Desde 1983 a la fecha en Entre Ríos el poder se dirime entre dos partidos políticos: peronismo y radicalismo.
Es que desde el regreso de la democracia hasta el día de hoy, siempre se ha pensado en términos binarios en la política entrerriana. Y aclaro “política”, porque el ingreso de Alfredo De Angeli a la “cancha grande” (expresión que él mismo utiliza) ha dejado al descubierto una realidad insoslayable: la gente no decide por partidos, sino por personas, por ideas y por valores. Lo propio también quedó demostrado en Córdoba y Santa Fe, donde “la coneja” Baldassi y Miguel del Sel respectivamente se impusieron ante un devaluado Frente para la Victoria. No lo hicieron con grandes estructuras, ni levantando banderas centenarias, lo consiguieron rompiendo con los moldes tradicionales.
Pero el ejemplo más paradigmático es quizás el de De Angeli, quien se mostró tal cual es, y expresó de forma clara sus ideas: él busca llegar al Senado para -entre otras muchas cosas- defender el federalismo, luchar para que se respete la coparticipación y trabajar para que la asignación universal por hijo sea realmente universal y no una herramienta de coacción electoral.