El mes de la “dolarización”

En un difícil año para la economía, el mes de septiembre será recordado por la profundización del default y la declaración de desacato en los tribunales de los EEUU. También por cifras para el asombro en el plano financiero debido a la revalorización de activos, como resultado de la creciente incertidumbre que motorizó los negocios, a falta de fundamentos positivos.

La Bolsa de Comercio local es la plaza que más ganancias obtuvo en el año en todo el mundo. La búsqueda de cobertura ante una inflación persistente y el riesgo de una devaluación brusca que muchos operadores anticipan intensificó las posiciones dolarizadas en acciones y títulos públicos, pues empresas y grandes inversores se valieron del canal financiero para acceder a divisas.

Para las transacciones que se efectivizan en el exterior, es decir el dólar “contado con liquidación” o “cable”, el tipo de cambio implícito finalizó en $14,93, con un incremento de 15,6% en septiembre. Para las operaciones que se cierran en el mercado interno con títulos públicos, es decir el dólar “bolsa” o MEP (Medio Electrónico de Pago), la cotización finalizó en $15,26 y un alza mensual del 17,1 por ciento.

“En el plano doméstico, la escena estuvo nuevamente dominada por el conflicto con los holdouts, que motivó a los inversores a acentuar la dolarización de las carteras, elevando el tipo de cambio implícito en las cotizaciones de los activos financieros. Ley de pago soberano, cambios de jurisdicción y desacato incrementaron el grado de incertidumbre”, sintetizó un informe de Tavelli Sociedad de Bolsa.

Para el ahorrista común, la salida del dólar “blue” fue una alternativa cara. El billete subió un 11,9% en septiembre, a $15,72 en el mercado paralelo, y acumuló un incremento del 56,6% en nueve meses de 2014, el doble que el 29% que subió el dólar oficial en el mercado mayorista, ahora en 8,4275 pesos.

La brecha cambiaria cercana al 90% también activo la avidez por acceder al cupo de dólares para atesoramiento permitido por la AFIP. La divisa acumuló compras récord en septiembre por u$s376,6 millones, mientras que las operaciones minoristas efectivizadas este año para ahorro y turismo sumaron 2.073,1 millones de dólares. La huida del peso hacia el dólar es incentivada por el atraso perceptible de la cotización oficial, que subió apenas 0,2% en el último mes, contra una inflación que multiplicó por diez ese porcentaje.

El índice Merval de la Bolsa porteña se lució con un repunte promedio de 27,8% en el mes, ascenso que se trasladó a los bonos soberanos, especialmente los nominados en divisas. Aluar subió 68,4% en septiembre y anotó la mayor ganancia mensual entre las líderes, seguido por Siderar (+46,3%), Pampa Energía (+41,5%), Banco Francés (+39,5%) e YPF (+32,2%). En el panel general, Transener escaló 84,2% y Banco Patagonia, 80,1 por ciento.

El default “selectivo” cumplió dos meses, luego de que el 30 de julio caducaran los 30 días de plazo para cancelar intereses de bonos Discount en dólares bajo legislación extranjera, giro que bloqueó el juez Griesa. Sin embargo, el apetito por el dólar superó todos los temores y estos títulos ganaron un contundente 27,4% en septiembre. Otras emisiones que pagan capital e intereses en divisas se apreciaron con fuerza en el mercado secundario: el Bonar 2017 sumó 20,5% y el Boden 2015, un 14,20 por ciento.

A los mediocres resultados macroeconómicos de la Argentina, la soja les aportó el dato más preocupante: en el mes, el contrato más negociado retrocedió 11,2%, a u$s335,54 por tonelada, el precio más bajo en cuatro años y medio. Desde enero, el principal producto de exportación de la Argentina perdió 30,4 por ciento.

En ese contexto de una reducida liquidación de exportaciones del agro se comprende mejor por qué retornó con fuerza el proceso de declive de las reservas del Banco Central, que en u$s27.914 millones cayeron u$s706 millones en septiembre, aún con pagos de deuda que no se están haciendo efectivos. En 2014 las tenencias internacionales de la entidad ceden 8,8% ó 2.685 millones de dólares.

Dólar: el “frente interno” incide más que el “externo”

A la pregunta “¿por qué sube el dólar?”, la respuesta puede ser otra pregunta: “¿por qué no debería subir?”. Con precios en baja para las materias primas, el futuro próximo traerá una caída en el ingreso de divisas comerciales. Y además, habrá más pesos. Con ese contexto, el mercado paralelo reacciona hoy por la falta de oferta más que por una excesiva demanda de moneda extranjera.

El impacto del default, soslayado en los despachos oficiales, refuerza la convicción de que habrá menos dólares por el vedado acceso al crédito externo y la escasa inversión extranjera directa, postergados hasta que no haya una solución con los “buitres”. También desalienta la llegada de dólares el tipo de cambio oficial visiblemente atrasado y el “cepo”, que no sólo perjudica a los ahorristas. Las empresas están impedidas de girar dividendos y deben ingresar divisas a $8,415 –valor mayorista-, pero sacarlas del país a $13,66, a través del “contado con liquidación”.

Tras la cesación de pagos del 30 de julio por el bloqueo del juez Griesa a la cancelación de bonos Discount, el “blue” y el oficial, que estaban subiendo en forma pareja y por encima de la inflación, empezaron a divergir. El dólar informal avanzó en seis semanas un 22% (de $12,38 a $15,10) y el formal, apenas 2,6% (de $8,205 a $8,415 en la cotización mayorista).

