La experiencia abolicionista ya fue demasiado lejos

Es hora de pisar el freno. ¿Cuántas muertes, cuánto sufrimiento, cuánta impunidad, cuánta corrupción más será necesaria aún para que comprendamos y nos decidamos a actuar?

La experiencia abolicionista ha llegado ya demasiado lejos y contabiliza en su haber innumerable cantidad de víctimas inocentes como resultado indiscutible del proceso de impunidad que ocasiona al invertir el concepto víctima-victimario y monopolizar en los últimos los favores emergentes de los derechos humanos, en absoluto desmedro de los primeros.

El avance alocado de este pensamiento fundamentalista necesariamente termina mal. No se pueden visualizar los derechos humanos tan sólo desde la óptica del delincuente. Se lo debe hacer también desde el ángulo de la sociedad que, ante el desamparo propiciado por el abolicionismo se advierte librada a su suerte y sus propias fuerzas. Continuar leyendo