Es un caso muy particular el de Elisa Carrió. Es la anticampaña. No por este preconcepto generalizado y ridículo de que la campaña no debe ser enérgica o “agresiva” que se ha adoptado últimamente, basado en el “fenómeno Scioli” que indicaría que lo aconsejable es la tibieza anodina y el mensaje vacío. No concuerdo con eso. La campaña debe ser lo que el candidato es. Y hay temas que requieren ser evaluados prudentemente y otros con arrolladora energía.
Pero Carrió la emprendió contra otros candidatos con los que selló una alianza, y con los que va a compartir lista. Y en ese punto está el disparate. Llamó cobardes y blandos a competidores en la primaria del espacio UNEN que conformó hace solamente unos días. ¿No eran cobardes y blandos cuando cerró su acuerdo hace menos de un mes? Las primarias son algo que nunca se le ha explicado bien al ciudadano, y que encima, los partidos políticos han tratado de tergiversar, llevando casi siempre listas únicas, de modo que el elector no entienda bien por qué vota dos veces lo mismo. Y en ese punto, el espacio UNEN constituyó una excepción: se abrió a dirimir la interna por el voto popular en la Ciudad de Buenos Aires, y presentó cuatro listas.