Desde hace tiempo, algunos países del eje regional que integra Argentina vienen tomando políticas hostiles para con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Hace unos meses, Venezuela decidió abandonar el Pacto de San José de Costa Rica, para no ser alcanzado por la Corte Interamericana o por sus normas, en los casos de violaciones a los derechos humanos.
Esta semana, el eje venezolano-ecuatoriano, con el apoyo de Nicaragua y Bolivia, en el plenario de cancilleres de la Organización de Estados Americanos la emprendió con la CIDH en búsqueda de su disolución y especialmente, avanzando contra la Relatoría de Libertad de Prensa.
Es curioso, en nombre de un presunto “progresismo” los países del área que integran un sub-bloque con la Argentina, se muestran disconformes con el organismo que luchó contra las violaciones de los derechos humanos en las dictaduras continentales durante los años de plomo. Parece ser que los estándares de derechos humanos que la Convención exige, son demasiado altos para nuestros aliados.