Gula: ciencia y religión coinciden

Muchos siguieron recientemente el reto #MesSano, 30 días de +nutrición, +bienestar y +salud que realicé en redes sociales junto al doctor Eddie Armas y al entrenador José Fernández. Nuestro objetivo fue relacionar a los participantes con la necesidad de comer sano.

Se habla muy a menudo de las consecuencias negativas de la mala alimentación. La salud se esgrime como el argumento más sólido, más convincente a la hora de promover lo perentorio de saber alimentarse por cuanto de la salud no solo depende la calidad de vida, sino la vida misma.

Sin embargo, pocas veces hacemos énfasis en la parte espiritual, ética y hasta religiosa que acompaña a ese afán de comer irracionalmente, con instinto baconiano, sin pensar en sus malas consecuencias.

Una valoración ético-religiosa muy profunda emana del cristianismo, que ubica a la gula -glotonería, consumo excesivo de comidas y bebidas- dentro de los considerados siete pecados capitales, al mismo nivel de la envidia, la pereza, la ira, la soberbia, la avaricia y la lujuria. Continuar leyendo

¡No a la gente negativa!

Todos corremos el riesgo de sufrir el embate de personas negativas. Sus ataques pueden producirse en la calle, el trabajo e incluso en la propia familia. Una persona negativa posee mala vibra -hay quienes la califican como “tóxica”-, porque su negatividad se contagia, y se hace más ponzoñosa si no sabemos enfrentarla.

En su libro Gente tóxica, el intelectual argentino Bernardo Stamateas define a estas personas como envidiosas, mediocres, descalificadoras, chismosas, manipuladoras y quejicas. Son seres humanos que tienden a culpar a los demás de sus propios problemas, se entrometen en la vida ajena, nunca se alegran del triunfo de otros, viven sin sueños ni metas, pero, en cambio, tratan de controlar la autoestima de los demás con el único propósito de sobresalir.

Stamateas nos señala, de manera muy clara, quiénes son y cómo actúan. Entonces, de nosotros depende saber enfrentarlas cuando no nos queda otra alternativa, porque lo más razonable es evitarlas. Continuar leyendo