Por: Jesús Cariglino
Sarmiento decía que “el poder, la riqueza y la fuerza de una Nación dependen de la capacidad industrial, moral e intelectual de los individuos que la componen. Y la educación pública no debía tener otro fin que el aumentar esta fuerza de producción, de acción y de dirección, aumentando cada vez más el número de individuos que las posean”. Evidentemente, el Gobernador de la Provincia, Daniel Scioli, opina todo lo contrario. Parece empecinado en destruir la capacidad industrial, moral e intelectual de los bonaerenses. No es ninguna novedad que año tras año, nuestros chicos tienen cada vez menos días de clases. Cada inicio de ciclo lectivo es un suplicio para padres y alumnos; se pierden días y días de clases, porque el Gobernador, en lugar de consensuar antes con los maestros, espera hasta último momento, a sabiendas de que hasta que no arreglen salarios las clases no comienzan. Se ve que la educación no es prioridad para este Gobernador. La disminución de los cupos alimentarios impuesta por su administración, que puso en una situación muy grave a los comedores escolares de la provincia de Buenos Aires, pareciera ratificar esta conclusión. Dicho recorte, afectó al 30% de los chicos que recibían este beneficio, que traducido en números significa que dejó fuera del sistema a 500 mil chicos. Hubo que recurrir la medida judicialmente.
La situación de la educación en la Provincia es verdaderamente grave, y desde la Gobernación, al igual que lo que sucede con la seguridad o la salud, se desentienden y dejan a Municipios e individuos librados a su suerte. En materia de salud, los Municipios podemos desenvolvernos localmente, y plantear nuestra propia respuesta. Tal lo que hemos hecho en Malvinas Argentinas, desarrollando un Polo de Salud de excelencia para ocuparnos de la salud de nuestros vecinos y suplir así la ineficiencia provincial. La falta de respuesta de la Provincia en este sentido, vale la pena decirlo, hizo y hace sin embargo que vecinos de otras muchas localidades vengan a atenderse y pedir respuesta en Malvinas Argentinas. En seguridad, venimos reclamando desde hace ya mucho tiempo que se nos autorice a crear las Policías Municipales, con el resultado que ya todos conocen. La Provincia no brinda seguridad, pero tampoco habilita que la brindemos nosotros. Pese a ello, los Intendentes hacemos el esfuerzo de aportar recursos que debieran destinarse para otros servicios, para comprar patrulleros y pagar combustible y adicionales, para palear un poco la situación.
Pero donde no podemos definitivamente sortear el impedimento legal es en materia de educación. Allí los municipios no tenemos ninguna posibilidad de inmiscuirnos, a no ser para dar solución material al estado físico y desastroso de las escuelas. Pero hasta allí podemos llegar. En materia de planes y organización, nos está vedada toda intervención. Es público que nuestro país se ubicó entre los últimos puestos en el ranking mundial de educación, en las pasadas pruebas PISA. Entre todos los países que participaron, que representan a más del 80 % de la población mundial, la Argentina quedó 59° sobre 65 países. Bien al fondo. Alli se evaluaron los conocimientos de matemática, lengua y ciencias de alumnos de 15 años.
Otra mala nota para la Argentina en educación la dio un estudio de la Unesco sobre escritura; en un ranking de 16 países, nuestro país quedó ubicado detrás de Cuba, Uruguay y Chile. De cada 10 alumnos, entre 7 y 9 “presentaron escritos que dificultaron su desciframiento” en caligrafía. Según un informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano, son varias las cuestiones que hacen que sea muy baja la calidad educativa en ese sector de Buenos Aires: menos graduados del secundario, muy pocos establecimientos de jornada doble, las peores evaluaciones de calidad y la emigración de estudiantes desde colegios públicos a los privados, entre otros.
Pero como si todo esto fuera poco, la última novedad de Daniel Scioli, es haber dispuesto el fin de los aplazos en la Provincia. A diferencia de lo que pensaba Albert Einstein, en cuanto a “nunca considerar el estudio como una obligación sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”, para el gobernador, estudiar pareciera ser una carga que estigmatiza. En lugar de nivelar para arriba e incentivar la competencia y la exigencia que lleven a la excelencia, el Gobernador propone eliminar los premios y castigos una vez más. Ya no importa esforzarse ni estudiar. El abanderado ya no será el de mejor promedio, sino vaya a saber quién. Quizás el que sea mas afin a la Cámpora o el que demuestre ser mas militante. Bajo el falso argumento de que se estigmatiza al aplazado, se acabaron los aplazados. La educación ya no importa, ni es lo relevante. Tampoco importa la ventaja que se les da a los niños de otros paises respecto de los del nuestro con esta política de “exclusión”. Que lo sufran mañana. Hoy lo importante es garantizarles que pasen de grado, para generar falsas estadísticas. Desechemos educarlos en el esfuerzo y la competencia. Olvidemos las enseñanzas de Sarmiento, “si no hubiera dificultades, no habría éxitos”. En todo caso, sigamos garantizándoles ignorancia, subsidios y planes. Total, mientras no se eduquen, no exigirán, y cuanto más ignorantes, mas dóciles.