En toda economía al mismo tiempo hay destrucción y creación de empleo. Durante las recesiones hay más destrucción que creación de puestos de trabajo, mientras que se crean más empleos de los que se destruyen durante las expansiones. La velocidad de la reasignación entre la destrucción y la creación de empleos se conoce como dinamismo económico.
Desde esta perspectiva, durante las dos últimas décadas, la economía de Estados Unidos ha perdido dinamismo. Lo cual puede ser ilustrado por la tasa exigua de creación de empleo y consecuente lenta reducción del desempleo, sobre todo después de la recesión de 2001 y la Gran Recesión de 2008-2009. Por ejemplo, cuatro años después de la última recesión, el desempleo ha disminuido desde 10 % pero sigue elevado en 7,3 %, como consecuencia de la tasa modesta de crecimiento económico de 2,2 %.