Cuando leí el título del artículo de su diario del día 30 de septiembre que mencionaba a mi país, Georgia (junto con la vecina Armenia), como exótico, consideré como curioso y divertido este adjetivo y a pesar de su uso manifiestamente peyorativo en este contexto, me dije, “por qué no”, un país que recibe anualmente el número de turistas igual al número de su población, en algo es exótico, por lo menos por sus altas montañas y sus ricos vinos.
Sin embrago, decidí usar mi derecho a la respuesta, considerando que el artículo, inscribiéndose probablemente en un contexto global del debate político nacional (que no me cabe comentar ni analizar la calidad de las críticas utilizadas), tocaba de forma apresurada los temas económicos e internacionales que implican a mi país y su relación con la Argentina.
Entonces, tengo el placer de añadir al adjetivo “exótico” que el lector recibió del artículo como casi la única información sobre Georgia, algunos otros elementos, en muy pocas palabras: es cierto que el tamaño de exportaciones a Georgia es relativamente pequeño. Eso no quiere decir que no hay que trabajar para aumentarlo. Sobre todo cuando se trata de un país que representa la puerta de entrada más práctica para el comercio con todo el Cáucaso y una parte de Asia Central. Georgia no cobra impuestos para la re-exportación de productos y pretende añadir en los próximos años a la infraestructura ya eficiente (dos puertos y un ferrocarril cubriendo todo el país y contactándolo con los países vecinos) un nuevo puerto sobre el mar Negro que aumentará sensiblemente su capacidad de tránsito de mercancías.
En 2012, Georgia apareció en el ranking del Banco Mundial sobre facilidad de hacer negocios en el noveno lugar. Es el producto de trabajo de 10 años de reformas que transformaron un país post-soviético en un país moderno, donde registrar una compañía en el registro nacional demora 20 minutos (sacar un documento del registro civil, 5 minutos). Se trata de facilidad, transparencia y eficacia.
El artículo dice poco sobre la situación altamente estratégica de Georgia y de la región del Cáucaso en general. Este corredor que conecta el Este y el Oeste, en el medio de la histórica ruta de la seda, fue y será uno de los principales puntos estratégicos del planeta. La Argentina ha llevado una política importante y consecuente estos últimos años en el acercamiento con la región. Basta destacar entre otros ejemplos de intensificación del diálogo con Georgia, las visitas de los cancilleres de ambos países (en 2011 y 2012) y la reunión de los vicecancilleres en Buenos Aires en 2013. La Embajada de Georgia abrió en Argentina en 2012 y quiero decir que nos alegramos de este dinamismo en las relaciones bilaterales, seguido por la apertura de nuevos canales comerciales entre nuestros países. A eso sirve la misión económica Argentina en la exótica Georgia y agradecemos a las autoridades argentinas esta iniciativa.