Caminando por la calle pasamos junto a una tienda de ropa que nos gusta mucho. La remera de la vidriera nos llama la atención. “¿La tendrán en mi talle?”. Antes hubiéramos entrado a preguntar. Ahora, con solo apuntar nuestro celular, podemos recibir una enorme cantidad de información y saber no solamente que dicha prenda efectivamente está disponible en nuestro talle, sino también en qué colores, qué descuento tenemos en este local y qué otros artículos podrían interesarnos de acuerdo con nuestras últimas adquisiciones. Incluso algunas aplicaciones nos permiten comprobar si la camisa nos queda bien sin tener que probárnosla. Bienvenidos al mundo de la realidad aumentada.
En los últimos cinco años, con el auge de los nuevos dispositivos móviles y el avance de la web cada vez más inmersiva, comenzó a utilizarse el término realidad aumentada (RA) para referirse a las tecnologías que permiten incorporar al mundo real elementos del mundo virtual (ya sean etiquetas, videos, mapas, información adicional a la disponible a simple vista), enriqueciendo por lo tanto la percepción humana. A diferencia de la realidad virtual, que crea un mundo nuevo que está aislado del real, la RA implica una interacción entre la información física y la tecnología.
En la actualidad, los dispositivos que nos permiten acceder a la RA son económicos y están al alcance de una gran mayoría de la población. Se trata principalmente de los smartphones, que -gracias a diversas aplicaciones y tecnologías- nos posibilitan acceder a las diferentes capas de información no disponibles mediante nuestros cinco sentidos. Por ejemplo, al llegar a un bar podemos saber, con solo enfocar el lugar con una pantalla inteligente, si alguno de nuestros contactos de determinada red social está allí, cuáles son las bebidas que se sirven, qué recomendaciones de la barra han hecho usuarios anteriores e incluso si alguien del lugar sería potencialmente compatible con nosotros como pareja. Continuar leyendo