Las valuaciones financieras también reflejaron la “fuga del peso”: el “contado con liqui”, para hacerse de dólares en el exterior, escaló 37,5% (de $9,93 a $13,66) desde el 30 de julio. El dólar “bolsa” o MEP, para obtener billetes dentro del sistema financiero local con la compraventa de bonos, aumentó un 19,6% (de $11,40 a $13,64). Esta última cotización es intervenida con la venta de títulos públicos en cartera de organismos oficiales.

Las “cuevas” se adelantaron. El “dólar a 15” es un 5% más caro que los $14,40 que resultan de la “convertibilidad” de la Base Monetaria ($406.000 millones) y las reservas (en u$s28.200 millones). Hoy se impone la incertidumbre antes que los fundamentos, en un mercado insignificante para el tamaño de la economía argentina, pero de mucho peso como termómetro de las expectativas.

Estudios de consultoras señalan que hacia fin de año será necesaria para financiar al fisco una fuerte emisión de pesos, que no se va a replicar en un acrecentamiento proporcional de las reservas. El rango es amplio e impreciso: se estima que el Estado necesitará que el BCRA emita entre 100 y 200 mil millones de pesos extra. Con una Base Monetaria por encima de los $500 mil millones, la relación de “convertibilidad” llevará al dólar teórico más cerca de los 20 pesos. Para el año que viene, la salida de dólares agregará presión: el proyecto de Presupuesto reconoce que se usarán u$s11.900 millones de las reservas para pagar deuda.

A la vez, la recesión cuenta y mucho. A los asalariados les cuesta cada vez más afrontar sus gastos domésticos y les sobran menos pesos para ahorrar en moneda dura. Así como la retracción económica es un dique de contención para un salto inflacionario mayor al actual, también lo es para el dólar informal, que igual tiende a subir por una oferta casi inexistente, pues nadie quiere vender.

El “frente externo” aceleró los tiempos: el dólar sube en el mundo, caen los commodities y Brasil, el principal importador de manufacturas argentinas, también está en recesión. Pero no es todo viento en contra: la demanda de China sigue firme y como la economía de EEUU todavía no crece suficiente, las tasas de interés globales seguirán en su nivel mínimo por un tiempo indeterminado.

Más grave es el “frente interno”, la desconfianza de los propios argentinos, sobreadaptados a las crisis recurrentes de la economía nacional. Desconfianza que los Gobiernos se empecinan en alimentar cíclicamente. En el “colchón”, cajas de seguridad o en el exterior los argentinos mantienen “fugados” unos u$s210 mil millones, que de ingresar al sistema financiero local permitirían holgadamente cumplir con las obligaciones de deuda, planchar el tipo de cambio y reanimar la imprescindible inversión para que la Argentina retome la senda de crecimiento.

Un cóctel recesivo que le da mayor impulso al dólar

Para moderar la demanda en el mercado mayorista, este martes los importadores no pudieron realizar operaciones por un monto superior a los u$s150.000 sin conformidad del Banco Central, cuando el límite formal para la demanda es de 300 mil dólares. Esta barrera, comunicada de manera informal y de vigencia temporaria, despejó el camino para que el BCRA pueda acaparar la compra de las divisas ofertadas por los exportadores y redujera la exposición de sus reservas, en un período de menor liquidación de ventas del agro. Por caso, las cerealeras y la industria aceitera rindieron la semana pasada sólo u$s285,6 millones, uno de los montos más bajos del año.

La entidad que preside Juan Carlos Fábrega redobla los esfuerzos para evitar un declive más pronunciado en los activos internacionales, que ya desde agosto exhiben en los informes diarios bajas mucho más profundas que las eventuales alzas. Como el BCRA es el proveedor de los dólares para pagar deuda e importar energía a través de las estatales YPF, Enarsa y Cammesa, debe apelar a iniciativas fuera de libreto para aferrase a las divisas cada vez más escasas por la contracción de las exportaciones.

Entre enero y julio, las ventas externas retrocedieron 10% respecto del mismo lapso de 2013. Para sostener el superávit comercial fue necesario que las importaciones cayeran a una tasa aún mayor, de 27 por ciento. Al mismo tiempo, déficit fiscal, inflación y falta de inversión privada se combinan en un cóctel recesivo que se potencia con la falta de divisas por la menor demanda brasileña de productos argentinos, el rojo de la balanza energética y la caída de precios internacionales de las materias primas, que para la soja significó un 20% desde enero.

Cristina Kirchner criticó por cadena nacional a los productores de soja que decidieron acopiar su producto en lugar de exportar, a la espera de mejores precios en Chicago o de un tipo de cambio más alto. “No vendieron, la guardaron, porque pensaron que se iba a devaluar mucho, que perjudicaban al Gobierno por los ingresos. El cálculo es que si hubieran vendido en ese momento, en mayo, hubiera sido el equivalente a un dólar hoy de 11 pesos“, dijo la mandataria, sin dar detalles de cómo se llegó a calcular ese tipo de cambio, que en muchos rubros productivos no dudarían de calificar como competitivo.

Desde el punto de vista de las reservas, la recesión sirve de freno a la salida de dólares de la economía doméstica por el descenso de las importaciones industriales y de hidrocarburos. En el caso de la energía, en los meses de mayo, junio y julio disminuyeron en la medición interanual por primera vez en cinco años, aún cuando la producción local todavía no repuntó: el refino de naftas cedió 9,1% interanual en el primer semestre, mientras que la extracción de gas descendió 0,6% en los primeros siete meses de 2014. Sólo subió la producción de petróleo, un 0,9% entre enero y julio frente a 2013.

