El gobierno nacional sufrió una derrota importante en las elecciones legislativas. Más allá de que siga conservando cierta mayoría en las cámaras y siga siendo la primera minoría electoral, perdió más de 4 millones de votos del 2011 a esta parte. El contenido del voto fue contra la inflación y la inseguridad -que cada vez más afecta a los sectores más empobrecidos- y contra la precarización laboral, de la mano con el débil crecimiento de la economía. A los aumentos salariales de la primera mitad del año se los devora la inflación. Este problema afecta a la mayoría de la población. No se puede negar el carácter de voto castigo.
El caso de Massa es emblemático. Cuestiona al gobierno por la seguridad y la inflación, se vende como peronista, tiene un poderoso aparato y Clarín lo infló de manera escandalosa. Que mucha gente haya elegido a Massa para castigar al gobierno es bastante natural. Aglutinó el voto pragmático con el de contenido ideológico neoliberal, a lo que se sumó su peronismo. El caso de Macri en la CABA es parecido aunque él no es peronista. Pero también es cierto que la identidad peronista es débil en la CABA. Es claro que Macri no se vende como antiperonista, seguramente pensando en su proyección presidencial.