El estancamiento económico que legó Cristina

Desde la instauración del cepo cambiario, a fines de octubre de 2011, la economía argentina entró en un período de mediocridad del que aún no puede despegar. Pocos días después del resonante triunfo electoral con el 54% de los votos, la reelegida presidente Cristina Kirchner apostó gran parte de su capital político a una iniciativa que le costó cara al país, pues aplastó el crecimiento y al combinarse con una elevada inflación degradó las chances electorales del Frente para la Victoria en 2015, que siempre tuvo en el aspecto económico un importante soporte.

Con la restricción sobre el dólar se inició un camino de escasez de divisas e inversión extranjera más pérdida de reservas y atraso cambiario que afectó el nivel de exportaciones, la creación de empleo privado y obligó a continuos controles sobre las importaciones.

La manipulación estadística del INDEC de la “era K” no disimuló ese estancamiento económico durante la segunda presidencia de Cristina. El PBI argentino en la evaluación del anterior gobierno creció 0,8% en 2012, un 2,9% en 2013 y 0,5% en 2014, guarismos reproducidos en los informes del Banco Mundial. Sin información definitiva, la actividad económica en 2015 mostró hasta septiembre un crecimiento en torno al 2%, cifra que está siendo revisada por los actuales profesionales que conducen el ente estadístico.

La segunda gestión de Cristina dejó un incremento del PBI acumulado de 6,3% en cuatro años, a un promedio de 1,57% anual en el período, casi la mitad del promedio histórico del último siglo, que según el Proyecto Arklems fue de 2,7% anual, y apenas sobre el ritmo de crecimiento demográfico del país, hoy a una tasa de 1% anual.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), dependiente de Naciones Unidas, también estimó en 2% el crecimiento del PBI de Argentina para 2015, cuyo cálculo es inferior según otras fuentes. El FMI y el Banco Mundial presentaron en el Foro de Davos un informe que contempla un crecimiento para Argentina de 1,5% en todo 2015. Además, el FMI estimó para 2016 una contracción de 1 por ciento.

El Índice General de Actividad de la consultora Ferreres & Asociados registró un incremento acumulado de 1,7% el año pasado. “Más allá de algunas oscilaciones de corto plazo, la tendencia de largo plazo de la economía se muestra claramente estancada desde hace cuatro años. En este sentido, la economía prácticamente no ha crecido desde el primer trimestre de 2012, hecho que contrasta marcadamente con los registros de las principales economías de la región”, indicó el reporte de Ferreres & Asociados.

Dispar crecimiento de los vecinos

La desaceleración de la actividad local también sufrió por la debilidad de las condiciones externas. En los últimos años Argentina alcanzó mejores indicadores de crecimiento que Venezuela y Brasil, pero sus resultados fueron pobres frente al resto de la región, que logró superar las limitaciones del cambio de ciclo internacional con tasas que duplicaron o triplicaron a las argentinas.

El PBI de Brasil, el principal socio comercial de la Argentina, transitó un lapso de bajo crecimiento en 2012 (+1,8%), 2013, (+2,7%) y 2014 (+0,1%), para caer un 3% en 2015. En los últimos cuatro años Brasil acumuló un alza marginal de 1,5 por ciento. El FMI calcula para el gigante sudamericano una recesión de 3,5% en 2016, en un drástico proceso de ajuste fiscal a cargo de un gobierno cuestionado por los escándalos de corrupción.

Todos los países emergentes acusaron recibo del descenso de los precios de las materias primas. En el caso argentino, basta recordar que hoy el valor de la soja es 40% menor al promedio de 2012, mientras que las pérdidas para el maíz y el trigo fueron de 45 y 37 por ciento, respectivamente.

Pero otros vecinos con limitaciones similares sostuvieron un crecimiento consistente que dejó expuesta la mediocridad de la política económica aplicada en Argentina. Según datos del Banco Mundial para 2012, 2013 y 2014, y proyecciones del FMI para 2015, Ecuador acumuló en cuatro años un crecimiento de 13,9%; Chile, de 14,6%; Uruguay, de 15,2%, y Colombia, del 17 por ciento. El PBI de Perú se expandió 17,6% en el mismo período, y destacaron Paraguay y Bolivia, con incrementos de 21,5 y 23,3 por ciento, respectivamente.

En el otro extremo asoma el ejemplo dramático de Venezuela, cuyo principal ingreso son las exportaciones de petróleo crudo. El país bolivariano, meca del intervencionismo estatal, pasó de crecer en 2012 (+5,6%) y 2013 (+1,3%) a una profunda recesión en 2014 (-4,0%) y 2015 (-10%, según cifras del FMI). En los últimos cuatro años la economía venezolana se contrajo en 7,6% acumulado y en 2016 podría caer otro 6 por ciento.

Diciembre rojo para la Bolsa

La Bolsa de Comercio está digiriendo con dificultad todas las novedades locales y del exterior, y es la gran perdedora de este inicio de gestión de Mauricio Macri: el mercado de acciones acumuló una caída de 16,5% tras ocho sesiones consecutivas de pérdidas y redujo a 29% el alza promedio en lo que va de 2015, apenas encima de la inflación del año.

En los últimos días se sucedieron varias noticias que llevaron a los agentes bursátiles a una abrupta toma de ganancias, luego de que el mercado de acciones llegara a acumular beneficios en torno al 60% anual en pesos antes de la definición electoral del 22 de noviembre.

Desde el punto de vista local influyó el fuerte incremento de las tasas de interés hasta el 38% anual dispuesto por el Banco Central para sus colocaciones de deuda. También impactó la liberación del “cepo” cambiario, al convalidarse en libre flotación un dólar oficial por debajo de los 14 pesos, cotización que sorprendió a muchos operadores con expectativas de devaluación mayores.

Jorge Compagnucci, analista de Fénix Report, enfatizó que desde el punto de vista del circuito financiero “el dólar no subió, si no que bajó”, habida cuenta que la divisa en el mercado paralelo había alcanzado los 16 pesos en octubre pasado. “Para quienes somos del ‘palo’ de los mercados, el dólar en nuestro país bajo a niveles de agosto 2014. Si hubiese existido una verdadera devaluación del 40% en seco, hubiéramos tenido cierre por una semana en los comercios, sin ningún tipo de venta, y larguísimas colas en las estaciones de servicio”, consignó.

