En toda economía al mismo tiempo hay destrucción y creación de empleo. Durante las recesiones hay más destrucción que creación de puestos de trabajo, mientras que se crean más empleos de los que se destruyen durante las expansiones. La velocidad de la reasignación entre la destrucción y la creación de empleos se conoce como dinamismo económico.
Desde esta perspectiva, durante las dos últimas décadas, la economía de Estados Unidos ha perdido dinamismo. Lo cual puede ser ilustrado por la tasa exigua de creación de empleo y consecuente lenta reducción del desempleo, sobre todo después de la recesión de 2001 y la Gran Recesión de 2008-2009. Por ejemplo, cuatro años después de la última recesión, el desempleo ha disminuido desde 10 % pero sigue elevado en 7,3 %, como consecuencia de la tasa modesta de crecimiento económico de 2,2 %.
Una conferencia reciente, celebrada en el Banco de la Reserva Federal de Atlanta, examinó la pérdida de dinamismo en la economía estadounidense e intentó identificar algunas de sus causas. Entre otros, uno de los factores más importantes identificados fue la disminución de la participación relativa de empresas nuevas en la actividad económica, las cuales son las más activas en la destrucción y en la creación de empleo.
El presidente del Banco de la Reserva Federal de Atlanta, Dennis Lockhart, en discurso reciente, reconoció que hay “muy poco crecimiento en el número de empresas creadas desde el fin de la (última) recesión, y aquellas que están comenzando en promedio están creando menos nuevos empleos.”