Es facilísimo. No hay que romperse la cabeza. Lo único que tienen que hacer los republicanos en la Cámara de Diputados es votar en contra de la reforma migratoria o boicotear el proceso. Es todo. Con eso basta para que su candidato –el que sea– pierda las elecciones presidenciales en Estados Unidos en 2016.
A veces parecería que los congresistas republicanos están siguiendo al pie de la letra un plan ideado por su peor enemigo y que consiste en atacar e insultar al grupo político de más rápido crecimiento en el país: los hispanos.