Ciberdefensa y fútbol

Hace unos días, dos preocupaciones me consumían horas antes de que comenzara la jornada académica sobre Ciberguerra, organizada conjuntamente por la editorial TAEDA y la UADE. Una de ellas era el éxito de este seminario por el cual habíamos trabajado arduamente durante varios meses; y la otra, era el partido de esa noche en el cual se dirimiría cuál de los equipos más populares de la Argentina continuaría en la Copa Libertadores. Lo cierto es que la jornada académica fue un éxito, pero como todos saben, la deportiva terminó en un verdadero bochorno que excede lo estrictamente futbolístico y que ya ha merecido miles de reflexiones. 

El caso es que en esas horas previas al partido entre Boca y River, analizábamos durante el evento académico, las implicancias que en la vida de todos los ahí presentes tenía la Ciberseguridad y la Ciberdefensa, hasta en nuestras propias libertades individuales. La aparición de Internet había revolucionado nuestras vidas a una velocidad desconocida en toda la historia de la humanidad. Y mientras científicos, académicos y periodistas diseccionaban este espacio de conflicto relativamente nuevo, yo no podía abstraerme de vincular una vez más todo lo que se discutía en ese seminario con nuestro deporte más popular. Es que, viendo a esos centenares de jóvenes en el auditorio, de edades similares a las de mis hijos, vino a mi mente el recuerdo de un 20 de diciembre de 1992 en el que un juvenil jugador de nombre Claudio Edgar Benetti, marcaba el gol de la victoria con el que Boca se consagraba campeón ante San Martín de Tucumán, después de once años de no obtener títulos (el período más largo sin campeonatos de toda su historia). Continuar leyendo

Por qué ganó Dilma en las favelas

Hace pocos días finalizaron las elecciones más reñidas que supo tener nuestro gigante vecino y estamos en tiempo de evaluaciones. Hay miles de análisis, son pocos los desinteresados y la gran mayoría están cargados de animosidad y parcialidad ideológica hacia uno u otro sector. La historia electoral de Brasil dirá que el margen final entre los dos candidatos en el balotaje –Dilma Rousseff y Aécio Neves– fue el más estrecho desde el regreso de la democracia, pero también recordará esta contienda como la más feroz, como una batalla desconocida para la política casi light de nuestros socios, con chicanas, operaciones de prensa y acciones impensables que dejaron un tendal de heridos y consecuencias que aún no es tiempo de mensurar. Continuar leyendo

Ganas de matar

“Hace un par de semanas, le pegaron un tiro a Cacho. Le robaron el celular, le apuntaron a la cabeza y le dispararon, pero no lo mataron. Cacho tiene una librería escolar a unas veinte cuadras de donde vivo. Tuvo suerte, la bala apenas le rozó el parietal. Estuvo unos días internado en el hospital municipal y luego volvió a su casa. No salió en los diarios. Si lo que le pasó hubiera ocurrido diez años atrás, a lo mejor la historia nos sorprendería y generaría el interés periodístico necesario para convertirla en noticia. Sin embargo, hoy parece no ser novedad que alguien esté dispuesto a matar a otro después de robarle su teléfono móvil. Solo algunos diarios zonales se acercaron a preguntar detalles de lo sucedido. Pero Cacho no tiene ganas de hablar.’Para qué’, dice. Cuenta lo indispensable: a las siete de la tarde de un día cualquiera, cerraba el portón de su casa en un barrio de gente de trabajo del cono urbano bonaerense cuando se acercaron unos chicos a robarle el celular, se lo dio pero no fue suficiente y le dispararon a la cabeza. Nada que, detalles más, detalles menos, no hayamos escuchado antes”.

Claudia Piñeiro

Con el extracto de este texto de la exitosa escritora argentina, se iniciaba un editorial (Horas oscuras) que publicamos en la revista DEF en un ya lejano marzo de 2008. Hace pocos días, y cumpliéndose lo que auguraba aquel texto –solo que con un final más triste– fue asesinado en Quilmes, Carlos Marcelo Fernández Durañona en una entradera en la puerta de su casa. El abogado apenas alcanzó a pedir que no se llevaran a su esposa Verónica durante el robo del auto con el que ella llegaba del trabajo y por toda respuesta recibió un disparo en el pecho y murió en minutos. Su mujer fue liberada en Bernal, previo canje de 500 pesos, 300 dólares y dos computadoras. Esposa viva, marido muerto. Delincuentes casi tan pobres como al principio del raid.

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