Se suponía que las elecciones tenían que ser la transición política a un nuevo gobierno, que supere el agotamiento del kirchnerismo como movimiento político y como esquema económico. Pero la decisión de que el vice de Scioli sea Zannini ha bloqueado esta transición política que las elecciones venían a consagrar. Nadie duda que Zannini es un representante directo de Cristina Kirchner y que ha sido colocado en la fórmula presidencial para manejar, al menos, una parte del poder en un próximo gobierno. Recordemos que el vicepresidente no sólo controla la presidencia del Senado sino que está primero en la línea sucesoria. Por eso la fórmula Scioli-Zannini tiene todo el aspecto de un golpe de Estado potencial, que oscilará entre el condicionamiento al próximo gobierno y los intentos de desestabilización. Continuar leyendo