Precio récord para el “liqui”

Cuidar las reservas es necesario, pero con restricciones comerciales y cambiarias genera grandes contrariedades. En el mercado financiero se conoce que una vía para hacerse de dólares es el “contado con liquidación”. Lo usan algunas empresas para girar dividendos y ahora cada vez más importadores, para cumplir con pagos en el exterior, ante la reticencia de las autoridades para ceder divisas.

El “liqui” no significa pérdida de reservas, pues se trata esencialmente de una transferencia de activos. A través de una sociedad de Bolsa se compran acciones o bonos en pesos, en el mercado local, y se los vende en el exterior, en dólares, que quedan depositados en una cuenta fuera del país. Este tipo de cambio implícito en operaciones financieras tuvo un firme incremento en las últimas jornadas y este martes promedió $13,36, valor que le pone el piso al dólar paralelo, ahora en 14,25 pesos.

La necesidad de divisas para mantener fluidos los cada vez más esquivos canales comerciales y financieros con el exterior explican por qué en el año el “contado con liqui” aumentó un 49,8%, por encima del 41,9% que lo hizo el “blue”.

El “liqui” es una operatoria formal y acumula en los últimos días negocios en torno a los u$s100 millones, entre cinco y diez veces mayores al dólar informal. Como su precio está cinco pesos por encima del dólar oficial, a $8,405 en el mercado mayorista, su volumen creciente agrieta la teoría de quienes proponen recurrir al atraso cambiario como “ancla inflacionaria”, debido a que las empresas que consiguen importar insumos, piezas o unidades terminadas con un dólar más caro, trasladan la diferencia a los precios al público, por los mayores costos de reposición.

Todo vale para preservar los dólares en manos oficiales

El Banco Central limitó el miércoles el volumen de activos nominados en moneda extranjera que pueden tener los bancos a un 20% de su patrimonio computable, desde el 30% anterior. La iniciativa tiende a que las entidades se deshagan de parte de sus tenencias en títulos dolarizados, de manera que al aumentar su oferta en la plaza bursátil, baje su cotización e, indirectamente, arrastre a la baja al dólar informal.

Ya el 5 de febrero último, la entidad que conduce Juan Carlos Fábrega había reactivado una resolución para que los bancos no pudieran tener como propia cartera más de un 30% de tenencias dolarizadas. En aquella oportunidad, el dólar “blue” cedió más de 7%, desde los $12,55 a los $11,65 del 10 de febrero. La tendencia bajista se extendió por un mes: el 5 de marzo, el dólar paralelo acumulaba una baja de 15,9%, a 10,55 pesos. Es prematuro conjeturar que la misma medida (reducción de activos dolarizados en poder de los bancos) tendrá ahora efecto modesto sobre el precio del dólar, pero lo cierto es que esta semana apenas instó a una baja del 1,5%, de $14,26 del miércoles a $14,05 del viernes.

También en febrero las cerealeras se comprometieron ante el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, a adelantar liquidaciones de exportaciones por unos 2.000 millones de dólares. Junto con los ingresos por exportaciones del agro del segundo trimestre, la provisión de divisas estuvo garantizada y las expectativas devaluatorias de corto plazo se esfumaron. Así, el BCRA logró recomponer reservas desde el nivel mínimo del año (u$s26.729 millones el 3 de abril) hasta acercarse a los u$s30 mil millones (u$s29.713 millones el 24 de julio).

La tregua cambiaria no duró mucho más. El default selectivo y el desplome de los precios de la soja, debajo de los u$s400 por tonelada, estrecharon aún más el ingreso de divisas. Los exportadores del agro hoy escatiman las operaciones, desalentados a la vez por un dólar oficial que subió apenas 5,1% desde la devaluación de enero, con costos internos crecientes al ritmo de la inflación. Desde el 30 de junio los precios de la oleaginosa se derrumbaron 18% y los negocios en la plaza local fueron escasos o nulos: los productores prefieren aferrarse a sus granos, como una cobertura “dolarizada”, a la espera de valores y un tipo de cambio más favorables.

El Banco Central pasó de comprador neto de divisas en el mercado mayorista a vendedor, para satisfacer la demanda de los importadores y compensar el declive de los dólares sojeros. En agosto, las reservas cedieron u$s383 millones y en la primera semana de septiembre otros u$s228 millones, en una tendencia declinante que recuerda las alarmas previas a la devaluación de enero. Datos preliminares del Banco Central situaron a los activos internacionales en u$s28.392 millones, a niveles del 21 de mayo y unos u$s2.207 millones menos que en el inicio del año.

Todo vale para cuidar los dólares en manos oficiales. En las últimas horas, operativos de la AFIP paralizaron la negociación del dólar marginal en la City, mientras que el ente recaudador exigió a los productores de soja que informen la posición “georreferenciada” de los depósitos de granos, pues en los despachos oficiales estiman que hay 27 millones de toneladas sin liquidar. Además, la AFIP elevó a $8.800 el ingreso mínimo mensual de particulares para autorizar ventas de dólar “ahorro” y excluyó a los monotributistas de las categorías B, C y D para estas transacciones. Las ventas minoristas insumieron u$s172 millones la semana pasada y más de u$s2.000 millones en el transcurso del año, entre “atesoramiento” y “turismo”.

Al mismo tiempo crece la preocupación por los pesos. La creación primaria de dinero se duplicó entre enero y agosto, de $26.227 millones en 2013 a $64.850 este año, debido a la dependencia del Tesoro de la asistencia financiera que le brinda el BCRA. Sólo el mes pasado los Adelantos Transitorios y las Letras Intransferibles en el balance del Central crecieron en $16.300 millones (+2,9%), la Base Monetaria aumentó $17.500 millones (+4,7%) y la deuda de la entidad en Letras y Notas subió $15.832 millones (+7%).

