La mutación del “cepo”

Juan Gasalla

La calma que se observa en el mercado de cambios en las últimas jornadas es aparente. Detrás del recorte de precios que experimenta el dólar oficial y la apertura de las ventas para atesoramiento, el Gobierno fuerza al mismo tiempo una reducción en la demanda de divisas para que la presión sobre las reservas del Banco Central se apacigüe un poco, después de un enero devastador para estos activos.

El “cepo” cambiario persiste con renovadas formas, ahora a través de la dilación para cursar las autorizaciones de compra de divisas para los importadores y en el volumen cada vez más modesto que la AFIP valida para las operaciones minoristas de dólar “ahorro”.

Una muestra de los obstáculos para importar es el menor monto operado en la plaza mayorista, que este martes se limitó a unos u$s182 millones en el mercado de contado y u$s123 millones en el de futuros, con participación compradora del Banco Central. La debilitada actividad de la plaza interbancaria no tuvo que ver esta vez con la oferta privada, cuando febrero se perfila como un mes con mayor protagonismo de exportadores, en especial de la agroindustria, y de los bancos, que tienen que adecuarse al nuevo límite dispuesto por el BCRA para la tenencia de dólares en su patrimonio (hasta 30%) y un techo del 10% para las posiciones de dólares en el mercado de futuros.

En tanto, el dólar para atesoramiento disminuyó los montos transados en forma evidente en su tercera semana de apertura. Mientras que en la primera semana de vigencia (del 27 al 31 de enero) el promedio diario de ventas fue u$s19 millones, en la segunda (del 3 al 7 de febrero) bajó a u$s16,4 millones, aún cuando la demanda minorista tiende a aumentar con el cobro de salarios propio del inicio de cada mes. Esta semana, entre el lunes 10 y el martes 11 se vendieron u$s13,2 millones, con un promedio parcial de 6,2 millones.

En cuanto a las validaciones, el ente recaudador aprobó el lunes 27 de enero pedidos de ahorristas por u$s52,2 millones; el lunes 3 de febrero, por u$s34,5 millones, y el lunes 10 de febrero, apenas 10,2 millones. Con la misma tendencia, el martes 28 de enero se aprobaron u$s21,9 millones; el martes 4 de febrero, u$s20 millones, y el martes 11, sólo 7 millones de dólares.

Cada contribuyente tiene la posibilidad de acceder a divisas por el equivalente al 20% de su ingreso promedio de los últimos meses y el propio administrador federal de Ingresos Públicos, Ricardo Echegaray, aseguró que “la fórmula para comprar dólares se mantiene inalterable”, aunque la AFIP se encargó de aclarar que hay variables que “pueden modificar la situación fiscal del contribuyente”. Entre ellas, cita la demora de los empleadores para presentar la Declaración Jurada de sus empleados, la fecha del pago de los aguinaldos (la fórmula considera las últimas doce remuneraciones y en el último año hay empleados que pueden tener liquidadas dos cuotas del Sueldo Anual Complementarios o una sola) o la fecha de liquidación de los “Bonos Anuales”, sea ésta en diciembre o en enero. En el caso de los monotributistas, la AFIP contempla el nivel de facturación, gastos, el personal a cargo y consumos con tarjeta de crédito que pueden dar al organismo la potestad de recategorizarlos o excluirlos del régimen.

Otras particularidades afectan al dólar “blue”, pero éste no es ajeno a las recientes acciones del Gobierno en el plano cambiario. Por una parte, la demanda de la divisa disminuyó en forma notable una vez superado el período en el que se busca más efectivo para las vacaciones, en diciembre y enero. Así, cayó el precio un 12% desde el récord de $13,10 el 23 de enero último hasta los 11,70 pesos. Por otra parte, la apertura parcial de las ventas formales para atesoramiento retiraron de la plaza informal a una porción importante de compradores, que ahora pueden acceder a la divisa a un promedio de $9,20 (hoy a $7,92 más el 20% de recargo como anticipo del Impuesto a las Ganancias), un 21,4% más barata que el blue.

Sin embargo no hay que pasar por alto las condiciones de mercado que determinan al circuito paralelo, por más informal que sea. Así como los operadores de las “cuevas” ganan con el spread que aplican sobre la cotización para la venta de la divisa, también obtienen una ganancia implícita al comprar dólares a un precio más bajo que el que podrán vender en el futuro. Y el incremento de la oferta de billetes de ahorristas que compran en bancos y casas de cambio y luego venden en el mercado marginal para hacerse de una diferencia es un resultado obvio de la flexibilización de las restricciones de la AFIP y el Banco Central. Por ello, con estos valores más deprimidos para el billete verde, es probable que las “cuevas” y “arbolitos” se aboquen en estos días a acumular stock de divisas más que a ofrecerlas, a la espera de un momento oportuno para vender a precios más altos, en este mercado que subsiste a fuerza de especulación y a la sombra de los controles oficiales.