La sobre emisión anticipa más inflación a fin de año

El Banco Central informó que al 21 de julio pasado la Base Monetaria (billetes y monedas en poder del público, depósitos a la vista y cheques cancelatorios) sumaba un monto récord de 531.382 millones de pesos. En apenas tres semanas de julio el indicador creció un 10,1% desde el cierre de junio, en 482.719 millones de pesos.

La expansión de los pesos en la economía está alcanzando en las últimas semanas un nivel sin precedentes, con un ritmo de incremento interanual de 39,6% si se lo compara con los datos del 23 de julio del año pasado ($394.680 millones).

La inflación tiene múltiples causas, pero es la emisión de moneda sin respaldo el principal cimiento para que aumenten los precios en forma generalizada y esta expansión es promovida por el Gobierno para financiar el déficit de las cuentas públicas.

Es habitual una correlación entre el aumento de la Base Monetaria y la tasa de inflación. En una comparación interanual, el incremento de la Base Monetaria al cierre del primer semestre fue de un 30%, desde los $370.611 millones del 30 de junio de 2014 a los $482.719 millones en 2015. La inflación acumulada en doce meses fue de 27,9% hasta junio último, según promedió el índice “Congreso”.

Por ese motivo, mantener el ritmo de expansión de la Base Monetaria en torno a 40% anual dará un fuerte impulso a la inflación hacia fin de año, más si se tiene en cuenta que el déficit fiscal se multiplica por cuatro este año respecto a 2014 y no hay alternativas financieras suficientes para cubrirlo.

El incentivo al consumo con una importante inyección de liquidez es un propósito del Gobierno de cara a las elecciones presidenciales. El 10% de aumento de la base monetaria en el corriente julio es sólo superado por el alza de 12% de diciembre de 2014. El último mes del año es el que mayor demanda de pesos registra por las necesidades de pago de salarios, medio aguinaldo, cierre de balances y pagos de bonos empresarios, y por estacionalidad exige mayor emisión monetaria. Este año electoral apuró los tiempos y diciembre se adelantó a julio.

Menos esterilización, más inflación

El Banco Central utiliza la emisión de deuda “cuasi fiscal”, las LEBAC, para “esterilizar” la liquidez de la economía. No es un instrumento neutro, pues al tomar pesos del mercado se compromete a pagar una tasa de interés cercana al 30% al vencimiento, pero permite que la expansión monetaria no se cristalice plenamente en inflación, al menos en lo inmediato.

En 2014 la emisión de letras fue crucial para evitar una espiralización inflacionaria: el crecimiento de la Base Monetaria se redujo a un 22,6% anual (de 377.196,5 a 462.564,5 millones de pesos) debido a que la deuda de la entidad trepó 155% (de 110.546,6 a 282.135,2 millones). El resultado fue que la inflación anualizada (38,5% según el índice Congreso, un 37,6% según el sitio Inflación Verdadera) se desaceleró sensiblemente hasta quedar debajo del 30% anual en el transcurso de 2015. Los números de julio dan señales claras de que esta tendencia se está revirtiendo.

Para no causar un deterioro mayor en la hoja de balance del Central, este año el Tesoro empezó a contribuir al financiamiento de su propio déficit, con la colocación de bonos en pesos. Y el BCRA aflojó con la licitación de LEBAC. En los últimos cuatro meses se tomaron $42.200 millones en Bonos del Tesoro Nacional (BONAC) y la deuda del Central subió desde enero un 22% o $64.446,8 millones, a 346.582 millones de pesos.

Una diferencia principal es que los pesos absorbidos a través de BONAC regresan al mercado en pocos días, pues son utilizados para cubrir gastos corrientes, por lo tanto no surten el efecto antiinflacionario de las LEBAC. Apenas sirven para el financiamiento del Tesoro en el corto plazo.

Un baño de realidad para el mercado financiero

A tres meses de las elecciones presidenciales nadie puede anticipar un resultado. Analistas políticos, encuestadores y los propios candidatos conviven con el error de cálculo y la falta de certezas y, del mismo modo, los indicadores bursátiles reaccionan con una vehemencia proporcional al inasible humor de los votantes.

Es habitual que en el mercado financiero ganen más aquellos que mejor anticipan los acontecimientos. Los más arriesgados, que confían en un inminente cambio de ciclo en 2016, impulsaron el nítido avance de 36% del índice Merval en el primer semestre, un porcentaje de ganancias que multiplica por tres la inflación minorista del período y que medido por el “contado con liquidación” significa una ganancia de 25% en dólares.

La Bolsa ofició como refugio de valor en el año electoral, debido a que frente a un mercado de cambios restringido por los controles oficiales, las acciones asomaron como alternativa para defenderse de la ofensiva inflacionaria. Con enormes desequilibrios macroeconómicos, default selectivo y un PBI que no da señales de crecimiento, las compañías argentinas fueron aún excelente negocio en términos financieros, a la sombra de las expectativas de cambio que se depositaron en una eventual política “correctiva” del sucesor de Cristina Kirchner.

Pero el domingo la victoria mínima del PRO en la ciudad de Buenos Aires volvió a poner en debate si los precios alcanzados por los activos reflejan sobrecompra, y si contemplan la realidad de la economía y la política nacional, ahora con la campaña presidencial a pleno. El trasfondo de este debate es, en definitiva, la magnitud del cambio que está dispuesta a convalidar la ciudadanía con su voto el 25 de octubre, que con los últimos resultados aparenta ser más moderada y cautelosa que lo anticipado por los traders y los consultores.

