El déficit y las previsiones

Varios colegas de éstas y otras páginas, entre ellos Leo Zuckermann y Juan Pardinas, han manifestado sus dudas sobre las implicaciones de la legislación fiscal recién aprobada. El tema que suscita dudas se refiere al tamaño del déficit previsto para el año entrante, contrapartida ideológica si no financiera de la alianza del gobierno y del PRD para encaminar el paquete de cambios al esquema fiscal hoy vigente. Digo ideológica porque me da la impresión de que al PRD le interesa más la idea del déficit que sus números, y que al gobierno le atrae más la idea de una llamada “Reforma Hacendaria” que su contenido.

En mi versión, el problema radica en las consecuencias para el año entrante y en su caso para 2015, de una evolución aleatoria de las cuentas del gobierno. Ya he apuntado en estas líneas hace unas semanas que per se no me preocupa en exceso un año de déficit, ni me parece que 4,1%, en sí mismo, represente un nivel de endeudamiento excesivo para un solo año. Señalé que sólo me preguntaba si un déficit anunciado de esa magnitud no reflejaba en el fondo un relativo pesimismo del gobierno sobre el crecimiento del año entrante. Es decir que sólo recurriría a un gasto tan superior a los ingresos previstos si realmente pensara que en ausencia de un esquema contracíclico de esas dimensiones la economía seguiría estancada en 2014, o generando una expansión reducida. Pero este es sólo el primer motivo de mi escepticismo.

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Golpe de timón

Esta última ha sido una pésima semana para los habitantes del Distrito Federal, para su gobierno, tal vez para la educación nacional, y sin mayor duda para el gobierno de Enrique Peña Nieto. Los capitalinos padecimos los bloqueos, plantones, vandalismo y demás fechorías de los maestros reales y menos reales, pero el gobierno de EPN fue víctima de un fuego cruzado, ciertamente no amigo. Cuauhtémoc Cárdenas manifestó su tajante oposición a la reforma energética, el PRD se negó a aprobar la Ley del Servicio Profesional Docente, se revisó a la baja, a 1.8%, la previsión de crecimiento del PIB de este año, y se mostró una sorprendente falta de coordinación entre distintas dependencias en todo este sainete. Y por último, apenas ayer, el gobierno canceló la visita de EPN a Turquía y, ojalá, recorte su asistencia a la Cumbre del G-20 en San Petersburgo. Puede uno especular ad infinitum sobre las causas que llevaron al gobierno a encontrarse en una situación tan adversa en tan poco tiempo, pero tal vez resulte más interesante preguntarse qué hacer para salir de este callejón que tiene… salidas.

Hay motivos para pensar que la decisión de posponer la discusión y la votación de la Ley del Servicio Profesional Docente en la Cámara de Diputados fue tomada por EPN, e impuesta al liderazgo priísta en la Cámara baja, para mantener en vida un pacto por México agonizante. Hay razones para pensar que se decidió a última hora quizás dejar fuera de la reforma energética los contratos de producción compartida y las concesiones para mantener a bordo a Cuauhtémoc Cárdenas, quien no sólo no se dejó, sino que lanzó una cruzada tan hábil como eficaz contra el impacto posible de dicha reforma. Y es probable que el gobierno federal no ejerza mayor presión sobre el jefe de Gobierno del Distrito Federal, para que desaloje/reprima/contenga/infiltre las actividades de la CNTE en la capital, para no violentar la relación con Miguel Ángel Mancera, aliado clave de EPN y pilar del pacto.

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Pay publicitario, viagra y genomma

En la larga discusión sobre las ventajas e inconvenientes de una tercera cadena de televisión, las televisoras existentes esgrimían la tesis de que tal medida las debilitaría sin mejorar la calidad de los contenidos o la cobertura de los noticieros. Aunque las televisoras ya no se oponen al surgimiento de alternativas, el argumento no carecía de cierta razón. El problema es que el pastel publicitario en México no sólo es pequeño; ha permanecido estancado de tiempo atrás. De acuerdo con CICOM, en 2011 la publicidad total en televisión abierta y restringida en México era de 3 mil 82 mdd, una cifra irrisoria en relación con el tamaño de la economía mexicana (en 2011, un PIB 1.72 billones de dólares castellanos) o en relación con otros países: el pastel equivalente alcanzó 9 mil 600 mdd en Brasil, ciertamente un país con 50% más de habitantes, pero con un PIB per cápita casi 20% inferior al nuestro. Si nos vamos al conjunto de la publicidad, incluyendo televisión, revistas, radio, e internet, la inversión per cápita en México fue de 38 dlls, de 70 en Brasil y 80 en Argentina.

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