El lunes 15 de febrero, el presidente Mauricio Macri, sin previo aviso, recorrió por la mañana, junto al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el ministro de Justicia de la nación, Germán Garavano, las instalaciones del Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos, en el predio que ocupara la ESMA. En ese lugar, participó, además, de la reunión de gabinete del Ministerio de Justicia. Increíblemente, esa visita fue duramente reprochada por dirigentes kirchneristas y de izquierda.
Así, entre otros, Gabriela Cerruti habló de marketing y sostuvo que no podría estar allí Macri por sus vinculaciones con la dictadura. Myriam Bregman, del Frente de Izquierda de los Trabajadores, dijo que Macri quería convertir a la ESMA en un monumento a la reconciliación y “volver a imponer la nefasta teoría de los dos demonios”.
Cynthia García, la desopilante panelista de 678, lo acusó de haber ido y no pedir perdón ni generar un hecho político. Estela de Carlotto, por su parte, dijo que la visita hirió su sensibilidad, como si ella fuera la dueña del predio donde funcionaba la ESMA.
Todo se entronca en una premisa que ya hemos comentado y sobre la que será necesario volver muchas veces: que el Gobierno de Macri es ilegítimo, pese a haber sido elegido limpiamente por la mayoría de los argentinos. Continuar leyendo