Es difícil que se replique el clima de euforia de abril, cuando el Merval medido en dólares llegó a alcanzar el récord histórico de los 1.000 puntos (sobre 12.400 puntos en pesos, con un “contado con liqui” ligeramente debajo de los $12). El retroceso de 3,2% del Merval este lunes (a 11.981 unidades) y el ascenso del 2,1% del dólar implícito ($13,58 para el “liqui”) devaluaron al panel líder hasta los 883 puntos medido en moneda “dura”.

En el exterior se notó ese puntual castigo para los papeles locales. Grupo Galicia, que acumulaba en el año un alza en dólares mayor al 30%, restó de golpe un 4,5% el lunes. YPF perdió 4,3% en la jornada de Wall Street y quedó 7,1% negativo en el año, pues cayó a u$s24,59 desde los u$s26,47 del 31 de diciembre pasado, condicionada por el desplome del crudo y los condimentos locales.

En un año YPF perdió un tercio de su valor bursátil, desde los u$s36,91 por acción del 22 de julio de 2014. El título de la petrolera estatal es el activo nacional por excelencia al representar a la compañía más grande del país, muy líquido en el mercado local y Wall Street, y una tenencia obligada para los fondos de inversión que buscan estar “comprados” en valor argentino.

La otra cara de esta renovada incertidumbre inversora queda explícita en la evolución del dólar. El mencionado “contado con liquidación”, que se obtiene al dividir el precio en pesos de los activos por su cotización en dólares en el exterior, avanzó casi 6% en tres semanas y ahora, a $13,58, está 16,5% más caro que a fin de 2014.

En el circuito formal, con férreo control del Banco Central en la plaza mayorista y de la AFIP para la venta minorista, registra un incremento de 7% en 2015. El monitoreo oficial, que incluye la inyección récord de divisas para atesoramiento, fue un dique de contención para el dólar paralelo. Pero la anestesia para el “blue” está perdiendo eficacia: avanzó más de 2% el lunes y alcanzó su máximo valor del año a 14,55 pesos. Si bien en julio el billete informal subió casi 9%, en lo que va de 2015 apenas suma 3,6% y está lejos igualar la tasa de inflación, por cuanto es factible que le quede recorrido alcista en la medida que se aproximen los comicios más trascendentes para la Argentina en más de 12 años.

La soja se recupera y llega a lo más alto del año

Mientras el Gobierno concentra los esfuerzos en reprimir los movimientos del mercado financiero para posicionarse en dólares, en una apuesta previsible siempre que en la Argentina se acercan las elecciones, desde la economía real el complejo agroindustrial contribuye con fundamentos para calmar las expectativas respecto del necesario ingreso de divisas.

Los reportes sobre demanda global y los informes oficiales en los EEUU sobre estado de los cultivos en el país norteamericano respaldaron la reciente recuperación de cotizaciones para los granos y derivados, principales productos de exportación de la Argentina. Los contratos de la soja en el mercado de Chicago alcanzaron este lunes los u$s375 y u$s383 por tonelada para las entregas en noviembre –la posición más negociada- y en julio, respectivamente.

En un escenario local de atraso cambiario que se suma a la generalizada caída de precios de 2014, el campo efectuó en los últimos meses ventas acotadas. Sin embargo, al comparar las liquidaciones de exportaciones por granos y derivados se observa una desaceleración de dicha caída interanual a un 17%, con ventas externas por u$s11.914,6 millones entre el 2 de enero y el 10 de julio de este año. Esta pérdida de ingresos de divisas había superado el 30% en el primer cuatrimestre.

“En el marcado local los precios de la soja comenzaron a moverse a mayor ritmo, trasladando en mayor proporción la suba (internacional) de la soja. De todas formas estamos lejos de estar en paridad, pero al menos la diferencia se recortó. Ello ocurre porque ya hay menos necesidad de venta de productores y la oferta a 2.000 pesos por tonelada está desapareciendo”, explicó Dante Romano, de Austral Agroperspectivas. En ese valor local incide el precio internacional en dólares, al que se le descuenta el 35% de retenciones que percibe el fisco y se lo multiplica por el tipo de cambio oficial, que le devuelve al productor un valor en pesos por sus ventas que representa la mitad del que perciben en dólares sus competidores en el exterior.

“Los productores están a la expectativa de que haya alguna medida oficial, ya sea reducción de retenciones, aperturas de cupo de exportación o acaso estén esperando que haya una devaluación, que les permita compensar esa baja de precios y recuperar parte de esos ingresos perdidos”, indicó a InfobaeTV el economista Matías Carugati de Management & Fit.

El mercado de granos resistió mejor que el petrolero la sacudida de precios originada por la reciente crisis de Grecia y la volatilidad bursátil en China, pues el barril de crudo cayó 13% en las últimas cuatro semanas. El país asiático es el mayor comprador de soja del mundo y aceleró las importaciones de la oleaginosa al considerar bajas las cotizaciones gracias a la provisión abundante de los países sudamericanos. Las importaciones de junio fueron las más altas de este año: crecieron 26,6% interanual y saltaron 32% respecto de mayo, para poner un tranquilizador piso al mercado. En el primer semestre de 2015 las compras chinas de soja aumentaron un 2,8% interanual.

En un análisis para Agrositio, el experto Manuel Alvarado Ledesma expresa que hay motivos “para un mayor optimismo” debido a la “mayor firmeza” de la plaza internacional de granos, por cuanto “son muy grandes las posibilidades para afirmar que la tendencia bajista ha finalizado”. La calidad de los cultivos norteamericanos en la presente campaña, inferior a la prevista, impulsó dicha reversión. “Frente a un futuro inmediato, con una demanda mundial creciente, la oferta deberá soportar la presión de la primera. Por eso, nos inclinamos a pensar en que hemos empezado a transitar una suave tendencia de precios internacionales en suba. Obviamente, con altibajos”, subraya Alvarado Ledesma.

