Por: Jesús Acevedo
Desde 1983 a la fecha en Entre Ríos el poder se dirime entre dos partidos políticos: peronismo y radicalismo.
Es que desde el regreso de la democracia hasta el día de hoy, siempre se ha pensado en términos binarios en la política entrerriana. Y aclaro “política”, porque el ingreso de Alfredo De Angeli a la “cancha grande” (expresión que él mismo utiliza) ha dejado al descubierto una realidad insoslayable: la gente no decide por partidos, sino por personas, por ideas y por valores. Lo propio también quedó demostrado en Córdoba y Santa Fe, donde “la coneja” Baldassi y Miguel del Sel respectivamente se impusieron ante un devaluado Frente para la Victoria. No lo hicieron con grandes estructuras, ni levantando banderas centenarias, lo consiguieron rompiendo con los moldes tradicionales.
Pero el ejemplo más paradigmático es quizás el de De Angeli, quien se mostró tal cual es, y expresó de forma clara sus ideas: él busca llegar al Senado para -entre otras muchas cosas- defender el federalismo, luchar para que se respete la coparticipación y trabajar para que la asignación universal por hijo sea realmente universal y no una herramienta de coacción electoral.
Sus ideas son las mismas que profesó toda su vida, por eso este candidato es la versión original de aquel luchador rural que se plantó en defensa de un sector, cuando se lo quisieron llevar por delante. Simplemente que ahora ha decidido dar un paso más, y trabajar para todos los entrerrianos en su conjunto. “Los pingos se ven en la cancha, y yo quiero jugar en esa cancha”, afirma constantemente.
Pero no solamente sigue siendo en esencia aquel guerrero, sino que también sostiene el concepto de originalidad a la hora de encarar su campaña. No pierde un segundo en descalificar a sus oponentes, ni tampoco en contestar agravios infundados -muchos de ellos producto del aparato propagandístico que responde al gobierno provincial-.
Por el contrario, dedica toda su energía en recorrer, escuchar y tomar nota de los problemas. No promete, sino que sólo se compromete a trabajar por todos los entrerrianos.
Pero más importante de todo esto, y quizás la nota distintiva que hace al título del artículo, es que De Angeli decidió romper con la lógica esquemática bipartidista, y decidió también ser original en la conformación de la estructura para encarar este nuevo desafío: ni radical ni peronista, simplemente decidió ir acompañado de gente con experiencia que se animó a armar algo nuevo -como el caso de Cristina Cremer de Busti- y con personas que jamás habían hecho política, pero entendieron que si se involucraban iban a poder aportar su granito de arena para poder vivir en una provincia mejor.
Que un solo personaje pueda englobar esta ruptura con el sistema político tradicional ha significado una verdadera revolución en la provincia de Entre Ríos. No es necesario creer esta afirmación, sino que basta con remitirse a los resultados electorales para entender que este fenómeno encarna un cambio en la forma de entender la política.
Por primera vez en 30 años se rompe un molde, y el motivo de la ruptura es la originalidad, que encarna Alfredo… el original.