La estrategia del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, de hablar diariamente se explica esencialmente por cinco motivos.
En primer lugar, el objetivo personal y poco enigmático de Capitanich de transformarse en el candidato a presidente del Frente para la Victoria que pueda reemplazar a Cristina Fernández de Kirchner en 2015. Una tarea ambiciosa para la que ya se anotaron varios gobernadores K como Daniel Scioli (Buenos Aires), Sergio Uribarri (Entre Ríos) y Juan Manuel Urtubey (Salta), entre otros.
En segundo lugar, se suma la necesidad del Gobierno nacional de tener un nuevo vocero para comunicarse diariamente con la gente. Con conferencias de prensa o sin periodistas como intermediarios, el Gobierno, golpeado por las elecciones, tuvo que modificar su estrategia de comunicación. Y, en esa dirección, buscó un portavoz con imagen renovada que instalara y/o diera respuesta a los temas de la agenda. La imagen negativa de la mayoría de los funcionarios del Gabinete nacional imposibilitó que ese rol fuera asumido por alguno de ellos.
En tercer lugar, un convencimiento personal del propio Capitanich de que lo que no se comunica no existe y que, con una efectiva comunicación de Gobierno, podría conseguir más poder político. El gobernador de Chaco -con licencia- evaluó que el poder que pudiese conseguir no residiría en las misiones y funciones que su rol institucional de Jefe de Gabinete le demandase sino en la habilidad de mostrarse con capacidad de respuesta y cercano a la gente.