“Cuando ganó Macri, y el Merval alcanzó mi objetivo de 933 puntos medido en dólares, dije: el resultado del ballottage es señal de venta. En Argentina la tendencia y la suerte del país no pasan por quien gobierne, sino por el momento del ciclo económico y financiero global en que lo hace. Por eso el Merval ya está 20% abajo desde ese entonces”, agregó Compagnucci.

Al considerar el plano exterior, fue ineludible descontar en precios el proceso de reversión de tasas de la Reserva Federal de los EEUU, el desplome del petróleo a valores inéditos desde la crisis financiera y el mediocre desempeño de las economías emergentes, con la devaluación del real brasileño como estandarte. Compagnucci hizo foco en este frente externo: “La cosa es que salimos del cepo en el peor momento que podía ser, a diferencia de la convertibilidad que fue en el mejor. Por eso no tuvimos más crisis en el 2002 sino adecuación de precios”.

El descenso del crudo, que en USD 34 por barril en los EEUU y USD 36 en Europa ya sondea sus precios más bajos desde 2004, más la devaluación del real brasileño afectaron por partida doble a Petrobras Brasil, la compañía de mayor ponderación del índice Merval. Otros títulos ligados a la energía, como YPF y Tenaris, completaron el cuadro bajista para el referente líder.

Petrobras Brasil se desplomó 17,8% en Wall Street desde el 9 de diciembre, de 5 a 4,11 dólares. En Buenos Aires la baja acumulada en ocho ruedas fue de 22,5%, de 37,10 a 28,75 pesos. En el caso de YPF, la mayor compañía argentina, restó 5,1% en Nueva York (de 16,78 a 15,92 dólares) y 14,2% en el Merval (de 256 a 219,75 pesos) desde que asumió Macri.

A la vez es atinada la lectura de que las elevadas tasas de interés en Argentina, que le compiten a los futuros rendimientos de los activos, anticipan un enfriamiento económico para cumplir con la absorción de liquidez propia del objetivo antiinflacionario del nuevo Gobierno. “Con tasas altas, la Bolsa tiende a caer. Cuando el costo del dinero es muy caro la Bolsa históricamente cae: el dólar es el adversario, pero la tasa es la enemiga acérrima y está al acecho”, indicó Marcelo Trovato, de Pronóstico Bursátil, al referirse al salto de los rendimientos hasta la zona del 40% para los títulos emitidos por el Banco Central.

“Por otro lado, medido en dólares el Merval valía casi 1.000 puntos y ahora le toca la corrección lógica”, indicó Trovato a Desde la Bolsa en Directo. El 20 de noviembre último, previo a la consagración electoral de Macri en segunda vuelta, el Merval alcanzó los 14.173 puntos, que divididos por el “contado con liquidación” de entonces, a $14,63, dejó una valuación de 969 puntos en moneda norteamericana. “¿Van a crecer las empresas en el próximo año? Indudablemente que no, porque para crecer se necesita otro tipo de cambio y un plan integral, que hasta ahora el mercado no lo tiene, y está reaccionando en consecuencia: no debería sorprender que esté bajando”, afirmó el experto de Pronóstico Bursátil.

En lo inmediato el Gobierno capitaliza el cambio de humor de la sociedad: un dólar libre y calmo es un importante respaldo de corto plazo para las iniciativas del ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay y del presidente del BCRA Federico Sturzenegger, además de una incipiente muestra de confianza en la idoneidad de los cuadros técnicos incorporados a las dependencias económicas. Sin embargo, los agentes financieros manifiestan a través de los índices bursátiles su incertidumbre respecto de los graves problemas que todavía persisten en la macroeconomía (déficit fiscal, inflación, estancamiento de la actividad), aún cuando observan en Macri a un dirigente con intenciones de promover al mercado de capitales.

El peso es la moneda emergente más devaluada

Este jueves el Gobierno de Macri anunció la medida que signa el debut de la nueva administración: la liberación del mercado de cambios. El fin del “cepo” vigente desde octubre de 2011 vino acompañado por una histórica y anunciada devaluación: el dólar mayorista llegó a operarse a 14 pesos al comienzo de la rueda, para cerrar a $13,38, un 36,2% más caro que los $9,8275 del miércoles. Este movimiento implicó una devaluación del peso del 26,6% en una sola jornada, la mayor caída diaria desde el 8 de enero de 2002, cuando el peso se devaluó 28,6% y el dólar oficial saltó de 1 peso a 1,40, tras el derrumbe de le la convertibilidad.

Argentina es un país cuya trayectoria económica se mueve cíclicamente de un extremo al otro. De la “híperinflación” al “uno a uno” y de allí al default más grande de la historia. Desde las “reservas récord” de 2011 a un BCRA con arcas vacías. Desde el superávit fiscal del gobierno de Néstor Kirchner al actual déficit por encima del 7% del PBI. Todos movimientos bruscos y contrapuestos que trazan un sendero errático: aquél en el que el país se perdió por décadas, sin encontrar el rumbo del desarrollo.

Por eso no fue de extrañar que en pocas horas el peso argentino pasara de ser una moneda “sobrevaluada”, consecuencia de una inflación local que encareció en forma exagerada los bienes y servicios medidos en dólares, a ser una de las divisas que más se devaluó en el mundo en este 2015.

Si exceptuamos a un puñado de economías de escasa relevancia global, como Kazajstán (allí el dólar subió 87,9% frente al tengue kazajo) o Bielorrusia (el dólar saltó 66,8% frente al rublo), Argentina es el país emergente donde más subió el dólar, un 54,8% en el transcurso del año, desde los $8,555 a los $13,25 en la cotización mayorista.