El dólar impone la agenda

Que el precio del dólar en el circuito marginal finalizara al borde de los 14 pesos este lunes es un dato a tener en cuenta, pero no el único ni el más importante. Con mínimos negocios en la plaza, otros indicadores condicionaron el movimiento de las variables cambiarias, de las cuales el “blue” es apenas una referencia. El estancamiento de las negociaciones para revertir el default selectivo empezó a marcar el tiempo de descuento para la política cambiaria del Gobierno y muestra de ello es que el Banco Central decidió desandar el paso en falso que significó el recorte de 1% en las tasas de interés para sus colocaciones de Letras y Notas (LEBAC y NOBAC).

Aunque la caída de la tasa a 26% anual fue moderada, aquella jugada agregó una fuerte e involuntaria dosis de pesos a la demanda sobre el dólar en todas sus variantes. La divisa marginal, que el 11 de agosto se situaba en $12,80, trepó un 9% en dos semanas, a los actuales 13,98 pesos. El dólar “contado con liquidación”, que se deduce de los precios de los activos en operaciones bursátiles, ganó 15,9% en ese período, desde los $10,66 en promedio a los 12,36 pesos.

El Banco Central había decidido poner un freno a la suba de tasas para inyectar algo liquidez a una economía que se enfría y limitar el creciente costo del crédito. Pero la presión sobre el dólar y las consecuencias inflacionarias de este flujo de pesos obligaron a definirse por el mal menor para el desempeño económico, amenazado simultáneamente por la recesión y el alza de precios.

Entre los que opinan que un dólar a $14 puede ser razonable están aquellos que miran la variable del dólar “convertibilidad”, que se calcula al dividir la cantidad de pesos establecida por la Base Monetaria por el monto en divisas de las reservas internacionales. Este tipo de cambio implícito asciende a los $13,51, entre reservas por u$s28.953 y una Base Monetaria de $391.070,1 millones, según los datos más recientes del BCRA, al 15 de agosto último.

Este resultado tiende a ampliarse debido a que los activos internacionales de la entidad retomaron la tendencia declinante que habían revertido en febrero. Este lunes, las reservas bajaron a u$s28.685 millones, para acumular en las tres últimas jornadas cambiarias una pérdida de u$s264 millones, casi un 1% menos. Aún con estabilidad de la Base Monetaria, que probablemente tenderá a expandirse hacia fin de año, el dólar convertibilidad de hoy se ubica en 13,63 pesos.

En la baja de reservas también está incidiendo la caída de depósitos en dólares, que la semana operativa del 11 al 15 de agosto retrocedieron u$s52 millones, para recortar a apenas u$s62 millones el incremento de estas colocaciones en el año. También adquieren peso las ventas a minoristas para “atesoramiento”, que en agosto ya alcanzaron un récord mensual de 213 millones de dólares.

Al borde del “stress cambiario”

Además de la propia cesación de pagos, que golpea en las expectativas sobre la economía en general, los precios de acciones y bonos, y las previsiones de mayor devaluación, otro indicador externo adquiere incluso mayor relevancia: el derrape de las cotizaciones internacionales de los granos y sus derivados industriales, sector que representa uno de los puntales del PBI nacional y que es el que más divisas aporta al país por su balance comercial netamente superavitario.

Por ejemplo, la soja para noviembre, que es el contrato más operado en las últimas semanas, descendió a su valor más bajo del año, a u$s377,95 por tonelada en el mercado de Chicago, casi 20% por debajo de las cotizaciones de enero. Las posiciones de vencimiento más próximo, para septiembre, cedieron este lunes un 3,7%, a 413,64 dólares. El bajón de precios y la expectativa por una suba del dólar oficial también están afectando a la liquidación de exportaciones del agro, que la última semana descendieron a su menor monto del año, a un promedio de u$s63 millones diarios. El economista Eduardo Levy Yeyati, director de Elypsis, advirtió que ”la reciente caída en la liquidación de divisas es un anticipo del stress cambiario que puede experimentar el balance de pagos durante el segundo semestre del año”.

La percepción de atraso cambiario es un fenómeno que desalienta las ventas externas de productores, cerealeras e industrias afines. Desde la devaluación de fines de enero a esta parte, el dólar en el mercado mayorista, que rige las operaciones de comercio exterior, subió sólo 5,1% en siete meses, mientras que la inflación subió entre 14 y 20 por ciento en el período.

Para contener una escapada del dólar informal, las autoridades cuentan con un instrumento muy útil: el dólar “bolsa” o MEP (Medio Electrónico de Pagos). Este tipo de cambio formal se obtiene a partir de la compra de bonos en el mercado bursátil local, para venderlos en dólares tras un plazo no menor a las 72 horas. Por esta operatoria legal, aunque poco conocida por el común de los ahorristas, cursada a través de alguna sociedad de Bolsa autorizada, se depositan las divisas en una cuenta registrada dentro del país.

A través de organismos como la ANSeS, cuya tenencia de títulos es muy importante y su mesa de dinero es la más activa en la plaza bursátil, el Gobierno puede intervenir directamente en las cotizaciones -e indirectamente sobre el dólar- al activar compras o ventas en volúmenes que definan la tendencia del mercado. Este dólar hoy se sitúa en $13,26, con un alza de 16,3% sólo en agosto, desde los $11,40 en que se situaba cuando el país recayó en cesación de pagos a fines de julio.

