Si analizamos el comportamiento del sistema tributario argentino durante la última década, uno de los primeros aspectos a ser destacado es el crecimiento sostenido que ha experimentado la capacidad recaudatoria del Estado en los últimos años de la década del 90, los recursos tributarios recaudados por el Estado Nacional representaban alrededor del 17% del Producto Bruto Interno (PBI), para 2012 la recaudación nacional representó algo más del 31%. Esta importante mejora en el desempeño recaudador permitió exhibir una mayor solvencia fiscal, lo que posibilitó, a su vez, el financiamiento de programas y políticas públicas orientadas la inclusión social y la mejora en la distribución del ingreso (Asignación Universal por Hijo, Conectar Igualdad, Ley de Movilidad Jubilatoria, entre otras).
Por otra parte, sin dejar de lado las mejoras en cuanto a la administración tributaria de la AFIP, esta mayor capacidad recaudatoria se explica en gran medida por la dinámica de los impuestos que impactan en los sujetos económicos que presentan una mayor capacidad contributiva (impuestos progresivos). En este sentido, mientras que en 1997, la recaudación por impuestos al consumo (fundamentalmente el IVA y los Impuestos Internos) representaba el 40% del total recaudado, para 2012 lo percibido por dichos impuestos llegó a un 28%. En contraposición, los derechos de exportación y el impuesto a las ganancias ampliaron su participación en la estructura tributaria, dotando de una mayor progresividad al sistema.