Probablemente los estrictos controles del régimen bolivariano impidieron que el dólar en Venezuela –el país con más inflación del mundo- no aumentara a tasas astronómicas (apenas 1% este año), pero eso no opaca el declive del peso argentino, incluso mayor que el de divisas de países en conflicto. Por ejemplo, el dólar trepó 46,6% respecto de la libra siria y 13,6% frente a la libra sudanesa.

Detrás de la Argentina quedan Ucrania (donde el dólar aumentó +50,8%), Brasil (+50,2% contra el real), Colombia (+40,5%) y Sudáfrica (+30,5% contra el rand). La moneda de los EEUU también tuvo una apreciación notoria, aunque inferior que en la Argentina, frente al peso uruguayo (+26,2%), el rublo ruso (+25,5%), la lira turca (+25,3%), el ringgit malayo (+22,6%), el peso mexicano (+16,3%), el peso chileno (+ 15,4%) y el sol peruano (+12,7%).

Post devaluación, el mercado financiero argentino enfrenta un drástico cambio de escenario, con nuevas reglas de juego luego de la eliminación del “cepo”. Quedó erradicada con relativa calma una invención descabellada que distorsionó por cuatro años los precios internos y sometió hasta el límite de la extinción los flujos de dólares en la economía, bajo la arbitrariedad oficial.

No significa que ahora el Estado deba retirarse de la plaza financiera y dejarla a merced de su propia dinámica, sino que llegó el turno de tomar decisiones con rigor técnico, en virtud de solucionar los problemas y no causarlos. La suba de tasas del BCRA al 38% para los tramos cortos es una muestra de un Gobierno obligado a ser muy activo y certero: por primera vez hay rendimientos reales positivos desde el 2002, para enfrentar el desborde de pesos en medio de un proceso inflacionario. Resta el desafío de reanimar una economía debilitada y con un palpable riesgo recesivo de cara al 2016.

Los ahorristas motorizan la fuga de capitales

La semana pasada el Banco Central presentó su informe sobre operaciones en el Mercado Único y Libre de Cambios y el Balance Cambiario actualizado al cierre del segundo trimestre de 2015. Uno de los datos destacadas fue que en la primera mitad del año las ventas de dólares a minoristas sumaron u$s6.500 millones, prácticamente el doble que el monto alcanzado en el mismo lapso de 2014.

En el desglose que hace el BCRA, los egresos netos por turismo y viajes y pasajes alcanzaron los u$s3.700 millones entre enero y junio, mientras que las compras netas de billetes para atesoramiento totalizaron en ese período unos 2.800 millones. La AFIP informó ventas para ahorro por u$s2.856 millones en los primeros seis meses de 2015. En base a las cifras del reporte del Central, la “demanda adicional” de de divisas por parte de los minoristas por ahorro y viajes al exterior sumó u$s3.100 millones en el primer semestre de 2015, con un crecimiento de 92,2% interanual.

Estos u$s6.500 millones efectivizados por el público responden a un ostensible atraso cambiario. En la ponderación de los particulares el dólar se exhibe como un activo “barato”, eficaz para escudarse de una futura devaluación. También la experiencia de las últimas décadas posiciona a la divisa norteamericana como una alternativa para cubrirse de la inflación, si bien al concluir el primer semestre el dólar oficial subía un 12% interanual (de 8,13 a 9,09 pesos en el mercado mayorista) y el “blue” apenas 10,3% (de 12,15 a 13,40 pesos), tasas que fueron menos que la mitad de la inflación real acumulada en 12 meses.

En el último tramo del gobierno de Cristina Kirchner, los particulares procuran captar la mayor cantidad de dólares que la AFIP les autoriza, al punto de arrasar con las divisas que ingresan al país por el intercambio de mercancías con el mundo. Las transacciones de bienes son la principal fuente de ingresos en el mercado cambiario y en el detalle del Central representaron en el primer semestre un 27% menos que las divisas destinadas a cubrir la demanda minorista y que en su mayor proporción salieron del sistema, ya sea al quedar sin registrar en cajas de seguridad, en el “colchón” o por consumos fuera del país.

El BCRA determinó que las transferencias netas por mercancías, es decir, la diferencia entre el cobro de exportaciones y el pago de importaciones cursados a través del mercado de cambios, totalizaron unos u$s5.100 millones en la primera mitad de 2015, unos u$s331 millones o 6,9% más que en el mismo lapso de 2014. Estos datos contrastan con el magro saldo comercial argentino del primer semestre informado por el INDEC, que alcanzó los u$s1.231,4 millones, el monto más bajo para el período desde el 2001.

Más dólar “ahorro”, más fuga de capitales

La autoridad monetaria informó que en el primer semestre de este año salieron del sistema financiero argentino unos u$s3.046 millones, casi el doble que en el mismo lapso del año anterior. Esta fuga de capitales está emparentada con el incremento constante de divisas efectivizadas para atesoramiento, ya que nueve de cada diez de esos dólares son retirados de los bancos, y también a la salida neta de divisas por turismo, debido a que el encarecimiento de los precios internos en términos relativos desalienta la llegada de turistas extranjeros y hace a los argentinos más proclives a vacacionar en el exterior.

De esta forma, en 2015 los ítem turismo y ahorro se “comen” los dólares del superávit comercial y a la vez alimentan una fuga de capitales que en el año electoral será la más grande desde que se estableció el “cepo” cambiario el 31 de octubre de 2011, motorizada por la venta de billetes autorizada por la AFIP, que salen del registro financiero y terminan en cajas de seguridad o directamente fuera del país por gastos en el extranjero.

La economía de 2015 se define por la “estanflación”

La semana pasada el INDEC informó que la actividad económica creció en marzo 2% en forma interanual. Aunque registró una caída de 1% en la medición desestacionalizada contra febrero, todo indica que para las estadísticas oficiales el PBI brinda números positivos este año, al contabilizar el 0% de crecimiento interanual en enero y el 1,4% de febrero.

El desarrollo por sector es desparejo. Por ejemplo, el ente estadístico reconoció que la industria retrocedió en abril por 21° mes consecutivo, encabezada por la producción automotriz, que cayó 17,5% en el primer cuatrimestre respecto de 2014. El rubro construcción, por el contrario, mostró un crecimiento interanual de 10,4% en abril, y de 6,7% en el primer cuatrimestre, sostenido por la obra pública, los proyectos petroleros y viviendas, según la información oficial.