El experto en mercados de capitales Jorge Garbarino expresó por Desde la Bolsa en Directo que “el dólar está lejos del valor real que debería tener. El Gobierno tiene algunas herramientas para menguar temporariamente esta corrida que pueda tener el billete, como es el dólar MEP, que no deja de ser una alternativa barata. Está resultando hasta 7 u 8 % por debajo de conseguir las divisas en el mercado paralelo para grandes operaciones, pero aún para las pequeñas. Casi diría que junto con las tasas de interés del Banco Central, no hay otra alternativa para amansar un poco al dólar que este sistema que le está dando la posibilidad al público de hacerse de un dólar más barato que el informal, justamente para que no se vaya a ese mercado”.

Dos tercios del activo del BCRA es deuda del Tesoro

Uno de los puntos modificados en 2012 en la Carta Orgánica del Banco Central fue la extensión de los límites para que el Estado nacional pueda colocar deuda a la entidad, a través de Letras Intransferibles y Adelantos Transitorios, cuyo monto prácticamente se duplicó en el transcurso de 2014. Así, el Banco Central puede otorgarle adelantos por una cantidad equivalente al 12% de la base monetaria (al 15 de agosto, el dato más reciente disponible, se situaba en $391.070 millones), más una cantidad equivalente al 20% de la recaudación de los últimos doce meses (que acumula unos $1,12 billones).

De esta forma, los Adelantos Transitorios en la actualidad tienen un límite de $270.928 millones, al sumar un máximo de $46.928,4 millones fijados por base monetaria y otros $224.000 millones por la recaudación. Según los últimos datos del BCRA, los Adelantos al Tesoro totalizan $217.950 millones y ya cubren el 80,4% de la capacidad prestable a Hacienda por este concepto, en un marco de déficit fiscal ascendendente.

Otra vía de financiamiento del Estado a través de la entidad que conduce Juan Carlos Fábrega es la colocación de Letras Intransferibles que pasan a integrar el activo del BCRA, a cambio de divisas para el pago de deuda. Se trata de títulos en dólares que no pueden negociarse en el mercado secundario y, por lo tanto, carecen de liquidez, condición que contradice al Artículo 33 de la Carta Orgánica, que estipula que “el Banco podrá mantener una parte de sus activos externos en depósitos u otras operaciones a interés, en instituciones bancarias del exterior o en papeles de reconocida solvencia y liquidez pagaderos en oro o en moneda extranjera”. Las Letras Intransferibles ascienden hoy a unos u$s42.900 millones, computados en el balance como 355.284 millones pesos.

Los Adelantos Transitorios y las Letras Intransferibles suman unos $573.234 millones (+92,4% respecto de diciembre de 2013), con lo que representan un 63,8% del activo de la autoridad monetaria, en 897.957 millones de pesos. Casi dos terceras partes del activo es deuda contraída por el Tesoro con el BCRA. A principios de año, estos dos ítems sumaban $297.934,4 millones y significaban el 41,2% del activo. Hasta 2010 no llegaban al 30 por ciento.

Si bien este año la Base Monetaria (billetes y monedas, cheques cancelatorios y depósitos en cuenta corriente) crece sólo 3,7% (unos $13.900 millones) respecto del final de 2013, un porcentaje muy inferior a la inflación acumulada cercana al 20% en casi nueve meses, la emisión de Letras y Notas del BCRA (LEBAC y NOBAC) se duplicó, de $110.547 millones a $221.076 millones, con el añadido del importante aumento en las tasas a pagar por estas obligaciones, que significarán en el futuro muchos más pesos volcados al mercado o bien tasas aún más elevadas para renovarlas.

La debilidad del balance del BCRA también se percibe en las reservas internacionales, que al 15 de agosto alcanzaban los u$s28.953 millones, unos $239.739 millones al tipo de cambio mayorista ($8,2803), apenas 26,7% del activo, y un monto que ya es equivalente a los Adelantos Transitorios ($217.950 millones) o a los títulos de deuda emitidos por el BCRA ($221.076 millones en LEBAC y NOBAC).

Crece el apetito por el dólar como refugio inversor

A medida que avanza el año, la profusión de pesos emitidos para el financiamiento de gasto corriente desequilibra las cuentas del Banco Central, a la vez que obliga a la entidad que conduce Juan Carlos Fábrega a incrementar la deuda a través de Letras y Notas, para evitar un efecto inflacionario aún más fuerte por la inyección de moneda.

Por una parte, se observa una oferta de divisas algo más acotada en el mercado mayorista, donde se cursan las operaciones de cambio del comercio exterior. La Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) informaron que la semana pasada se rindieron u$s474,9 millones por exportaciones de productos agrícolas y derivados, el monto más bajo desde mediados de junio.

Una desaceleración en la liquidación de los sojeros obedece a un factor estacional, pues estos ingresos de divisas comerciales se concentran en su mayor parte en el segundo trimestre del año, durante la cosecha gruesa. También incide en este rubro el descenso de los precios internacionales, que quita premura a las ventas al exterior: los contratos más negociados, para noviembre (u$s394,04 por tonelada) y septiembre (u$s407,12), suman en la actualidad el 75% de la operatoria en el mercado de Chicago. Estas posiciones están, respectivamente, un 18,3% y 15,6% por debajo de los valores del arranque del año, en torno a los u$s482,27 por tonelada.

De todos modos, en el transcurso de 2014, la liquidación de exportaciones por granos y productos agroindustriales acumula un récord de u$s16.619,7 millones, por encima del máximo anterior de u$s16.550,7 millones alcanzado en 2011, cifra que quita sentido a la teoría de un complot del campo para desabastecer de divisas a la economía, más allá de que existe acopio de una parte de la producción en silobolsas. En ese aspecto, influye una expectativa de mayor devaluación, generada por el ritmo inflacionario tanto como por los débiles datos de la hoja de balance del Banco Central. En cambio, es muy marginal la influencia de un temor al default como factor disuasivo para las operaciones del agro.

