Es un hecho que el mundo está cambiando y que lo hace a un ritmo vertiginoso. Nos enfrentaremos en el mediano plazo a grandes transformaciones derivadas de las nuevas formas de comunicación, energía, transporte y logística, que están poniendo en marcha lo que algunos economistas llaman “una tercera revolución industrial” y que derivará en una infraestructura inteligente e integrada en una red mundial.
Con ese horizonte a la vista, Argentina se encuentra frente a la enorme oportunidad de posicionarse como uno de los centros generadores de conocimiento, ciencia e investigación y entrar así en la etapa del desarrollo, fundada en inversión y productividad.
De cara a la próxima década, el país debe impulsar e invertir en el conocimiento, como factor clave y específico que permite transformar insumos en bienes y servicios con alto valor agregado. Continuar leyendo