El avance de la Alianza del Pacífico está produciendo un cambio dentro del establishment político y económico brasileño. Una de las características de la tradicional alianza entre los industriales paulistas y los funcionarios del Planalto e Itamaraty fue el proteccionismo y la reticencia a asumir demasiados compromisos en las negociaciones comerciales internacionales. Pero ahora, este mismo establishment pareciera temer quedar afuera de una competencia por los mercados de exportación de Europa y Estados Unidos en manos de una red de países que ocupan la costa suramericana y está capitaneada nada menos que por México.
La Alianza del Pacífico, recordemos, está integrada por cuatro países que ya tienen acuerdos comerciales preferenciales, de tipo bilateral, con la Unión Europa y con los Estados Unidos: México, Colombia, Chile y Perú. Y está desarrollando una arquitectura jurídica comercial para fusionar toda esa red de tratados, llevando los aranceles internos a cero, armonizando normativas y unificando las representaciones diplomáticas. Varios de los cuatro países tienen acuerdos con Japón, China, Corea del Sur e Indonesia, y están conversando en Asia nuevos tratados en forma conjunta, ya como área unificada de libre comercio.