Cada vez más pesos y menos dólares

El apetito por el dólar como refugio inversor se acentuó en los últimos días. Las ventas minoristas de divisas para atesoramiento suman en el transcurso de agosto unos u$s135,8 millones, más de la mitad que las vendidas en todo julio, mes récord con 205,7 millones de dólares.

En el mercado bursátil, hubo un firme incentivo a la demanda de activos dolarizados luego de conocido que el BCRA informó que reducirá aproximadamente un punto las tasas de corte para la licitación de Letras (LEBAC), en un rango del 25,86% al 26,08%, según el plazo. Como estas tasas se estiman como inferiores a lo que podría ser la inflación de los próximos doce meses, los agentes se apuraron a comprar bonos en dólares, que subieron el lunes entre 4 y 5 por ciento (Global 17, Discount en dólares con legislación neoyorquina, Boden 2015 y Bonar X) y acciones de empresas con negocios en el exterior: Petrobras Brasil (+4,9%) y Tenaris (+1,9%).

Una baja en las tasas de referencia repercute de inmediato en una mayor demanda por el dólar en todas sus variantes.

En otro aspecto, agosto promedia una salida de depósitos en dólares del sistema financiero de u$s475 millones contra el mes anterior, la cifra más elevada en un año y medio, explicada principalmente por una baja de las colocaciones del sector público, pero también por la salida de fondos privados. Esta caída afecta en el nivel de reservas, como el pago de deuda, la venta de dólar “ahorro” y la necesidad de divisas para importar energía.

Según el economista Luis Secco, la emisión de pesos para financiar al fisco se duplicó este año y acumuló $43.358 millones entre el cierre de 2013 y el 1° de agosto. Esta importante inyección de pesos fue esterilizada por la emisión de deuda de la entidad. Pero con estos instrumentos sólo se posterga el momento en el que los pesos se volcarán a la economía, a cambio de un alto costo: el de la tasa de interés que debe pagar la entidad, que este año llegó a colocar títulos al 30% anual. Además, Secco calcula que el Estado le demandará del Central otros $15.000 millones hasta fin de año para afrontar gastos corrientes.

Hasta fin de año, a la entidad monetaria le quedan vencimientos de LEBAC y NOBAC por unos $146.000 millones, nada menos que un monto equivalente al 39% de la actual base monetaria ($371.668,7 millones en billetes y monedas en circulación, cheques cancelatorios y cuentas corrientes en pesos). Queda una disyuntiva indeseada e inevitable: para renovar los vencimientos de estos títulos, el BCRA deberá sostener altas las tasas, con la consecuencia recesiva de esta medida. Si convalida una baja de las tasas –como ocurre esta semana-, para no quitar liquidez a la alicaída actividad económica, el volumen de pesos empujará al alza a la inflación y al dólar y, seguramente, obligará a devaluar a un ritmo mayor que el actual.

En 2014 se duplica el déficit energético

Los dólares comerciales son en la práctica la única fuente de divisas genuinas para una economía local debilitada y cada vez más alejada de las posibilidades de crédito internacional, debido al irresuelto conflicto judicial con los holdouts en los EEUU.

El viernes, el Banco Central presentó su informe sobre Evolución del Mercado Único y Libre de Cambios y Balance Cambiario del segundo trimestre del año, que aportó novedades positivas aunque, a primera vista, coyunturales: las reservas crecieron u$s2.271 millones entre abril y junio, después de registrar caídas por ocho trimestres consecutivos. Se duplicó el rojo energético, se sostuvieron los ingresos por la soja, y cayó abruptamente el déficit comercial automotriz, así como el desbalance de servicios por una reducción del déficit turístico.

El flujo de los dólares es un indicador útil para observar la evolución de la economía del 2014, luego de la fuerte devaluación de enero. Los pagos de deuda por unos u$s1.632 millones en el período, neutralizaron los ingresos por u$s1.600 millones en concepto de colocaciones de deuda e inversiones concentradas en el sector petrolero. Asimismo, el superávit por la totalidad de operaciones registradas en el Mercado Único y Libre de Cambios en el segundo trimestre (u$s4.100 millones) fue absorbido por el BCRA, que adquirió en el mercado mayorista 4.042 millones de dólares.

En términos trimestrales, el superávit de mercancías alcanzó los u$s4.207 millones, producto de una caída mayor para las importaciones que para las exportaciones, declive propio del actual período de contracción de la actividad económica.

El sector de oleaginosas, aceites y cereales registró cobros de exportaciones por u$s9.860 millones en el segundo trimestre de 2014, que es el de mayor volumen de operaciones. Este monto se mantiene prácticamente estancado si se lo compara con igual período de 2012 y 2013. Asimismo, es 9% inferior al del récord de 2011. Al tomar el resto de los sectores exportadores, la caída de ventas externas entre abril y junio fue de u$s1.378 millones u 11% interanual, desde los u$s12.427 millones de 2013 a los u$s11.049 millones de 2014. La producción agrícola y la agroindustria moderaron la recesión económica que reflejan los números del comercio exterior.

Durante el segundo trimestre de 2014, los pagos de importaciones de bienes según el Balance Cambiario totalizaron u$s16.703 millones, con una baja de 8% interanual, aunque las importaciones de energía mostraron un preocupante incremento. Las compras de petróleo aumentaron 26% interanual, a unos u$s3.500 millones, mientras que las de electricidad ascendieron a unos u$s800 millones (+152%), para totalizar u$s4.353 millones, un 38% más. Con exportaciones de energía por u$s1.581 millones (-7% interanual), el déficit trimestral del sector fue de unos 2.772 millones de dólares.

