En un año de apertura parcial del “cepo”, las ventas minoristas insumieron casi 4.000 millones de dólares: desde el 27 de enero de 2014, cuando se flexibilizaron las restricciones cambiarias, la AFIP autorizó operaciones por u$s3.357,8 millones para atesoramiento y u$s541,6 millones para turismo.
Después de la devaluación del peso impulsada por el Banco Central en enero de 2014, que significó la mayor apreciación del dólar oficial desde la salida de la convertibilidad, la AFIP y el Banco Central dispusieron la apertura parcial del “cepo” cambiario, que prácticamente mantenía paralizadas las ventas al público desde el 31 de octubre de 2011. En el transcurso de un año se efectivizaron unos u$s3.899,4 millones, y si se toman en cuenta las operaciones validadas, este monto se extendió a u$s4.373,4 millones: u$s3.705 millones en concepto de ahorro y u$s668,4 millones por viajes al exterior.
Si bien son numerosos los factores que inciden en el ingreso y egreso de divisas a las arcas del Banco Central, este monto de demanda minorista representó un 13,6% del total de reservas que contabilizaba la entidad al 27 de enero del año pasado (u$s28.704 millones) y el 12,4% de estos activos internacionales informados hasta el lunes, de 31.276 millones de dólares. Fue un importante sacrificio de fondos líquidos para descomprimir la oferta minorista.
El incremento de la inflación en torno al 38% en los últimos doce meses, según datos de consultoras, superior al aumento promedio de los salarios fijado por paritarias (un 29,7%, según el Ministerio de Trabajo), erosionó el excedente de pesos en manos del público y ayudó a enfriar la demanda por la divisa en el mercado formal.
No obstante, el ostensible atraso cambiario resultado de un aumento del dólar oficial muy por debajo de la inflación pulverizó una eventual pérdida de capacidad de ahorro en dólares de los asalariados. En el promedio de casas de cambio y bancos del microcentro porteño, la divisa para la venta subió apenas un 8,2% desde el 24 de enero del año pasado hasta este lunes, de 8,02 a 8,68 pesos. En proporción similar, el dólar mayorista o interbancario, referencia para todos los circuitos del mercado y tipo de cambio para las operaciones de comercio exterior, avanzó apenas un 7,7%, desde 8,01 a 8,6275 pesos. En la plaza mayorista es el Banco Central el que determina las cotizaciones, a través de las operaciones de regulación de liquidez propias de un régimen cambiario de flotación administrada.
De esta forma, las ventas para turismo y ahorro se estabilizaron bien por encima de los u$s400 millones mensuales, mientras que nueve de cada diez de esos dólares fueron retirados de los bancos. Esto quiere decir que los particulares están dispuestos a pagar el recargo del 20% sobre la compra de dólares para tenencia, como anticipo del Impuesto a las Ganancias, a cambio de “fugar” sus billetes del sistema financiero.
La apertura parcial de la venta de divisas al público reportó un triunfo al Gobierno, al haber contribuido a limitar la evolución alcista del dólar paralelo. En el mercado “blue” avanzó apenas 16,7% desde los $11,70 del viernes 24 de enero de 2014 a los $13,66 del lunes. La brecha entre el dólar oficial y el informal en torno al 60% fue aprovechada por muchos ahorristas, que se hicieron de un “plus” en su sueldo de bolsillo, al adquirir divisas en la plaza formal y venderlas en la informal.
Las autoridades dan vía libre a esta operatoria para conseguir el objetivo de “desinflar” los precios en el mercado negro a través de una oferta más abundante y la competencia de un dólar oficial a todas luces percibido como barato. Esta victoria es costosa, pues además de la pérdida de reservas exige el mencionado atraso cambiario, eficaz en lo inmediato, pero que alimenta la expectativa de otra fuerte devaluación en próximos meses.