El pueblo argentino se expresó en las PASO, planteando una voluntad mayoritaria de cambio. Votó por un mejoramiento de las condiciones de vida, creyendo en distintos candidatos que así lo plantearon en sus campañas. Pero esa genérica vocación de cambio que surgió de las urnas abre un gran debate sobre qué camino político debe tomar nuestro país, pensando en la sucesión presidencial del 2015. Nosotros creemos que no todo es lo mismo. Las principales fuerzas de la oposición en nuestra ciudad (tanto el UNEN de Elisa Carrió y la UCR como el PRO de Macri y Michetti) plantean salidas regresivas a la década kirchnerista, y en consecuencia sería un verdadero retroceso que accedieran al poder político.
Ellos critican la gestión oficial de los trenes, de Aerolíneas y del petróleo, pero proponen volver al esquema de privatizaciones en lugar de una gestión pública transparente, eficiente y democrática. Hablan de bajar la inflación que golpea nuestros bolsillos, pero su respuesta son las políticas de ajuste fiscal, en lugar de controlar la rentabilidad de las grandes empresas. Cuestionan la política oficial sobre la deuda externa, pero en lugar de impulsar una revisión del origen fraudulento y la legitimidad de la misma, promueven la vuelta del endeudamiento externo.