En el caso del maíz, los contratos para diciembre se recuperaron a u$s177,84 por tonelada, el precio más elevado de 2015 y un 15,8% más que en julio de 2014, cuando ya estaba asimilado el profundo declive de cotizaciones de mediados del año pasado. En el trigo, la posición para septiembre se situó en u$s211,55 por tonelada, un valor que no es el más alto del año, pero es apenas inferior al de julio de 2014 y al de enero de 2015, después de  marcar pisos en mayo.

Estimaciones privadas ubican en unos u$s5.000 millones el valor de la producción del agro remanente de liquidar este año y que se sumará a la cosecha récord de 106 millones de toneladas proyectada para la campaña 2015/2016. De sostenerse los actuales valores de mercado ese stock significará un apreciable alivio de dólares para la complicada situación económica que tendrá que administrar el sucesor de Cristina Kirchner.

Autos y propiedades sacan ventaja del dólar atrasado

El permanente incentivo al consumo interno es una de las bases que sostuvo la política económica de esta segunda gestión de Cristina Kirchner. A la par, el Gobierno estableció un atraso del dólar respecto de la inflación, para desalentar el ahorro en divisas, aún cuando la AFIP liberó en el primer semestre cerca de u$s3.000 millones para atesoramiento. Si hay algún excedente de pesos en los bolsillos, éste se redirecciona hacia la demanda de bienes y servicios, para desprenderse de billetes cuyo poder de compra se pulveriza por la escalada de precios.

Los pesos que se cursan al consumo contribuyeron en los últimos meses a la recuperación en la venta de bienes durables, aquellos que una vez adquiridos pueden ser reutilizados muchas veces y por un tiempo prolongado. Las ventas de autos y viviendas rebotan desde sus niveles más bajos en los últimos cuatro años, la construcción se recupera lentamente, al igual que el ritmo de fabricación de vehículos, en un deslucido fin de ciclo económico luego de 12 años de gobierno kirchnerista, pero lejos de los escenarios de colapso recurrentes durante el último medio siglo.

Desde el punto de vista cambiario, esta política trae consecuencias indeseadas. El dólar en la Argentina es un activo escaso por el “cepo” y bastante estático en cuanto a su precio. Mantener el ritmo de apreciación del dólar por debajo del promedio de la economía implica, por ejemplo, un subsidio a importaciones de las terminales automotrices, como lo es al turismo en el exterior a través del dólar “tarjeta”. Esta salida de divisas de la economía doméstica es suplantada en el corto plazo con mayor endeudamiento en el Banco Central y en el Tesoro nacional.

El BCRA contabiliza en sus reservas internacionales el equivalente en yuanes a casi u$s4.800 millones por los seis tramos del “swap” con el Banco Central chino activados desde octubre de 2014. La deuda pública en moneda extranjera al cierre de 2014 fue de unos u$s75.125 millones, con un aumento de 9,2% ó u$s6.333 millones respecto de los u$s68.792 millones del final de 2013. Si se analiza la deuda pública total (nominada en moneda extranjera y doméstica, interna y externa), subió el año pasado un 9,4% ó u$s19.000 millones, de 202.630 millones a 221.700 millones de dólares.

Se recupera la venta de autos

Comprar un vehículo en la Argentina es una forma de dolarizarse, dado que en más de un 70% las unidades ensambladas en el país están integradas por piezas importadas, y aquellas que vienen de Brasil o más allá del Mercosur tienen escasa participación de autopartes nacionales. Según datos de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), cada vehículo fabricado en el país insumió el año pasado un promedio u$s14.300 por piezas importadas al tipo de cambio oficial.

El incremento de precios de los 0 kilómetro por encima de la inflación es interpretado como una manera de ahorrar a través de la adquisición de un bien. Entre enero de 2014 y enero de 2015, el incremento promedio de precios de los autos nuevos se ubicó en torno al 50%, con una inflación debajo del 40%, según cálculos privados. Con el correr de los meses, ese aumento se trasladó paulatinamente a las unidades usadas.

La Asociación de Concesionarios de Automotores (ACARA) informó que en junio se patentaron 56.315 unidades, un 5,6% más que en el mismo mes de 2014, lo que implicó el primer progreso en un año y medio en ese rubro. De todos modos, al comparar los primeros cinco meses del año se mantiene la caída en un 17% interanual, producto del impacto negativo de la aplicación del impuesto a los autos de alta gama a partir de diciembre de 2013.

A su vez, la Cámara del Comercio Automotor (CCA) informó que en mayo se concretaron 134.802 operaciones de compraventa de vehículos usados, con un incremento interanual del 5,4% y una mejora de 0,6% en el acumulado de los cinco primeros meses del año.

La revitalización del mercado se replica en la producción. La Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA) indicó que el mes pasado se ensamblaron 6,3% más unidades que en junio de 2014. Además, el sexto mes del año se produjeron más de 50 mil vehículos, el número más elevado en el semestre. Lejos está la industria automotriz de una recuperación plena: la producción entre enero y junio fue 12,4% inferior a la del mismo período del año pasado, mientras que las exportaciones cayeron un 22% interanual, pero la incipiente reversión de las últimas semanas no deja de ser un dato alentador.

Inversión en ladrillos

Siguiendo las directrices oficiales de inyectar pesos y atrasar el tipo de cambio, la carrera inflacionaria impulsa las inversiones en la construcción, rubro que permite vender en dólares las viviendas edificadas con costos en pesos, a excepción de los terrenos, que se siguen comercializando preferentemente en divisas.

