En las palabras de Martín Sabbatella están presentes todas las deformaciones del kirchnerismo. Es maravilloso ver cómo se ponen en movimiento las dos teorías del estalinismo: “la culpa la tuvo el otro” y “no hacerle el juego a la derecha”. Parecen las palabras del pobre Diego Brancatelli, sucesor y digno heredero de Carta Abierta: “Nosotros queremos el bien del país”, como si a los restantes nos impulsara la pasión del mal y “Cristina está muy por encima del resto, por eso no la entienden”. Ya lo había dicho José Pablo Feinmann al que llaman filósofo, “es demasiado inteligente para el resto de la sociedad”. De paso Sabbatella más que duplicó el número de empleados en la AFSCA (Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual) de la que es titular; todo sea por el bien de las instituciones.
Cuando impusieron la absurda y deformada Ley de Medios lo hicieron con el objetivo de quedarse con todo; lo habían dicho, “venían por todo”. Fue una Ley contra Clarín, un enemigo elegido a partir de su virtud – defectos le sobran – pero Clarín dice lo que piensa; eso es una corporación. Era brutal escucharlos a estos nacionalistas de Puerto Madero contar las licencias de cable por pueblo mientras dejaban a DIRECTV libre de aplicaciones a cambio tan sólo de que no hablen mal del Gobierno. El empresario nacional es enemigo porque opina, el extranjero es amigo siempre que haga silencio, como Canal 11, que al pertenecer a Telefónica y ser extranjero, con hacer silencio sobre el Gobierno ya estaba todo bien. Y el señor Sabbatella dice que lo persiguen las mafias, las de los otros. Las de ellos están siendo derrotadas por los votos. Se olvidó de mencionar a la mafia de los votantes, la que limpió del mundo a los estalinistas como él. Continuar leyendo