Ayer he brindado un reportaje a una importante radio libanesa que ha tenido la amabilidad de consultarme sobre mi próximo libro donde avanzo sobre las dificultades de ser árabe en estos tiempos. Por esos maravillosos avances de la tecnología, desde algún lugar de Londres la participación telefónica del profesor Salman Rushdie terciando en la interviú fue para mí una experiencia fascinante.
De tal experiencia y aunque oyendo a un Rushdie más relajado a cuando el Ayatollah Khomeini puso precio a su cabeza, condenándolo a muerte por su obra, estoy persuadido que desde años nos encontramos de regreso a la era Chamberliana, casi en recta dirección a una sociedad de cobardes. Deseo que mi aseveración no ofenda demasiado al lector, aunque de hecho espero que sí avergüence a muchos hombres de los medios de prensa. Continuar leyendo