La energía demanda más dólares

En el acumulado de la primera mitad del año, los cobros de exportaciones del sector agrícola e industrias derivadas totalizaron u$s14.862 millones, sin variaciones significativas en términos interanuales. El rubro automotriz recortó fuerte su déficit comercial, a unos u$s1.500 millones en el primer semestre, un 45% menos, en un marco de profunda caída de ventas y producción.

En cuanto a los servicios, por efecto de la devaluación y suba de la tasa de percepción impositiva aplicada a los gastos en el exterior, el rubro turismo redujo su balance negativo en un 51,3% a u$s2.190 millones en el primer semestre de 2014, respecto de los u$s4.504 millones del mismo período de 2013. De todos modos, en este ítem deberían tenerse en consideración los u$s1.110 millones vendidos al público para atesoramiento y viajes, según las cifras de la AFIP.

En cuanto a la energía, “el nivel de pagos del sector para el primer semestre del 2014 representó un valor récord de unos u$s7.300 millones, con un incremento interanual de 36 por ciento”. Al descontarle las exportaciones entre enero y junio, el rojo energético en términos comerciales fue de u$s4.334 millones en el primer semestre, un 101% más que los u$s2.151 millones del primer semestre de 2013. Si se contabilizan otros ítems, como inversiones extranjeras, giros por rentas y servicios, y otras operaciones de capital y financieras, el rojo energético entre enero y junio se ubica en los 3.486 millones de dólares.

El déficit energético tiene un impacto directo sobre las deterioradas cuentas públicas. El viernes pasado se conoció una ampliación del Presupuesto Nacional por casi $200 mil millones, a través de un decreto de necesidad y urgencia. La Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), señaló que “el crédito vigente para los subsidios económicos aumenta un 66,4% con respecto a la ejecución 2013 (+$74.908 millones), principalmente por los subsidios al sector energético”, asignados principalmente a través de CAMMESA, ENARSA y “Plan Gas”, por un total $65.750 millones o un 89% más que lo aprobado por el Congreso el año pasado. Al actual tipo de cambio oficial ($8,2625) representan unos 7.957 millones de dólares.

ASAP detalla que “las transferencias para gastos de capital muestran un incremento del 57,4% con respecto a la ejecución 2013 (+$15.814 millones), como consecuencia nuevamente de las mayores asignaciones al sector energético”, que demandan, en este caso, $12.906 millones (unos u$s1.562 millones).

La presión sobre reservas llevó al dólar a 13 pesos

La indefinición del diálogo con los holdouts en Nueva York renovó la tensión en el mercado cambiario, pero el voltaje político de este litigio opacó a otros indicadores que cobran mayor influencia en el precio del billete y las expectativas de su evolución hacia fin de año.

El dólar alcanzó los 13 pesos en el mercado informal, con un incremento diario de 2,4%, para acumular un 29,5% en el año. Con mínimas transacciones, los operadores de este circuito subieron el precio a un nivel que no tocaba desde el 23 de enero, cuando cerró en un récord de $13,10, que entonces se “desinfló” rápidamente. El dólar paralelo aventaja al oficial, que en el mercado mayorista acumula una suba de 25,5%, desde $6,523 de fin de diciembre a $8,185 de hoy.

Las pocas operaciones del segmento marginal no justificaron semejante salto de precios. Más bien fue la intención de los agentes de esta plaza fijarle un piso al billete ofrecido, en medio de la incertidumbre política y económica por un potencial default.

No obstante, el dólar libre se encuentra aún debajo del rango de precios que se deduce de la división de la Base Monetaria por las reservas internacionales, en u$s29.013 millones según cifras provisorias del BCRA. Con un circulante y depósitos a la vista que, según la entidad, totalizaron $391.644,3 millones al 15 de julio último, el dólar de “convertibilidad” ronda los 13,50 pesos. Este dólar implícito o de “cobertura”, como se lo llama en la jerga financiera, ascendía a $11,90 al cierre de 2013, cuando el “blue” se pagaba a 10,04 pesos.

En el mercado cambiario tienen en cuenta las dificultades del Banco Central para sumar reservas, aún con importantes saldos netos compradores en el mercado mayorista, que este mes ya acumulan 1.470 millones de dólares. Por el pago de deuda y la factura energética, las reservas ceden u$s242 millones en julio, el último mes con volúmenes importantes en cuanto a liquidación de exportaciones del agro.

La Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) informaron que el sector liquidó u$s640 millones la semana pasada, mientras que desde comienzos de año rindió u$s15.636 millones por ventas de granos y derivados al exterior, un 5,3% más que en similar lapso de 2013, aún en un contexto de declive de precios internacionales.

La tonelada de soja vale hoy u$s454,30 en los contratos para agosto, un 9,6% menos que un año atrás, mientras que las posiciones más negociadas, para noviembre, rondan los 406,97 dólares. Esta baja en las cotizaciones, en un rubro que representa más de un tercio de las exportaciones locales, es una señal de debilidad para las reservas en el segundo semestre del año.

Sucede que a falta de dólares financieros, el principal ingreso de divisas se registra por el comercio exterior. El superávit comercial del primer semestre del año fue de sólo u$s3.685 millones, un 28,4% menos que en el mismo período del año pasado. Este deterioro significó el saldo positivo más bajo para el período enero-junio en once años de administración kirchnerista, producto de la merma de las exportaciones por una menor demanda de autos por parte de Brasil y términos de intercambio erosionados por la inflación. En 2013, la balanza comercial arrojó un superávit de u$s8.004 millones (36,9% menos que en 2012) y es improbable que este año pueda alcanzar un saldo favorable similar.

