salir a las calles, pero no a manifestar, sino a buscar trabajo. Continuar leyendo