Los estudios privados registran distintos resultados y diagnósticos. Para Ecolatina, la actividad económica cayó en el primer trimestre del año 1% frente a igual lapso del año anterior. Si bien este desempeño mejora respecto de la contracción de 2,7% del último trimestre de 2014, abona la visión de que, de punta a punta, el PBI argentino no aumentó en el segundo gobierno de Cristina Kirchner. Ecolatina rescata como “importante” que “en términos desestacionalizados el Producto dejó de caer”, por la contribución de un dólar atrasado ante el avance de la inflación que, precisamente, se desacelera debido a que el tipo de cambio reprimido es la principal “ancla” para los precios minoristas.

A cinco meses de las elecciones presidenciales es un logro del Gobierno haber descomprimido las expectativas devaluatorias e inflacionarias. El sector público está abocado a sostener los niveles de actividad, a través de endeudamiento en dólares para dar ritmo a las importaciones sin resignar reservas, y endeudamiento en pesos para cubrir el déficit fiscal, pues la creciente plantilla del Estado es la que mantiene al índice de desempleo debajo del 10 por ciento.

Desde el oficialismo, Miguel Bein definió como “un macrocidio” la salida de capitales que se profundizó a partir de 2010 a la par del sensible retraso del dólar, “con un aumento de los salarios en dólares de casi 50%, lo que produjo, entre otras cosas, una caída muy importante de las cuentas externas. Esto terminó con el excedente de dólares en la Argentina y el atraso del dólar hoy”. Bein, economista de referencia de Daniel Scioli, precandidato a Presidente del Frente para la Victoria, explicó que el sucesor de Cristina Kirchner deberá pasar “de un modelo de crecimiento basado en el consumo a uno basado en los motores de la inversión. Argentina debe conectar con una agenda de inversión, para lo cual no alcanza sólo con distribuir. Para distribuir hacen falta pesos, pero para crecer, para construir, hacen falta divisas”.

“Estamos en estanflación y parece que nos hemos acostumbrado a vivir con una inflación del 25 por ciento”, indicó Gerardo Della Paolera, economista de la Universidad de San Andrés. “El modelo ahora es bicicleta financiera y manipulación cambiaria, en lugar de ser de matriz productiva diversificada. Las reservas siguen disminuyendo, que se diga que crecen es un maquillaje”, apunta el ex presidente del BCRA Martín Redrado. “Tenemos yuanes que no son dólares, dólares que no son dólares del Banco de Francia y deuda por importaciones de u$s5.500 millones que no se pagaron y quedan para el próximo gobierno”, enumeró el referente económico del Frente Renovador de Sergio Massa.

Jorge Todesca, de Finsoport, traduce el estancamiento en números. Detectó un deterioro de la competitividad que acumulará 25% en el período 2011/2015, “lo que situaría al tipo de cambio multilateral en el nivel más bajo de los últimos quince años y sólo 30% por encima del que existía a finales de la Convertibilidad”. Además, pronosticó una “caída del superávit comercial externo, que este año oscilaría en los u$s5.500 millones”, en franco retroceso respecto de 2012 (u$s12.226 millones), 2013 (u$s8.005 millones) y 2014 (u$s6.653 millones). En esa línea, Todesca establece un “agotamiento del ciclo de crecimiento, con una probable caída del PBI del 1,5% este año”, algo menor que el 1,9% de contracción en 2014, mientras que prevé para 2015 una caída de la inversión en torno al 10,4 por ciento.

Vistas desde la perspectiva oficial o privada las variables macroeconómicas muestran debilidad, aunque la erosión es contenida por los dólares que ingresan a cambio de un 9% anual de interés y del financiamiento en pesos al 27% anual. Estas tasas pondrán techo al crecimiento y piso a la inflación de 2016, que en el caso de la Argentina es hablar de largo plazo.

El dólar “ahorro” es hoy el fundamento del mercado

Con el paso de las semanas se afianza el modesto objetivo que se trazó el Gobierno para llegar a las elecciones: una economía estabilizada en débil receso, escasas reservas reales, un profundo déficit fiscal y elevada inflación. En el saldo positivo queda un muy ajustado superávit comercial y las cifras de empleo, que de la mano de las contrataciones del sector público aún muestran resultados contundentes respecto de la crisis de 2001-2002.

En ese esquema los funcionarios del Palacio de Hacienda comprendieron que, por la experiencia de la historia reciente, los argentinos ven luces de alerta cuando hay inestabilidad cambiaria. Las restricciones a la divisa en el mercado formal y el avance en el circuito paralelo provocaron nerviosismo y desconfianza en los ahorristas e inversores. Después de tres años de “cepo”, el Gobierno encontró una vía para calmar las tensiones que, casualmente, era la más simple: flexibilizar los controles y aumentar la oferta minorista. El BCRA pierde reservas, pero las equilibra con préstamos de China. Esa estabilidad se paga con un aumento de la deuda pública.

Detrás de la mayor demanda de dólar “oficial” muchos analistas advierten el creciente atraso del tipo de cambio, debido a que el precio de la divisa queda rezagado respecto de la inflación. Este flujo de dólares “subsidiados” es hoy el principal “driver” del mercado, el indicador de referencia que contagia a toda la economía e incide en la valuación de los activos argentinos, pues:

1) Contiene al dólar “blue”. Desde que el Gobierno pergeñó el “cepo” hasta diciembre de 2014, el dólar paralelo saltó de $4,27 a $14,05, un 229% en poco más de tres años, mientras que el minorista subió a $8,61 para la venta, un 101,6 por ciento. En lo que va de 2015, el dólar cayó 11,7% en el circuito informal y avanzó un leve 3,3% en el formal. Este movimiento de precios por la intervención oficial muestra que invertir en pesos en 2015 es mucho mejor negocio que refugiarse en el dólar.

