En dos semanas el presidente Barack Obama tiene previsto organizar una cumbre en Camp David con los líderes de los Estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). El evento se producirá en un momento en que el Oriente Medio está experimentando turbulencias como no se han visto desde hace más de un siglo.
La agitación, o como algunos sugieren, el caos, responde a numerosas causas, entre ellas la implosión de los regímenes despóticos militares que había sido ignorada hasta el presente. También al hecho de que por primera vez en al menos dos siglos una fuerte dosis de sectarismo ha sido inyectada en un cóctel mortal de rivalidades tribales, políticas e ideológicas.
Sin embargo, la razón principal del caos actual bien podría ser el desmantelamiento del tradicional equilibrio de poder que había asegurado en la región una cierta estabilidad estratégica desde la década de 1920. Continuar leyendo