Somos personas prósperas cuando logramos lo que nos proponemos. Es común vincular prosperidad con abundancia material, sin embargo, también tiene mucho de espiritual, porque, por lo general, libera al ser humano de congojas existenciales, le proporciona paz y estabilidad emocional.
Digo “por lo general” porque algunos amasan una riqueza material nada despreciable, pero no gozan de prosperidad emocional ni espiritual. Estas personas no se sienten afortunadas. Son las que, más que disfrutar lo que tienen, padecen lo que no tienen. Una persona no próspera, económica o espiritualmente, es un ser frágil en medio de una sociedad moderna, exigente, tecnificada y dominada por las leyes del mercado.
El feng shui, un antiguo sistema filosófico chino de origen taoísta, afirma que la prosperidad está vinculada con el ordenamiento del entorno físico. Es muy acertado ese criterio, pero para poder ordenar el entorno físico es imprescindible primero organizar ideas y propósitos.
Comparto siete puntos que pueden ayudar a alcanzar la prosperidad: Continuar leyendo