2) Anticipa que no habrá devaluación brusca. La voluntad oficial de mantener a raya al dólar a cambio de tomar préstamos con el exterior, es decir, de arriar la bandera del “desendeudamiento”, es la prueba concreta de que no habrá una devaluación profunda, como la aplicada en enero de 2014 (el peso cayó 18% en tres días) o en el primer semestre de 2002, cuando el peso se depreció 74% y pasó del “uno a uno” con el dólar a representar apenas 0,256 centavos de dólar ($3,90 por dólar) el 28 de junio de 2002.

3) Hace a la Argentina más cara en dólares. Devaluar sin un programa adecuado no sirve. El ministro Áxel Kicillof pudo corroborarlo con el experimento de 2014: el ajuste del dólar se trasladó a inflación y caída del salario real en pocos meses. Si algo diferencia al nulo crecimiento económico del año pasado con el de 2015 es que ahora es más notorio el atraso cambiario, cuando coincide con la devaluación de otras monedas de la región y el euro. A la vez, la economía familiar se encuentra menos dañada por una inflación que se desacelera respecto de 2014.

4) Se sostienen las reservas. La asistencia de entidades del exterior como los bancos de Francia y Basilea y, especialmente, el Banco Central de China, permite al BCRA suplir la sangría de dólares con préstamos en moneda extranjera. Así se mantienen el nivel de las reservas internacionales por encima de los u$s30.000 millones, aunque se deteriora el balance de la entidad. Desde que Alejandro Vanoli asumió la presidencia del BCRA el 1° de octubre del año pasado, en poco más de seis meses se incorporaron a reservas los yuanes provistos por el “swap” con China, equivalentes a 3.114 millones de dólares. En el mismo lapso, de octubre a hoy, la AFIP autorizó ventas de dólares a minoristas por unos u$s3.200 millones, casi el mismo monto de los préstamos chinos, pues se efectivizaron u$s2.939 millones por “atesoramiento” y otros u$s262 millones para “viajes al exterior”.

5) Crece la deuda pública. El ingreso de yuanes a las reservas, que integran casi un 10% del total de activos internacionales, en u$s31.518 millones, es reconocido en los informes oficiales como deuda pública. El Ministerio de Economía calculó la deuda externa bruta a diciembre de 2014 en u$s147.457 millones, con un aumento de u$s2.872 millones en el último trimestre del año pasado, prácticamente explicado por la deuda del sector público no financiero y el BCRA (u$s2.803 millones). “Aportaron fundamentalmente a la variación, las cuentas ‘Organismos Internacionales’ por desembolsos netos y ‘Acreedores Oficiales’ principalmente debido a la activación de tres tramos del Swap de monedas con la República Popular de China”, especificó Economía.

6) Se incentiva la fuga de capitales. Si bien siempre estuvo vigente en las últimas cuatro décadas, la fuga de capitales fue un rasgo saliente de períodos mucho más críticos para la economía nacional. No obstante, el atraso cambiario la promueve y no parece un punto que preocupe al Gobierno. Nueve de cada 10 dólares autorizados por la AFIP para “ahorro” salen del sistema. Según el informe el Ministerio de Economía, al cierre de 2014 los activos externos del sector financiero y no financiero ascendieron a u$s224.865 millones, casi u$s7.400 millones más que 2013 (u$s217.475 millones). El dinero de argentinos depositado en el exterior, o dentro del país, pero en cajas de seguridad o atesorado en forma particular, representa un 42% del PBI medido a precios corrientes (u$s539.000 millones según datos oficiales) o el equivalente a la deuda pública total del Estado Nacional (unos u$s200.000 millones entre acreedores del sector privado y público) más el monto que se estima que pueden reclamar los holdouts, unos 25.000 millones.

7) Los dólares están. Puede servir como conclusión alentadora: las divisas fuera del sistema son fondos líquidos, atesorados en cajas de seguridad, “en el colchón” o en cuentas en el exterior, listos para volver a incorporarse al financiamiento de la economía local en cuanto haya señales claras de que se liberará el mercado cambiario y se establecerá un tipo de cambio de equilibrio. Sin “cepo”, el sucesor de Cristina Kirchner deberá restablecer esa convicción para que la economía vuelva a crecer a partir de 2016, pues las divisas en poder de los argentinos serán más gravitantes para la reactivación que la “lluvia” de capitales extranjeros con la que se ilusionan los agentes de mercado.

El récord de dólar “ahorro” dejó al “blue” por el piso

La estrategia del Banco Central de liberar ventas de divisas para atesoramiento dió sus réditos: el dólar “blue” marcó su precio más bajo del año, a 12,62 pesos, a la par del incremento de volumen operado en el mercado minorista. Marzo registró un nuevo récord de ventas de dólar “ahorro”, con 479,2 millones de dólares. Desde septiembre pasado, el volumen de divisas autorizado por la AFIP aumentó en forma significativa, el dólar informal se desplomó y el oficial subió muy por debajo de la inflación.

El razonamiento lógico de dolarizarse a un precio subsidiado -aún con el recargo de 20% a cuenta de Ganancias, que puede reembolsarse- o bien de hacerse un plus salarial al adquirir divisas oficiales y revenderlas en la plaza marginal, llevó a los inversores a abandonar las compras en el circuito paralelo, que en la fase más rigurosa del “cepo” impulsaron los valores a niveles máximos y a la brecha cambiaria a límites del 100 por ciento entre cotizaciones. Hoy, ese rango es de 42,3 por ciento.

A través de su cuenta de Twitter, el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, expresó que “hoy tenemos la brecha más baja de los últimos nueve meses”, a niveles anteriores al default de la deuda por la sentencia del juez Thomas Griesa a favor de los holdouts. “La brecha bajó a la mitad desde el 1° de octubre de 2014”, subrayó el funcionario.

Mientras que entre enero y agosto de 2014 la venta promedio en el segmento minorista fue de u$s164 millones por mes, entre septiembre de 2014 y marzo de 2015 trepó a una media de 436 millones de dólares. Prácticamente se triplicó la venta de dólar oficial al público desde el récord del “blue” el 24 de septiembre, cuando alcanzó 15,95 pesos, con una brecha de 87,5% respecto del dólar minorista, entonces a $8,50 para la venta en promedio.