La actividad de la construcción registró durante mayo un alza del 7,2% en relación a igual mes del año pasado, según el INDEC, que registró una mejora de 6% acumulado para los cinco primeros meses de 2015. Como dato complementario, el despacho de cemento registró en junio de este año un nuevo récord para ese mes, al superar el millón de toneladas, según informó la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland. Se trata de un incremento interanual del 19,1% respecto de junio de 2014, ante el avance de la obra pública, más activa en un año electoral, y también por la dinámica del plan de créditos Pro.Cre.Ar, con tasas inferiores a la inflación real.

Las operaciones de compraventa de inmuebles crecieron 7,9% en mayo respecto del mismo mes de 2014 en el ámbito porteño, en su tercer mes consecutivo de evolución interanual. En la provincia de Buenos Aires el repunte de las ventas de propiedades fue de 18,4% interanual en mayo y en los primeros cinco meses de 2015 acumuló un avance de 26,5 por ciento. Este mercado sigue muy reducido en comparación a las operaciones que se registraban antes de las restricciones al dólar que impuso el Gobierno a fines de 2011, aunque su evolución muestra mejores expectativas por el recambio presidencial y precios en dólares más accesibles, pues los aumentos salariales en el último año (por encima del 20%) también aventajaron a la suba del dólar, tanto oficial como paralelo, en torno al 12% anual.

En este caso, el atraso cambiario impulsa un aumento de precios en los departamentos nuevos por la incidencia del incremento de los costos en pesos. En el ámbito de Capital Federal, el valor promedio del metro cuadrado fue en abril de u$s2.571 según un relevamiento de la UADE, con un ascenso del 7,3% contra igual mes de 2014. Ese encarecimiento no se observó en el valor de las propiedades usadas cotizadas en dólares, que bajaron un 3,2% en un año, a 2.111 dólares en promedio.

La dolarización impulsa una “fiesta” financiera

Es una “fija” en la Argentina: en períodos preelectorales la actividad financiera se inclina en dirección al dólar o activos que respaldan sus cotizaciones en moneda “dura”. Indicio de eso fue el salto del “contado con liquidación”, el precio del dólar derivado de la compra de acciones en pesos en la Bolsa local, para venderlas en el exterior en dólares. El “liqui” concluyó el semestre a $12,87, con un alza de 10,4% respecto de los $11,66 con los que cerró 2014. El dato sobresaliente fue la aceleración de este recorrido alcista en junio, que puede ser un adelanto de la dinámica que tomará hasta fin de año, siempre bajo la influencia de la contienda política por el recambio presidencial. Sólo en el último mes, el “liqui” avanzó 9,6% (desde $11,74 a fin de mayo).

En el contado con liquidación replicó más bien el encarecimiento en pesos de las acciones argentinas en el primer semestre, pues las cotizaciones en dólares mostraron desempeños claramente inferiores. En la Bolsa porteña, YPF gana en 2015 un 12,1% (de $315 a $353); Grupo Galicia, 33% (de $18,50 a $24,60), mientras que Tenaris, con fuerte presencia en el extranjero, cayó 3,6% (de $182 a $175,50), afectada por la devaluación del euro y otras divisas de países donde está instalada la siderúrgica. En Wall Street, YPF acumula ganancias de 3,6% en el año (de u$s26,47 a u$s27,43), Grupo Galicia avanza 18,3% (u$s15,89 a u$s18,79), mientras que Tenaris resta 10,6% (u$s30,21 a u$s27,02).

Prueba de esta “fiesta” financiera que atraviesa el mercado local es el progreso semestral de 35,9% en pesos del panel líder Merval, entre dos y tres veces la tasa de inflación del período.  La misma senda de cobertura dolarizadora se trasladó a la negociación de títulos públicos: en junio la tasa de cambio reflejada en la transacción con bonos saltó 12,9%, desde 11,51 a 13 pesos. En primer semestre el llamado dólar MEP (Medio Electrónico de Pagos) ganó un modesto 5,3%, similar al 6,3% que avanzó el dólar oficial, según su cotización mayorista (de $8,5525 a $9,0875).

El Boden 2015, la emisión en dólares que vence el 3 de octubre próximo, trepó 12,8% en junio y fue el título que más negocios concentró en la Bolsa y el Mercado Abierto Electrónico (MAE). Y aún en default “selectivo” desde hace un año, el Discount en dólares con ley de Nueva York acumula una suba de 25% desde el cierre de 2014.

En junio también destacó la ganancia de 5,6% para el dólar “blue”, desde $12,65 a $13,40, aunque en el recorrido de 2015 la divisa informal pierde 4,5% y es una mala inversión. La explicación de esta baja es la opción de los ahorristas por los dólares para atesoramiento que la AFIP autoriza este año con más generosidad que en 2014. En junio la venta de dólar “ahorro” fue récord, por u$s512 millones, mientras que en el primer semestre acumuló u$s2.856 millones, casi lo mismo que en todo 2014 (u$s2.965 millones). Si se le suma el concepto “turismo”, el público minorista captó desde enero último más de 3.000 millones de dólares.

Más divisas por deuda y rebote de los granos

Atenuó la presión sobre la tasa de cambio la mejora en el nivel de reservas internacionales del Banco Central, que contabilizan u$s33.836 millones, unos 553 millones más que el cierre de mayo, con un crecimiento de u$s2.403 millones en lo que va de 2015. La recuperación de reservas se debió al endeudamiento en moneda extranjera encarado por el Tesoro nacional e importantes distritos como la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; también por los yuanes que ingresaron a las arcas del BCRA por el “swap” con China, la colocación de bonos en dólares de YPF e inversiones extranjeras, como las que realizan las empresas de telecomunicaciones para la incorporación de la tecnología 4G. Sin embargo, no puede soslayarse el pago por u$s6.300 millones del Boden 2015 que se efectuará poco antes de las elecciones presidenciales y que impactará en el activo de la entidad monetaria.

