La ira descontrolada es la emoción más destructiva que invade a los seres humanos. Su nocividad afecta la salud física, la mental y hasta las relaciones sociales. Los niveles de adrenalina que provoca, alteran el ritmo cardiaco y la presión arterial.
La ira sustenta el peor de los pensamientos. Se manifiesta a través del rencor, la cólera, la irritabilidad; es terreno fértil para las bajas pasiones; no pocas veces culmina en violencia y nutre un estado psicológico nada positivo.
Podemos y debemos trabajar individualmente para controlar la ira y evitar sus nefastos resultados: Continuar leyendo