Pagos de deuda

Este lunes se produjo el pago inicial al Club de París por u$s642 millones al contado, según el acuerdo alcanzado por el ministro de Economía Axel Kicillof con las autoridades de la entidad el 29 de mayo. En el Palacio de Hacienda lo ponderaron como “un hito en materia de acuerdos con esta institución, puesto que el país consiguió un esquema de financiación de la deuda impaga que, además de constituirse como un mecanismo para potenciar las inversiones (…), no cuenta con la tutela del Fondo Monetario Internacional y, por tanto, no condiciona las decisiones soberanas”.

Sin embargo, en el detalle del informe oficial se conoció que la deuda refinanciada ascendió a u$s9.690 millones, incluyendo intereses y punitorios, un 95,6% por encima del capital adeudado en 2001 (u$s4.955 millones), casi el doble. El Ministerio de Economía aceptó pagar u$s1.102 millones de intereses y u$s3.633 millones de punitorios. Este último ítem más que duplica los u$s1.650 millones que el juez Griesa ordenó pagar a los holdouts por todo concepto.

También continúan contabilizándose como reservas unos u$s539 millones depositados para el pago de intereses de bonos Discount en dólares con legislación de Nueva York, bloqueados por Griesa y que serán depositados en cuanto una decisión judicial en los EEUU lo habilite. Sin estos fondos, las reservas se ubicarían en u$s28.472 millones, con un precio implícito para el dólar de 13,75 pesos.

Apertura del “cepo”: ya se vendieron u$s1.000 millones

Desde que el Gobierno reactivó la venta de dólares a particulares para atesoramiento, el Banco Central se desprendió de unos u$s749,2 millones, que sumados a los u$s244,8 millones adquiridos para turismo, ascendieron a u$s994 millones hasta el lunes. Desde el 27 de enero último la AFIP autorizó la venta de divisas a minoristas por el 20% de los ingresos mensuales comprobados, como una vía para quitarle presión a la demanda en el mercado informal, donde se canalizaban las necesidades de divisas extranjeras en efectivo. La flexibilización cambiaria, complementada con la devaluación, contribuyó con éxito a desacelerar el alza del “blue” y la caída de reservas.

La modalidad redujo prácticamente a la mitad el volumen de operaciones del circuito paralelo, pues en promedio la venta formal para ahorro cursó unos u$s8,5 millones por día. El giro oficial fue eficaz para desactivar una escalada del precio del billete, que en la tercera semana de enero había alcanzado los $13,10, su valor más alto desde que comenzó el “cepo” cambiario, inmediatamente después de aplicada la más profunda devaluación del peso desde 2002.

Aunque el fiscal no es un objetivo protagónico, hay que recordar que al dólar oficial se le añade un 20% en concepto de adelanto de Ganancias, que lleva a la divisa a $9,84 según el promedio al público en casas de cambio y bancos, y a $11,07 en la modalidad “turista” (+35%), cotizaciones que acortaron la brecha con el “blue” y la estabilizaron por debajo del 50 por ciento.

Si bien las restricciones cambiarias continúan, puesto que sólo se puede adquirir la divisa en entidades financieras en las que se tenga cuenta y por un cupo preestablecido por el ente recaudador, el “blue” se descomprimió y su precio se desinfló: aún hoy, a $11,64, permanece un 11% por debajo del récord del verano. En 2014, el dólar informal avanza 15,9%, menos que la inflación registrada por las consultoras privadas y apenas arriba de la medida a través del IPC Nacional Urbano.

En una comparación interanual, la inflación Congreso hasta abril (último dato disponible) acumuló un 38%, mientras que el dólar paralelo avanzó apenas 12,2% de abril a abril (de 9,40 a 10,55 pesos), y un 35,8% entre el 10 de junio del año pasado y hoy. En tanto, el dólar mayorista, cuyo precio es determinado por las intervenciones del Banco Central en la plaza interbancaria, trepó 55% de abril a abril y 53,2% de junio a junio, ritmo de apreciación que muestra cómo el BCRA hizo un esfuerzo por descontar el atraso cambiario acumulado en años anteriores. Ese atraso llevó en la práctica a un desdoblamiento de la operatoria y a férreos controles que dosificaron incluso la disposición de divisas para importaciones.

Por efecto de la devaluación y las imposiciones tributarias, el encarecimiento del billete verde desalentó la demanda para vacacionar en el exterior. La salida de dólares por turismo se recortó 32% o más de u$s700 millones en el primer trimestre, a u$s1.549 millones, frente a egresos netos por u$s2.280 millones entre enero y marzo del año pasado, según el Balance Cambiario del Banco Central, que computa tanto la compra de divisas en efectivo como gastos con tarjeta en el exterior.

En el primer semestre de 2013, las salida de dólares del sistema financiero por la demanda de turistas acumuló u$s4.530 millones, mientras que las reservas del BCRA en el período cedieron 6.285 millones de dólares. El contraste con lo que ocurre en 2014 es notorio: los activos internacionales restaron entre enero y el 9 de junio unos u$s1.820 millones, un tercio que lo perdido el año pasado. Esta contención a la salida de divisas fue posible por el oportuno reconocimiento de un dólar más caro y la mayor carga tributaria, a la vez que demostró que la apertura del mercado cambiario no significa necesariamente perder más reservas. Distinta hubiera sido la suerte de la economía doméstica si en lugar de un “cepo”, el Gobierno hubiera optado por una devaluación gradual a partir de octubre de 2011.