Otro factor que contribuye a serenar la ansiedad por los dólares es la mejora en el precio de los granos y sus derivados industriales, los principales productos de exportación de la Argentina, que significan la tercera parte de las ventas externas del país y son una fuente genuina de divisas.

En junio la soja se disparó en el mercado internacional un 11%; el trigo, 29%, y el maíz, 20 por ciento. Si bien los precios actuales, que en el caso de la oleaginosa se ubican en torno a los u$s380 por tonelada, son sensiblemente inferiores a los de 2014, ya alcanzan su valor más elevado del año. Esta mejora permitió a la entidad monetaria comprar más de u$s1.000 millones en el mercado mayorista durante el sexto mes del año, luego de los casi u$s700 millones adquiridos en mayo.

En ese aspecto, la previsión de una cosecha récord por encima de 110 millones de toneladas para la campaña 2015/2016 también garantiza una base de ingresos apreciable para afrontar el primer año del próximo Gobierno.

La campaña electoral pisa fuerte en el mercado

La semana financiera mostró la firme la influencia de las expectativas de cambio de política que traerá un nuevo Gobierno a partir de diciembre. En particular, el nombramiento de Carlos Zannini, actual secretario Legal y Técnico de la Presidencia, como compañero de Daniel Scioli en la fórmula oficialista fue el que mayor movimiento produjo en los precios.

La figura de Zannini, un abogado de entera confianza de la presidente Cristina Kirchner y mentor de las iniciativas jurídicas promovidas por el Gobierno en los últimos 12 años, representa una señal de continuidad plasmada en la fórmula presidencial única que presentará el Frente para la Victoria en las PASO. Los operadores financieros lo interpretaron a la vez como un aval al esquema económico vigente.

Como principal referente opositor, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, ratificó, con la elección de Gabriela Michetti como compañera en la fórmula presidencial del PRO, su inclinación a evitar los pactos electorales y sostener su visión más “ortodoxa” sobre política económica, que los agentes financieros vaticinan como favorable o “pro mercado”.

Con esta polarización política que se consolida para las primarias de agosto y las presidenciales de octubre tomó impulso la dolarización de carteras propia de todos los años electorales. En ese marco, si bien los precios en pesos de los activos en la Bolsa porteña absorbieron la “radicalización kirchnerista” de Scioli con una pérdida semanal de 1,3% en el Merval, en el exterior hubo un contundente retroceso de las cotizaciones en dólares de las mismas compañías argentinas.

En ese aspecto, el mayor golpe lo acusaron los bancos, con alta exposición a títulos públicos en sus carteras. El default “selectivo” en el que incurrió la Argentina un año atrás podría extenderse más allá de 2016 y por un período indefinido si el Frente para la Victoria accede a un cuarto período consecutivo de Gobierno y afectar el patrimonio de las entidades si se pronuncia una caída de los bonos nacionales. Es sólo una especulación, pero en Wall Street el ADR de Grupo Galicia se desplomó 11,6% en la semana (de 21,01 a 18,57 dólares); el Banco Macro, un 10% (u$s50,60 a u$s45,54), y Banco Francés resignó 8,8% (de 17,06 a 15,56 dólares).

En el mercado de cambios también se observó esta renovada tendencia a la dolarización. En cuanto al dólar “blue”, el billete informal sacudió el estancamiento de los últimos cuatro meses y se encareció 2,7% ó 34 centavos en la semana, a 13,02 en promedio. La divisa se posicionó en valores similares a los de comienzos de marzo, pero no mostró un repunte traumático debido al accionar del Gobierno en esta plaza, con la liberación de divisas a través del dólar para atesoramiento -que enfría los precios del mercado paralelo- y la intensificación de los operativos en la City para dispersar a los “arbolitos” y ahuyentar a compradores y vendedores en las “cuevas”.

Así como hubo tendencias divergentes entre las pérdidas más moderadas para acciones y bonos en pesos, y francas caídas en dólares, también hubo tendencias divergentes en cuanto a divisas, pues a la suba acotada del dólar minorista (dos centavos en bancos, a $9,12 en promedio) le replicó un salto pronunciado de las cotizaciones derivadas de operaciones bursátiles, menos intervenidas por los controles oficiales.

El “contado con liquidación”, que se calcula al dividir la cotización en pesos de una acción por su precio en dólares en Wall Street, trepó 3,4% en el caso de YPF, de 11,93 a 12,33 pesos en cinco ruedas de negocios. Este movimiento se explica por la demanda sostenida del papel en la Bolsa de Buenos Aires, para ser liquidado en el exterior en dólares que quedan depositados fuera del país. Esta práctica legal para fugar capitales y dolarizar carteras sesga al alza al título en el plano local, pero deprime su valor en el exterior, donde se motorizan las ventas.

En el caso de otro dólar implícito en la operatoria bursátil, el llamado “Bolsa” o MEP (Medio Electrónico de Pagos), que se obtiene por la compraventa de bonos, el avance semanal fue también de 3,4%, desde un promedio de $11,88 el viernes 12 de junio a $12,28 del viernes 19.

Cómo impacta el desplome de materias primas

Habrá que acostumbrarse a los excelentes rindes con un firme ajuste de precios. Es un escenario todavía favorable para la Argentina, protagonista del mercado mundial de alimentos, pero lejos de lo óptimo, pues obliga en los próximos años a desarrollar competitividad en otros sectores para equilibrar vía exportaciones la pérdida de valor de la producción del agro, ante la necesidad de ingresar más dólares para impulsar la actividad.

