“Si un gobierno no roba, si un gobierno no asesina, si un gobierno no traiciona a su pueblo, no tiene por qué temer a la libertad de prensa”.
Fidel Castro en la plaza de la Ciudad de Camagüey, 4 de enero 1959
Sólo nos queda pensar que Fidel debe haber robado a lo loco, asesinado a lo loco y traicionado a lo loco, en los 600 km que separaban Camagüey de La Habana, para que sólo cuatro días después de proferida la frase iniciara el sistema de mayor censura que ha existido en toda la historia de América Latina.
Con el respaldo ciego y entusiasta de la mayoría del pueblo cubano a la llamada Revolución, Fidel Castro no necesito de una “Ley de Medios”. Simplemente las cosas salieron por decreto y fueron desapareciendo los periódicos, revistas, y canales de televisión, desde los más chicos hasta los de tirada nacional. Todo quedo bajo el monopolio de El Granma.