El fiscal Ricardo Sáenz emitió un enjundioso e impecable dictamen en el que postula como probable la hipótesis del homicidio de Alberto Nisman y solicita el pase de las actuaciones a la Justicia federal, en virtud de las circunstancias que rodearon su muerte, producida pocos días después de denunciar a la Presidente de la nación y a otras autoridades nacionales.
En su minucioso análisis del expediente, Sáenz destaca que nada en la conducta ni el estado de ánimo de Nisman en los días previos a su muerte indicaba la posibilidad de que pensara quitarse la vida. Al contrario, es pública y notoria la actividad que desplegó desde que volvió de su viaje a Europa y decidió interponer la denuncia.
Cuestiones criminológicas como la localización del disparo también abonan con fuerza de convicción esa hipótesis, del mismo modo que declaraciones testimoniales que dan cuenta de que el cuerpo habría sido movido del lugar en el que estaba al momento del fallecimiento. La falta de vestigios del disparo en manos de la víctima es, asimismo, un elemento que consolida esa sospecha.
Por otra parte, la ausencia de huellas en el departamento de otras personas que estuvieron en el lugar en los días previos a la muerte indicaría que el departamento fue limpiado para ocultar las huellas del asesino. Continuar leyendo