El martes se publicó y difundió un nuevo Índice de Libertad Económica elaborado por la fundación Heritage en conjunto con el diario Wall Street Journal de los Estados Unidos. En el Índice 2014 (que considera la segunda mitad de 2012 y la primera de 2013) la Argentina se ubicó en el puesto 166, cayendo 6 puntos respecto de la edición anterior.
Según Heritage, la libertad económica es “el derecho fundamental de todo ser humano de controlar su propio trabajo y propiedad. En una sociedad económicamente libre, los individuos son libres de trabajar, producir, consumir e invertir en todo lo que quieran”. En este sentido, el índice mide algunos conceptos que intentaremos poner en términos sencillos:
Imperio de la ley (derechos de propiedad y corrupción): supongamos que una persona, llamémosle Juan, quiere comenzar un emprendimiento. A Juan le será más fácil hacerlo si el gobierno no pone excesivas trabas burocráticas. Por otro lado, una vez comenzado el emprendimiento, Juan será más libre si no corre riesgo de sufrir expropiaciones o si el gobierno le deja comprar y vender a quien quiera y a los precios que desee. Por otro lado, si Juan tiene que pasar por un sinfín de “peajes y colaboraciones extras” para “aceitar trámites”, por ejemplo, el uso de su propiedad y trabajo se verá restringido, y su moral, dañada.