Este año los precios de los principales productos primarios y derivados que exporta el país se consolidan claramente debajo de 2014. “La gestión kirchnerista deja una economía, y en parte también una sociedad, que pueden funcionar –mediocremente– con la soja a 500 dólares: el problema es que vale un 30% menos”, resume Juan Llach, economista del IAE de la Universidad Austral.

Un estudio de Marcela Cristini y Guillermo Bermudez, economistas de la fundación FIEL, concluye que “con la caída de los precios internacionales de las commodities, los países exportadores de alimentos deberían reconocer que han vuelto a la rentabilidad normal del negocio agroindustrial y buscar activar los mecanismos de mejora de su productividad. El interrogante para aquellos países que han operado adecuadamente, ahorrando o invirtiendo en la bonanza, es sobre el conjunto de políticas eficaces para lograr esa mejora”.

La soja se estabiliza este año en torno a los u$s350 por tonelada. Su precio fija además el de sus derivados, como aceite, harinas y residuos, muy demandados en el exterior. Argentina es el primer exportador global de aceite y harina de soja, y tercero del grano sin procesar. Además, es el cuarto exportador mundial de maíz.

A valores actuales, la soja muestra una caída de 33,6% interanual. El maíz (-20%) y el trigo (-14,4%) ceden menos, aunque su contribución exportadora es inferior. Sin embargo, estas cotizaciones son casi idénticas a las de octubre de 2014, por cuanto resisten en lo que podría considerarse un piso, con las variaciones características de un mercado muy volátil, expuesto a fundamentos propios, factores climáticos y la intervención de fondos de inversión que distorsionan la dinámica de oferta y demanda genuinas.

El efecto negativo del derrumbe de precios es contenido por la elevada producción nacional de granos, que alcanzará un máximo histórico. Argentina levantará en la campaña 2014/2015 una cosecha total de 119 millones de toneladas, de acuerdo a lo anticipado por el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela.

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés) ubica la campaña de soja argentina, que concluye a mitad de este año, en 59,5 millones de toneladas. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires también subió su pronóstico de producción para la soja de 2014/15 a un récord de 60,8 millones de toneladas, frente a los 60 millones anteriores. Asimismo, el USDA norteamericano aumentó sus estimaciones de la cosecha y exportaciones de maíz 2014/15 de Argentina a 25 millones de toneladas -desde los 24,5 millones de mayo- y 15,5 millones de toneladas -frente a los 15 millones previos-, respectivamente.

El agro ingresa 24% menos divisas

Las liquidaciones de exportaciones del sector disminuyen en una proporción semejante a los precios, un 24,3% en un año. La Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), entidades que representan un tercio de las ventas externas, informaron que desde que comenzó 2015 hasta la primera semana de junio las empresas liquidaron u$s8.565 millones, contra u$s11.310 millones del año pasado.

Un estudio de Ecolatina estimó el impacto de los menores precios de las materias primas en la balanza comercial argentina. Calculó que la pérdida de valor de la cosecha local este año alcanza los u$s6.300 millones, al considerar los tres principales cultivos (soja, maíz y trigo). Según  el reporte, este ajuste de precios será amortiguado por la baja del petróleo crudo. La consultora indicó que la Argentina podría recortar a la mitad su déficit de balanza energética, en unos u$s1.400 millones este año.

Si se mantiene la actual tendencia de cotizaciones de bienes primarios, el agro aportará entre 18 y 19 mil millones de dólares por exportaciones, el monto más bajo desde 2009. Asimismo, la pérdida de ingresos fiscales por derechos de exportación (retenciones) estaría en un rango de 2.000 a 2.200 millones de dólares, un perjuicio a las cuentas públicas que no será compensado por los u$s1.400 millones que disminuirá el rojo energético, asumido casi en totalidad por el Estado.

El Gobierno le transfiere su enorme déficit al sucesor

Cristina Kirchner cierra su segundo período presidencial con un rojo fiscal sin precedentes desde el colapso la convertibilidad, financiado esencialmente con deuda en pesos a una tasa del 27% anual, cuyo vencimiento será una enorme carga que dificultará el inicio de la próxima gestión.

Los analistas económicos alertaron en las últimas semanas por el creciente rojo de las cuentas públicas que, lejos de ser corregido por la actual administración, aumenta a un ritmo mucho mayor que el de la inflación, hoy estabilizada en un rango del 25 al 30 por ciento anual. Así fue que en los primeros tres meses de 2015, el déficit financiero –que contabiliza el pago de deuda- se triplicó respecto de 2014, pues trepó a $57.751 millones, contra $17.179 millones de un año atrás. Solo en marzo el rojo financiero fue de $27.894 millones, más de seis veces el resultado negativo obtenido en el mismo mes de 2014.

En un año electoral en que el Gobierno estableció su propio “piloto automático” para llegar a los comicios con una recesión contenida, y estabilidad política y social, la dinámica del déficit público ya fija un piso de $200 mil millones, más de u$s20.000 millones medido por el tipo de cambio oficial, en un cálculo muy conservador que no proyecta la aceleración del gasto que estacionalmente se registra en el cuarto trimestre.

Con una estrategia similar a la utilizada el año pasado, el Ministerio de Economía se vale del auxilio de pesos enviados por el Banco Central y, en menor medida, por otros organismos descentralizados como la ANSES y el PAMI. Esa febril emisión de moneda, que no es acompañada en la misma proporción por ingresos genuinos de dólares a las reservas internacionales de la entidad, es reabsorbida a través de títulos de deuda -tomados casi en totalidad por los bancos- para reducir el impacto inflacionario.

