Hemos trazado, en una seguidilla de cuatro artículos, lo que creemos son las miras, los carriles por donde debe transitar lo que llamamos la Revolución Inversa, esa que no es violenta, la revolución que destruye un estado de hecho, para recuperar la vigencia de las leyes, el conocimiento y el bienestar general.
Pero ¿cuál es el cenit, la cumbre de la Revolución Inversa, a dónde vamos con ella, cuál es el fin revolucionario? Vamos a romper lógicas, que en definitiva son ilógicas. Y vamos a empezar por la lógica/ilógica de la política. No vamos a tolerar que se nos diga una cosa y se haga otra, y a castigar severamente con nuestro voto o con la ley ese incumplimiento. Vamos a observar a nuestros gobernantes y exigir mecanismos idóneos para ello, y a seguirlos de cerca, porque toda nuestra vida cotidiana depende de su accionar.