“Nos estamos ahogando en información, mientras escasea la sabiduría”, escribe el renombrado científico E. O. Wilson, incluido en el prólogo de En defensa de la educación liberal, el último libro de Fareed Zakaria. Y agrega: “El mundo que viene será liderado por sintetizadores, aquellos que sean capaces de reunir la información correcta en el momento adecuado, analizarla críticamente, y tomar las mejores decisiones”.
Esta afirmación parece una sorprendente defensa de la humanidad, viniendo de un científico, especialmente en una era que vive obsesionada por la ciencia, la tecnología, la educación y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). Aun así, el testimonio de Wilson resume perfectamente el argumento de la obra de Zakaria: El supuesto conflicto entre las ciencias y las humanidades ha sido llevado a un extremo desproporcionado.
Zakaria no niega el peso de la ingeniería o de otras ciencias duras entre los campos más cotizados y demandados del futuro. Pero, sostiene, hoy resulta más crítico que nunca combinar la formación en las llamadas STEM con una base sólida en humanidades. En sus palabras, “en la medida en que trabajamos con computadoras (que es realmente el futuro de todo trabajo) las competencias más valiosas serán aquellas propiamente humanas, que las computadoras no logran sustituir -aun”. Continuar leyendo