Se impone diferenciar entre un mojón urbano que conmemora una visita histórica, la Cruz del Papa, de esta pretensión de apropiarse de un espacio público para convertirlo en un virtual templo al aire libre.
Si hay algo que caracteriza a la concepción republicana del Uruguay, es su clara definición laica. Asumida ya en 1876 por la reforma vareliana con la escuela laica, gratuita y obligatoria (aún en tiempos en que la Constitución establecía a la católica como religión del Estado), esa concepción se fue progresivamente afianzando hasta que, en 1917, el texto magno separó Iglesia y Estado.
Naturalmente, ese proceso fue el resultado de encendidos debates. Una iglesia dominante, que incluso apostrofó del modo más feroz aquella reforma escolar fundamental para nuestra democracia, era enfrentada por un movimiento laico que exhibía el inevitable radicalismo que imponía el debate con aquella hegemonía. El anticlericalismo era la respuesta natural ante un clericalismo que hasta se oponía a que niños y niñas convivieran en las mismas aulas, por temor al pecado. Continuar leyendo