Primero me sacude la noticia de que la presidente sufriría de un cuadro de enfermedad, que sin revestir demasiada gravedad, la obligaría a un reposo de alrededor de 30 días. Más me confundo al día siguiente, cuando se anuncia la necesidad de someterla a una operación de urgencia para paliar el cuadro que el día anterior no revestía ninguna gravedad. Dos sentencias muy contradictorias entre sí, que me hacen reflexionar sobre quién tiene a su cargo la salud de nuestra presidente.
Todavía perplejo por la conmocionante noticia -que cobra mayor dramatismo aún en tiempos de elecciones como el que estamos transitando-, me detengo en la noticia que advierte sobre el pedido que desde el gobierno se le habría efectuado al vicepresidente, para que interrumpa sus paseos en motos por Brasil, y regrese al país para hacerse cargo del gobierno, de acuerdo a lo que manda nuestra Constitución.