Con una impetuosa inyección de billetes en el mercado formal el Gobierno logró desactivar la escalada en el mercado negro. Así de simple. El dólar “blue” acumuló un retroceso de 10,2% en el primer trimestre de 2015 y de 20,9% desde el récord de seis meses atrás. El dólar al público aumentó 3% y 4,4%, respectivamente. Según el sitio Inflación Verdadera, entre el 21 de septiembre y el 21 de marzo último, la inflación acumulada fue de 12,3%, porcentaje que deja bien claro que en el período, el que apostó al dólar perdió.

Por InfobaeTV, el economista Diego Giacomini, director de Economía & Regiones, recordó que “en los últimos seis meses, el tipo de cambio oficial se deslizó 0,7% mensual, mientras que la inflación relevada por el índice del Congreso arrojó un promedio del 2% mensual. Entonces, mes a mes el dólar se abarata e implica que la gente lo percibe y aumenta la demanda”.

El economista Iván Cachanosky, investigador de la fundación Libertad y Progreso, detectó además que la contracción monetaria producto de la mayor colocación de Letras y Notas del BCRA tuvo crucial incidencia en los precios de la divisa norteamericana: “El Gobierno emitió deuda interna para financiarse debido a los problemas de inflación que posee Argentina. Esta aspiración de pesos redujo la cantidad de billetes en circulación evitando que la moneda doméstica  se devalúe tan fuertemente. No es que el dólar subía, sino que el peso se depreciaba”. La tasa de las LEBAC del BCRA, en torno al 27% anual, es inferior a la inflación anualizada, pero superior al ritmo de apreciación del dólar, por cuanto luce ventajosa para canalizar el excedente de pesos en lugar de las posiciones dolarizadas.

Dos factores son decisivos para desinflar al “blue”, uno es la profundización del atraso cambiario, el otro, en simultáneo, que la demanda por dólar “ahorro” y “turismo” va en ascenso desde mediados del año pasado, cuando los aumentos pactados en paritarias empezaron a incorporarse a los salarios. En total, el BCRA entregó u$s5.000 millones desde que se flexibilizaron las restricciones de divisas minoristas el 27 de enero de 2014: unos u$s4.364,1 millones para atesoramiento y otros u$s635,9 millones para consumos en el exterior. Significan el 15,8% de las actuales reservas internacionales de la entidad.

¿Y por qué no caen las reservas del Banco Central? Diego Giacomini explica que al drenaje de dólares del sistema financiero “se lo maquilla con el ‘swap’ con el Banco Central de China y la deuda con el Banco de Basilea y el Banco de Francia, entonces, las reservas que son u$s31.000 millones, en realidad son 25 mil millones de dólares”.

Irrupción del súperdólar “rápido y furioso”

La expectativa de un alza de las tasas de referencia en los EEUU ya había impulsado a la divisa norteamericana en 2014, pero este año cobró una velocidad que sorprende a los agentes del mercado. Los analistas prevén que la Fed comenzará a aplicar este gradual ajuste entre junio y septiembre de 2015. Será una tenue reversión desde rendimientos en torno a un histórico piso de 0 por ciento, pero la repercusión sobre activos y divisas está causando un temblor de precios cuyo desenlace es una incógnita.

“¡Demasiado rápido, demasiado furioso!”, definieron los analistas de Goldman Sachs al repunte del dólar en Brasil, un movimiento sísmico que dejó expuesta a la divisa brasileña a la peor performance en el mundo en el arranque de 2015.  El dólar en Brasil trepa 23% desde enero, a 3,26 reales, su valor más alto desde abril de 2003, lo que significa que la moneda brasileña se devalúa un 18% desde que comenzó el año. El regreso del “súperdólar” afecta a la gran mayoría de las divisas. El euro, por ejemplo, tocó u$s1,05 el viernes, en niveles mínimos desde hace doce años, con una depreciación acumulada de 12,5% en el primer trimestre del año.

Así como la Reserva Federal de los EEUU fue el primer banco central que se involucró en una política monetaria laxa con tasas de interés en mínimos para reactivar la economía luego de la crisis de 2008-2009, en este momento son otras entidades las que apelan al incremento de los estímulos monetarios, como el Banco Central Europeo, que comenzó esta semana a comprar grandes cantidades de deuda pública.

Ahora los traders prevén que será la Fed la que volverá a ganar la iniciativa con la paulatina reversión de tasas ante mejores indicadores de la economía real, lo cual ya se va descontando con el concentrado apetito financiero por el billete verde. Goldman Sachs calcula que el euro cotizará a 95 centavos de dólar en un año y proyecta para fines de 2017 un valor de u$s0,80, inferior incluso que el mínimo nivel histórico del euro de u$s0,8225 en octubre de 2000.

La acelerada corrección de monedas devino, entre otros factores, de la caída en las cotizaciones de las materias primas, que la antecedió en unos seis meses. Los países devalúan, o mejor dicho sus mercados financieros lo hacen a través del precio que convalidan para los activos en la operatoria bursátil. Por supuesto que los gobiernos tienen instrumentos para intervenir, aunque muchas veces prefieren que los mercados arbitren hasta alcanzar valores de equilibrio. El ortodoxo ministro de Hacienda brasileño Joaquim Levy, graduado de la Universidad de Chicago, dejó en claro que el gobierno de Dilma Rousseff no utilizará las reservas internacionales para contener la fuerte caída del real.

En Brasil la debilidad de la moneda se exacerba por la crisis política que resquebraja la coalición gobernante y el descrédito por el escándalo de corrupción en Petrobras, que movilizó a la protesta callejera, en momentos en que el país debe abordar un ajuste fiscal luego de cuatro años de muy bajo crecimiento económico.

Argentina, aún ajena

Argentina juega al aislamiento. Las cercanía de las elecciones presidenciales refuerza la voluntad del Gobierno de congelar la actual coyuntura a cualquier costo, con controles sobre el mercado de cambios y las importaciones, factores que explican que el dólar para comercio exterior mantenga en un precio artificial de $8,785, con un ascenso de apenas 2,8% en el año, por debajo de la inflación. En un mundo que se redolariza no existe el problema de inflación en la magnitud argentina, aunque es un indicador que preocupa o, más bien, ocupa a los gobiernos.

