Con datos actualizados al cierre del primer semestre del año, el comercio exterior argentino sufrió un parejo deterioro en los montos de exportaciones como importaciones. Incidieron en este fenómeno las restricciones locales al dólar, en el caso de las importaciones, y el atraso cambiario para exportar, pero más aún perjudicaron las devaluaciones de las monedas de los principales socios comerciales, y la caída de la actividad y la demanda de Brasil.
Ante un contexto tan adverso, volvió a destacarse el aporte del agro argentino y sus derivados industriales, que integran un rubro fuertemente superavitario. En líneas generales el “campo” incrementó los volúmenes exportados, y si bien redujo su ingreso de divisas, éste se debió al declive de los precios de las materias primas, una variable que excede la dinámica de la economía doméstica.
Según el Banco Central, entre enero y junio se registraron en el mercado de cambios exportaciones de bienes por u$s30.810 millones, de los cuales u$s12.735 millones correspondieron al sector de oleaginosas, aceites y cereales, que representaron el 41,3% del total. Así, el agro incrementó levemente su participación en las ventas externas, desde los 41,2% del mismo período de 2014.
En el acumulado de la primera mitad del año el sector recortó los cobros de exportaciones en un 14% por “la reducción de los precios internacionales de los principales commodities agrícolas que exporta nuestro país, dado que las cantidades comercializadas localmente mostraron una recuperación en el periodo”, señala el Banco Central en su Balance Cambiario.
“La reducción de los precios obedeció, entre otros elementos, al significativo aumento de la producción mundial de productos agrícolas (en especial, soja, maíz y trigo) durante las últimas campañas, mientras que el crecimiento de la comercialización en el mercado interno estuvo vinculado con el volumen de producción récord de soja obtenido en la presente campaña”, explica el BCRA.
El Ministerio de Agricultura informó que la cosecha 2014/15 alcanzó un nivel récord de 120 millones de toneladas, con un volumen máximo de soja de 60,8 millones de toneladas. En la campaña 2013/2014 se habían cosechado 55,5 millones de toneladas de la oleaginosa. Argentina es el tercer productor y exportador de porotos de soja sin procesar, y primer exportador mundial de harinas y aceites del cultivo.
Al término de la primera mitad de 2015, la soja se sostuvo como el principal producto de exportación argentino, a pesar del retroceso de precios de un 30% interanual. Es cierto que luego de dos campañas récord consecutivas quedaron importantes stocks sin comercializar, a la espera de mejores precios en el exterior y un tipo de cambio más alto en el plano local, pero tanto el BCRA como el INDEC reconocieron mayores volúmenes exportados, a diferencia del resto de los rubros, que mostraron bajas tanto en cantidades como en precios, con cifras más notorias en las manufacturas de origen industrial (-16% y -2%, respectivamente).
El INDEC dice que el campo exportó más
En su informe sobre Intercambio Comercial Argentino, con cifras estimadas del primer semestre de 2015, el INDEC informó que las ventas de cereales (principalmente maíz y trigo) crecieron 13% en monto, a u$s3.179 millones, y semillas y frutos oleaginosos ingresaron u$s2.591 millones, un 3% más. Grasas y aceites (principalmente aceite de soja) restaron 9%, a u$s2.292 millones, y residuos y desperdicios de la industria alimenticia (otros derivados de soja) cedieron 27% en divisas, a 5.256 millones de dólares. Estos subrubros sumaron unos u$s13.318 millones, el 44% del total exportado por la Argentina, contra 40,8% del primer semestre de 2014.
En otro informe, el de Índices de Precios y Cantidades del Comercio Exterior, el INDEC determinó que “las exportaciones argentinas en el primer semestre de 2015 registraron bajas en los precios (-16,7%) y en las cantidades (-1,4%); en este período las exportaciones alcanzaron el valor de 30.213 millones de dólares, un 17,9% inferior al primer semestre de 2014”.
El ente estadístico especifica que en el primer semestre los precios de la soja, el maíz y el trigo cedieron 29,6; 18,1 y 26,1 por ciento, respectivamente. El aceite de soja cayó 19,2% y otros subproductos de soja, un 27,7% en el período.
En contraste, los embarques de trigo treparon un 131,4% interanual entre enero y junio; los de maíz, 60,1%, y los de porotos de soja, un 46,4 por ciento. Las ventas externas de aceite de soja aportaron 13,4% más cantidades que en el primer semestre de 2014, mientras que el volumen comercializado en residuos y desperdicios de la oleaginosa creció 1,3 por ciento. A excepción de pescados y mariscos sin elaborar, todos los demás rubros exportadores redujeron sus envíos.
Otras fuentes, como la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), informaron en el primer semestre del año una liquidación de exportaciones por u$s10.941,9 millones, con un retroceso de 17,6% respecto de los u$s13.275,3 del mismo lapso de 2014, también explicado por la caída de la cotización de los granos y profundizado por los productos con mayor valor agregado.
Está claro que el balance del año no está cerrado y aunque el campo concentra sus ventas externas en el segundo trimestre del año, la sangría de precios de las materias primas acotará el ingreso de agrodólares en el futuro próximo. Entre julio y agosto, la tonelada de soja pierde 14% (de u$s380,37 el 30 de junio a u$s327,11 hoy), el maíz cae 13,4% y el trigo, un 19 por ciento. En tanto, el aceite de soja restó en menos de dos meses 18,5%, y la harina de soja, 9 por ciento.
A pocas semanas de las elecciones presidenciales, el retroceso de los montos exportables, que ajustará la oferta de dólares para reservas e importaciones y también los ingresos fiscales, quedará como un desafío que tendrá que afrontar el nuevo gobierno.