Por esta vía se aplazan los vencimientos a cambio de una tasa de interés que ahora promedia el 27% anual, pero la insistencia en esta mecánica resulta en una descomunal acumulación de pasivos que recaerán en 2016. En 2014, la deuda del BCRA por emisión de Letras y Notas (LEBAC y NOBAC) subió unos $172.000 millones, hasta los 282.135 millones, un monto incluso más elevado que el déficit financiero de casi $110.000 millones acumulado durante todo el año pasado.

En 2015, la correlación entre la colocación de deuda en pesos en conjunto del Banco Central y el Tesoro Nacional y el déficit público es más notable. El rojo presupuestario alcanzó en el primer trimestre $57.751 millones; la emisión de LEBAC y NOBAC, más BONAC, ascendió a $57.781 millones en el mismo lapso.

Una diferencia con 2014 es que este año el Banco Central está muy cerca del límite de emisión impuesto por la Carta Orgánica de la entidad reformada en 2012. Por ese motivo, el Tesoro apeló a la colocación de un instrumento de duración y rendimiento similares a los de los títulos del BCRA, el Bono del Tesoro Nacional (BONAC), para complementar el financiamiento de su propio gasto corriente. Entre enero y marzo de este año, las Letras y Notas del BCRA aumentaron en $52.781 millones, que junto a los $5.000 millones de la emisión de BONAC del 27 de marzo alcanzaron para cubrir el rojo fiscal del período.

Aunque el Ministerio de Economía no brindó aún las cifras, con esta proyección podría estimarse en torno a $90.000 millones el déficit financiero acumulado en los primeros cinco meses de 2015, si se toma en cuenta que la colocación de deuda en pesos entre enero y mayo trepó a $86.900 millones, por licitaciones de bonos del BCRA ($67.100 millones) y del Tesoro ($19.800 millones). Estos montos multiplican por cuatro el déficit acumulado entre enero y mayo de 2014 ($20.615 millones). A este ritmo, es posible que el déficit presupuestario de 2015 alcance los $400 mil millones (sin contar deuda cuasi fiscal), aproximadamente un 8% del PBI.

La economía de 2015 se define por la “estanflación”

La semana pasada el INDEC informó que la actividad económica creció en marzo 2% en forma interanual. Aunque registró una caída de 1% en la medición desestacionalizada contra febrero, todo indica que para las estadísticas oficiales el PBI brinda números positivos este año, al contabilizar el 0% de crecimiento interanual en enero y el 1,4% de febrero.

El desarrollo por sector es desparejo. Por ejemplo, el ente estadístico reconoció que la industria retrocedió en abril por 21° mes consecutivo, encabezada por la producción automotriz, que cayó 17,5% en el primer cuatrimestre respecto de 2014. El rubro construcción, por el contrario, mostró un crecimiento interanual de 10,4% en abril, y de 6,7% en el primer cuatrimestre, sostenido por la obra pública, los proyectos petroleros y viviendas, según la información oficial.

Los estudios privados registran distintos resultados y diagnósticos. Para Ecolatina, la actividad económica cayó en el primer trimestre del año 1% frente a igual lapso del año anterior. Si bien este desempeño mejora respecto de la contracción de 2,7% del último trimestre de 2014, abona la visión de que, de punta a punta, el PBI argentino no aumentó en el segundo gobierno de Cristina Kirchner. Ecolatina rescata como “importante” que “en términos desestacionalizados el Producto dejó de caer”, por la contribución de un dólar atrasado ante el avance de la inflación que, precisamente, se desacelera debido a que el tipo de cambio reprimido es la principal “ancla” para los precios minoristas.

A cinco meses de las elecciones presidenciales es un logro del Gobierno haber descomprimido las expectativas devaluatorias e inflacionarias. El sector público está abocado a sostener los niveles de actividad, a través de endeudamiento en dólares para dar ritmo a las importaciones sin resignar reservas, y endeudamiento en pesos para cubrir el déficit fiscal, pues la creciente plantilla del Estado es la que mantiene al índice de desempleo debajo del 10 por ciento.

Desde el oficialismo, Miguel Bein definió como “un macrocidio” la salida de capitales que se profundizó a partir de 2010 a la par del sensible retraso del dólar, “con un aumento de los salarios en dólares de casi 50%, lo que produjo, entre otras cosas, una caída muy importante de las cuentas externas. Esto terminó con el excedente de dólares en la Argentina y el atraso del dólar hoy”. Bein, economista de referencia de Daniel Scioli, precandidato a Presidente del Frente para la Victoria, explicó que el sucesor de Cristina Kirchner deberá pasar “de un modelo de crecimiento basado en el consumo a uno basado en los motores de la inversión. Argentina debe conectar con una agenda de inversión, para lo cual no alcanza sólo con distribuir. Para distribuir hacen falta pesos, pero para crecer, para construir, hacen falta divisas”.

“Estamos en estanflación y parece que nos hemos acostumbrado a vivir con una inflación del 25 por ciento”, indicó Gerardo Della Paolera, economista de la Universidad de San Andrés. “El modelo ahora es bicicleta financiera y manipulación cambiaria, en lugar de ser de matriz productiva diversificada. Las reservas siguen disminuyendo, que se diga que crecen es un maquillaje”, apunta el ex presidente del BCRA Martín Redrado. “Tenemos yuanes que no son dólares, dólares que no son dólares del Banco de Francia y deuda por importaciones de u$s5.500 millones que no se pagaron y quedan para el próximo gobierno”, enumeró el referente económico del Frente Renovador de Sergio Massa.

