Toda empresa que requiera una gran tenacidad interior debe realizarse en silencio. La frase fue escrita en 1957 por Italo Calvino en El barón rampante, la novela que lo consagró. Pero bien podría usarse para explicar el manual de comunicación del kirchnerismo durante todos estos años.
La novela cuenta la historia de un chico de ocho años que, rebelándose ante sus padres, decide treparse a los árboles para vivir ahí y nunca más bajar. Suele tener dos lecturas. Una, madura, adulta, es la que lo convirtió en un clásico que, como tal, resiste el tiempo y construye sentido desde imágenes universales. Otra, infantil, la de una gesta imposible, de rebeldía, de obstinación.