El comercio “administrado” permite esa suerte de descalce de la economía local con el exterior. Sin embargo, los productos con los que Argentina gravita en los mercados mundiales valen menos por el ineludible giro del “viento de cola”. La soja cayó el viernes a u$s356 por tonelada, un 30% menos que doce meses atrás, y el maíz se operó a u$s147 la tonelada, un 22% menos en la comparación interanual. A la vez, por la dinámica cambiaria en los países de origen, se abaratan muchos productos que compiten con las manufacturas argentinas.

En el marco de un congreso organizado por el Banco Ciudad y la Universidad Di Tella, el presidente del BCRA Alejandro Vanoli aseguró que ante la devaluación del real la entidad “va a seguir con su política”, pues “el tipo de cambio en la Argentina es el correcto“, y expresó que lo continuará “administrando para mantener la estabilidad financiera y cumplir con el objetivo de desarrollo con equidad”. En el mismo foro, el economista Guillermo Calvo fue mucho más cauteloso, al estimar que “no son exagerados los temores” por un endurecimiento de la política monetaria de la Fed, que va a desencadenar “flujos de capitales” desde los países emergentes hacia los EEUU, como ocurrió hace 20 años con el Efecto Tequila.

“La recuperación de los EEUU podría generar una suba de tasas que en el corto plazo tendría un efecto negativo en la Argentina. Esto es una especie de Big Bang en que no sabemos para dónde van a saltar las cosas”, dijo Calvo. Consideró que “en el mediano plazo hay expectativas positivas para la Argentina”, pero advirtió que en lo inmediato ”el peor escenario es que se saque el cepo y se suban las tasas en los EEUU al mismo tiempo. Puede tener un efecto muy fuerte sobre la tasa de cambio y coordinar una fuerte salida de capitales” del país.

El derrape del crudo no redujo el déficit energético

Este mes el Banco Central difundió su informe sobre Evolución del Mercado Único y Libre de Cambios y Balance Cambiario de 2014, en el que señala que el déficit comercial del rubro energético se incrementó 25% frente a 2013 y superó los u$s8.000 millones, en un nuevo récord.

En las cuentas del Central, el rojo comercial por energía ascendió a u$s8.131 millones, producto de exportaciones por u$s5.292 millones –con una caída interanual de 11%- e importaciones por u$s13.423 millones, un 8,1% más que en 2013. En un contexto de restricciones para operar divisas en el país, esta cifra cobra mayor magnitud cuando se recuerda que hasta 2010 Argentina tuvo superávit energético.

Con precios internacionales más elevados, en 2013 el déficit sectorial fue de u$s6.478 millones, según el ente monetario. La Argentina no pudo capitalizar plenamente la debacle de los hidrocarburos: desde los u$s107,26 por barril que cotizó el petróleo de Texas el 20 de junio de 2014, su valor se redujo prácticamente a la mitad en el segundo semestre. Este viernes el barril finalizó a u$s50,34 en Nueva York y a u$s60,22 en Londres para la variedad Brent.

En el saldo final del año, esta caída no fue suficiente para equilibrar las cuentas comerciales de la Argentina en este ítem y, probablemente, será recién en 2015 cuando la economía local podrá beneficiarse de los bajos precios del crudo, en tanto éstos se conserven estables. Sin embargo este abaratamiento de la energía es el principal escollo para reducir el déficit, pues desactiva los planes de inversión para desarrollar campos de gas y petróleo en el país, en particular del yacimiento no convencional de Vaca Muerta.

La baja del crudo se percibió levemente en el tercer trimestre del año pasado (-7% interanual) y con más contundencia en el período octubre-diciembre, pues “durante el cuarto trimestre de 2014 las distintas empresas vinculadas al sector energético registraron pagos de importaciones 20% menores a las realizadas el mismo trimestre del año anterior”, indica el documento del BCRA.

En 2014 la energía consumió el 22% de las divisas demandadas para las importaciones nacionales, que totalizaron u$s60.635 millones, según el Banco Central. Esto significa que hidrocarburos y electricidad se llevaron uno de cada cinco dólares destinados a compras en el exterior. “A excepción de los sectores vinculados al sector energético que registraron un aumento por unos u$s1.000 millones, el resto de los principales sectores registraron bajas interanuales en el total de pagos de importaciones”, subrayó el BCRA. Así, el peso del rojo energético se evidencia en otro dato: de las diez primeras empresas con mayores pagos de importaciones en 2014, seis correspondieron a la industria automotriz y tres al sector energía: dos petroleras y una del rubro eléctrico.

Por efecto del “impuestazo” a los autos premium y la leve recesión económica de 2014, resalta el recorte en u$s7.500 millones en compras del sector automotriz por insumos, piezas y unidades terminadas. De esta forma, el rubro energía, al contabilizar hidrocarburos y electricidad adquiridos en el exterior, desplazó a la industria automotriz como principal complejo importador de la Argentina. Las terminales locales acumularon compras por unos u$s12.000 millones el año pasado, frente a u$s19.579 millones en 2013.

El BCRA detalló que “los mayores pagos de importaciones del sector energía en 2014 se dieron en un contexto de mayores niveles de demanda. Según la información disponible en la síntesis del mercado eléctrico mayorista, informe publicado por la Secretaría de Energía, la energía demandada del sistema creció alrededor de 2% interanual en los primeros once meses de 2014. Dicho incremento se observó particularmente en el periodo marzo-julio”.

Divergencias con el INDEC

Las cifras del rojo energético registrado por el BCRA son holgadamente mayores que las difundidas por el INDEC, con una diferencia de 30,2% o 1.888 millones de dólares. El cuestionado ente estadístico informó un déficit sectorial de u$s6.243 millones en la balanza comercial energética en el acumulado de los doce meses de 2014.

