La premisa de la década: cuidar y justificar al delincuente

Daría la sensación que lo que se buscó durante la gestión de los Kirchner fue garantizar la seguridad jurídica de los delincuentes. Ellos fueron la prioridad durante toda esta década. No se persiguió nunca desalentar sus conductas, mucho menos castigarlas. Por el contrario, se modificaron leyes y códigos para alivianar o directamente eliminar sanciones.

Se impuso como la obligación de encontrar siempre una justificación a la conducta ilícita. En contraposición, se hizo evidente el desprecio a la persona y a los derechos de las víctimas. Para estos últimos, la situación fue muy distinta: se los condenó a soportar y sufrir el castigo que implica la falta de respuesta del Estado y la falta de sanción al delincuente.

Para las víctimas, la otra cara de la moneda, solo inseguridad jurídica. Fueron dejados expuestos y abandonados a su suerte. No solo sin protección, sino mostrándoles que estaba a favor y preocupado por los derechos de los delincuentes por sobre el de las víctimas.

Una vez mas, el absurdo como regla; el mundo del revés. A quienes el Estado debió garantizar la seguridad jurídica que debiera emerger de sus leyes, solo les generó inseguridad e incertidumbre. A quienes debió desalentar en el accionar ilícito, por el contrario les ofreció garantías y seguridad jurídica. Los derechos para el delincuente, la inseguridad para las víctimas.

Como para coronar esta situación de inseguridad que vive el ciudadano común y honesto, la grieta que ha generado en el seno del Poder Judicial. Enfrentamiento entre fiscales y jueces que a nadie pasa desapercibido, y que por cierto afecta a todos. Hoy la suerte de una causa pareciera estar echada, según en que juez o fiscal recaiga. Imposible hablar de seguridad jurídica en esas condiciones.

Asistimos impávidos en causas de la entidad de la denuncia y muerte del fiscal Nisman, a un claro enfrentamiento entre jueces y fiscales, donde se dicen de todo de un lado y de otro; incluso contra la persona del fiscal muerto. Resultante natural de este desmadre, al final del día, las causas no avanzan y los únicos que se benefician son los responsables de los delitos que no se investigan.

Nunca antes el país vivió una situación así. Nunca antes tanta inseguridad jurídica para el ciudadano de bien. Nunca antes, tanta seguridad jurídica para los delincuentes. Definitivamente, algo anda mal.

Scioli, muy lejos de Sarmiento

Sarmiento decía que “el poder, la riqueza y la fuerza de una Nación dependen de la capacidad industrial, moral e intelectual de los individuos que la componen. Y la educación pública no debía tener otro fin que el aumentar esta fuerza de producción, de acción y de dirección, aumentando cada vez más el número de individuos que las posean”. Evidentemente, el Gobernador de la Provincia, Daniel Scioli, opina todo lo contrario. Parece empecinado en destruir la capacidad industrial, moral e intelectual de los bonaerenses. No es ninguna novedad que año tras año, nuestros chicos tienen cada vez menos días de clases. Cada inicio de ciclo lectivo es un suplicio para padres y alumnos; se pierden días y días de clases, porque el Gobernador, en lugar de consensuar antes con los maestros, espera hasta último momento, a sabiendas de que hasta que no arreglen salarios las clases no comienzan. Se ve que la educación no es prioridad para este Gobernador. La disminución de los cupos alimentarios impuesta por su administración, que puso en una situación muy grave a los comedores escolares de la provincia de Buenos Aires, pareciera ratificar esta conclusión. Dicho recorte, afectó al 30% de los chicos que recibían este beneficio, que traducido en números significa que dejó fuera del sistema a 500 mil chicos. Hubo que recurrir la medida judicialmente. Continuar leyendo