La Yihad global, con su alto contenido de terror y las previsibles consecuencias de su profunda xenofobia y autoritarismo, en nada se parece a una crisis, palabra cuya definición alude a un cambio súbito y violento pero acotado a un lapso de tiempo breve y determinado. Cuando hablamos de yihadismo, lo cierto es que se trata de un ataque global y poco importa si se llama Al Qaeda, Estado Islámico (EI) o Boko Haram, organizaciones que acarrean la muerte no solamente a Siria, Irak, Libia, Nigeria, Pakistán o Afganistán, sino a todo el mundo. Charlie Hebdo, el semanario víctima de un atentado en París que se cobró 17 víctimas y provocó la mayor marcha pública desde la Segunda Guerra Mundial, es prueba de ello, porque no hizo otra cosa que traer a cada una de nuestras casas la irrefutable prueba de que el terrorismo internacional no es una simple crisis, sino una verdadera guerra, y que, tal como manifestó el Ministro de Defensa francés Jean Ives Le Arian, “una guerra que será larga” y para la cual debemos prepararnos. Continuar leyendo