Esta divergencia puede surgir por el momento en que se asientan las transacciones con el exterior, que en algunos casos se efectúan al contado y en otros se cancelan por adelantado o a plazo, aunque no deja de ser llamativa, pues en el ejercicio 2013 la brecha entre las cifras del BCRA y el INDEC no superó el 12%, entonces unos 800 millones de dólares.

Noticias externas obligan a asumir la dura realidad local

Desde el exterior llegaron inapelables indicadores financieros que en pocas semanas cambiaron la visión de los operadores locales, que hasta hace poco estaban aferrados a las expectativas de cambios en la política económica en 2015, ya sea antes o después de las elecciones. El mundo real se impuso a las apuestas y proyecciones. Hacia mitad del año, el quiebre de tendencia encontró explicación desde varios flancos: la certeza de una cosecha récord en los EEUU sacudió al mercado global de granos, el default selectivo en el que incurrió la Argentina tras 12 años, luego del revés en la causa promovida por los holdouts en Nueva York, y el más reciente desplome de las cotizaciones del petróleo marcaron la cancha para esta actualidad aciaga de los mercados que tiene al país como protagonista.

Las acciones líderes de la Bolsa arrancaron la semana con un derrape de 8,3% en promedio. El panel Merval cae en diciembre casi 23%, y un 39,8% desde el récord de 12.531 puntos del 12 de septiembre. Las ganancias del año, que habían superado el 130%, se desinflaron en tres meses a un 40,6%, apenas un par de puntos por encima de la inflación minorista acumulada desde enero, según el “Índice Congreso”.

Las petroleras fueron las más perjudicadas. En dólares, YPF prácticamente igualó su valor más bajo del año, alcanzado el 4 de febrero, en torno a los 22 dólares para el ADR que se negocia en Wall Street. En las últimas doce ruedas la acción de la empresa más grande de la Argentina cedió un 36% de valor, lo que representa una pérdida de casi u$s5.000 millones en su capitalización bursátil, a los actuales 8.817 millones de dólares.

En este panorama de precios arrasados impactó la caída del petróleo, que se hundió a u$s55,40 por barril en Nueva York, lo que significa un derrumbe del 44% en 2014, a valores inéditos desde el 5 de mayo de 2009. YPF también es víctima del “cepo” cambiario y el default, pues adolece de financiamiento externo para sus ambiciosos proyectos de desarrollo de campos no convencionales en Vaca Muerta, cuya rentabilidad a estos precios del crudo está en duda, al menos para el corto plazo. También se posterga el desembarco de importantes multinacionales del rubro energético, que se manifestaron dispuestas a invertir y aportar tecnología imprescindible para el éxito de esta explotación.

“Lo que estamos viendo es una caída generalizada en los commodities, con fuerte retracción en lo que es petróleo, en donde hay una especie de guerra fría en la que Rusia y Venezuela son los principales damnificados: el rublo se está depreciando a pasos agigantados”, subrayó Marcelo Trovato, de Pronóstico Bursátil. El analista añadió que “en Brasil no sólo Petrobras es el problema, sino que papeles como Vale o Gerdau SA o Companhia Siderurgica Nacional siguen sufriendo la caída producto de la depreciación del real”.

En 2014, la Bolsa porteña había acelerado las ganancias de la mano de la dolarización de carteras. La compra de acciones y bonos argentinos con pesos en la plaza local posibilitaba hacerse de divisas al liquidarlos en dólares en mercados del exterior. La escalada asombrosa del Merval no fue motorizada por genuinas posiciones inversoras, a la espera de futuras ganancias corporativas. La realidad dicta que la presente es una economía recesiva, que orada los balances, principal fundamento para empinar las cotizaciones. Y en 2015 tampoco se prevé crecimiento para el PBI con la persistencia de las restricciones al dólar.

En otros períodos de la historia reciente se demostró que el valor de las acciones acompañó e incluso superó al ritmo de devaluación. Esta expectativa fue desactivada por el incremento de las reservas del Banco Central, a través de maniobras contables como el swap con China y préstamos de otros bancos centrales, y el bloqueo del juez Griesa a los pagos de bonos Par y Discount. Sólo por estas cuestiones coyunturales se encuentran casi al mismo nivel que en enero, por encima de los 30.000 millones de dólares.

Finalmente, los agentes bursátiles tuvieron que dejar de lado su reticencia a transferir a precios el pertinaz default selectivo, ya convencidos de que la voluntad política del kirchnerismo amenaza con extenderlo más allá de enero, cuando vencerá la cláusula RUFO.

Otro llamado de atención desde los mercados internacionales vino por la soja y sus derivados industriales, los principales productos de exportación nacionales y los que posibilitan el ingreso de dólares comerciales a la economía. Desde los u$s451,23 por tonelada que cotizaba el 29 de junio, la oleaginosa cedió un 15,4 por ciento. Asimismo, resignó 31,6% desde el máximo del año (u$s558 por tonelada) del 16 de abril pasado.

El experto Manuel Alvarado Ledesma indicó que “la excelente evolución de la siembra en la Argentina y el desarrollo de los cultivos en Brasil, Bolivia y Paraguay generan expectativas depresoras sobre los valores”, por lo que el recorte en el flujo de divisas se mantendría en 2015. Sin embargo, en su análisis para Agrositio no descarta que la baja en los precios de la energía mejore la capacidad financiera de los países importadores de granos y sustente la demanda, como un piso para el rebote de las cotizaciones.

El economista Aldo Abram, de la Fundación Libertad y Progreso, dijo a InfobaeTV que “este año la caída del nivel de PBI va a ser de algo más del 2% y la inflación va a estar rondando a finales del 2014 un 40%”, una estimación desfavorable que ya se está descontando en el circuito financiero.  “Para el año que viene lo que estamos viendo es que aún con un arreglo con los holdouts está la probabilidad de una caída del PBI más alta incluso que la del 2014. Eso porque, a nuestro juicio, la principal razón de la caída del PBI, que viene desde finales del año pasado, no tiene tanto que ver con esta incertidumbre de los holdouts, si no con el impacto del ‘cepo’ sobre los sectores productivos”, evaluó Abram.