Jorge Todesca, de Finsoport, traduce el estancamiento en números. Detectó un deterioro de la competitividad que acumulará 25% en el período 2011/2015, “lo que situaría al tipo de cambio multilateral en el nivel más bajo de los últimos quince años y sólo 30% por encima del que existía a finales de la Convertibilidad”. Además, pronosticó una “caída del superávit comercial externo, que este año oscilaría en los u$s5.500 millones”, en franco retroceso respecto de 2012 (u$s12.226 millones), 2013 (u$s8.005 millones) y 2014 (u$s6.653 millones). En esa línea, Todesca establece un “agotamiento del ciclo de crecimiento, con una probable caída del PBI del 1,5% este año”, algo menor que el 1,9% de contracción en 2014, mientras que prevé para 2015 una caída de la inversión en torno al 10,4 por ciento.

Vistas desde la perspectiva oficial o privada las variables macroeconómicas muestran debilidad, aunque la erosión es contenida por los dólares que ingresan a cambio de un 9% anual de interés y del financiamiento en pesos al 27% anual. Estas tasas pondrán techo al crecimiento y piso a la inflación de 2016, que en el caso de la Argentina es hablar de largo plazo.

Viajes al exterior consumen más divisas en 2015

El informe sobre Evolución del Mercado Único y Libre de Cambios y Balance Cambiario del Banco Central correspondiente al primer trimestre de 2015 muestra algunas particularidades sobre la demanda de divisas. La más saliente es que creció de forma significativa el déficit turístico, que entre enero y marzo equiparó al rojo comercial de los rubros automotriz y energético sumados.

En los primeros tres meses de 2015 el déficit en el balance cambiario por turismo aumentó 19,4% respecto del mismo período del año pasado. El BCRA detalló que los egresos netos por turismo y viajes y pasajes ascendieron a u$s1.850 millones en el trimestre, contra los u$s1.549 millones de enero a marzo de 2014.

Por los conceptos de “Turismo y viajes” y “Pasajes”, la autoridad monetaria entregó entre enero y marzo de 2015 unos u$s2.170 millones, repartidos en Venta de billetes sujetas a validación fiscal y otros (u$s142 millones según el BCRA; u$s145,5 millones para la AFIP), Pagos de operadores turísticos (u$s297 millones), Gastos de turismo y viajes por uso de tarjetas en el exterior (u$s1.479 millones) y Pasajes (u$s251 millones).

“El incremento interanual de unos u$s250 millones en los egresos brutos por turismo y viajes y pasajes estuvo vinculado principalmente a mayores consumos con tarjetas en el exterior, compensado en parte por la caída en la compra de billetes para turismo”, indicó el informe del Banco Central.

Estos egresos superaron con creces los dólares ingresados por turistas extranjeros. Las restricciones cambiarias dispuestas en el mercado local y una inflación que hoy se ubica en torno al 30% anual atentaron contra el turismo receptor, mientras que incentivaron el emisor, en un mundo en el que la inflación es baja y muchos países decidieron devaluar sus monedas respecto del dólar, dinámica que los hizo más baratos para los turistas argentinos.

“Los ingresos por los gastos de turistas no residentes en el país, a pesar del aumento con respecto al trimestre previo de u$s37 millones, continuaron cayendo en términos interanuales y alcanzaron los u$s320 millones en el trimestre, un 14% menor a los ingresos registrados en el mismo trimestre del año anterior”, especificó el BCRA.

De esta forma el sector Turismo se encamina a ser el más deficitario de la economía en el corriente año -como ya lo había sido en 2013- al tiempo que otros rubros fuertemente deficitarios en términos de comercio exterior, como Industria Automotriz y Energía, reducen su demanda de divisas en 2015.

Menos dólares para autos y energía

El rojo de las empresas vinculadas al sector energético se recortó a la mitad en la comparación con 2014, pues entre enero y marzo de 2015 acumuló u$s852 millones contra u$s1.562 millones del mismo lapso del año anterior. En este concepto fue central la caída de los precios internacionales del petróleo, que prácticamente se redujeron un 50% entre 2014 y 2015. Por ejemplo, el 31 de marzo del año pasado, el crudo de Texas se negociaba en Nueva York a u$s101 el barril, contra u$s49 doce meses después.

El sector petrolero registró cobros de exportaciones por u$s802 millones en el trimestre, con un descenso interanual de 42%, mientras que las empresas vinculadas al sector (electricidad, petróleo y gas) registraron pagos de importaciones por u$s1.654 millones, con una caída interanual de 44%, monto que significó “un mínimo de pagos del sector para un primer trimestre desde el año 2011”, según el Banco Central.

En el primer trimestre de este año, el déficit automotriz disminuyó 31,5% interanual, a 686 millones de dólares. El rojo automotriz fue u$s1.002 millones entre enero y marzo de 2014. Según el BCRA, esta industria generó cobros de exportaciones por u$s1.667 millones en los primeros tres meses de 2015, con una contracción interanual de 13%, a la vez que registró pagos de importaciones de bienes por u$s2.353 millones (-20% interanual).

En ese aspecto, la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA) reportó al cierre del primer trimestre un total de 123.546 unidades construidas, un 16,2% menos respecto de las 147.416 unidades que se fabricaron en el mismo período de 2014. Entre enero y marzo se exportaron 60.402 vehículos, un 18,8% menos que los 74.348 enviados a diversos mercados en el mismo período de 2014.

El “impuestazo” a los autos de alta gama aplicado por el Gobierno el año pasado redujo las ventas internas y la demanda de unidades importadas. Los vehículos de más de $195.000 son gravados con una alícuota del 30%, mientras que los que superen los $241.500 tributan una alícuota del 50% de ese valor. En tanto, las ventas al exterior cayeron por el desplome de envíos a Brasil, destino de ocho de cada diez vehículos exportados por Argentina.