Una ley de medios a la cubana

Karel Becerra

“Si un gobierno no roba, si un gobierno no asesina, si un gobierno no traiciona a su pueblo, no tiene por qué temer a la libertad de prensa”.

Fidel Castro en la plaza de la Ciudad de Camagüey, 4 de enero 1959

Sólo nos queda pensar que Fidel debe haber robado a lo loco, asesinado a lo loco y traicionado a lo loco, en los 600 km que separaban Camagüey de La Habana, para que sólo cuatro días después de proferida la frase iniciara el sistema de mayor censura que ha existido en toda la historia de América Latina.

Con el respaldo ciego y entusiasta de la mayoría del pueblo cubano a la llamada Revolución, Fidel Castro no necesito de una “Ley de Medios”. Simplemente las cosas salieron por decreto y fueron desapareciendo los periódicos, revistas, y canales de televisión, desde los más chicos hasta los de tirada nacional. Todo quedo bajo el monopolio de El Granma.

Unas décadas después nació la Generación Y

Infancia, adolescencia y juventud, la pasamos disfrutando de la prensa del pueblo. A esa altura, no quedaba en lo absoluto ningún medio privado, ni en manos de grupos individuales, que pudieran pervertir nuestra misión de “hombre nuevo”. Toda la prensa había sido pulcramente esterilizada del llamado “diversionismo ideológico”. Nadie me lo contó, yo viví el resultado, la aplicación práctica y la realidad, que según dicen “es la única verdad”.

En esa realidad existía el Granma, órgano oficial del PCC (Partido Comunista de Cuba). El Granma era “para los grandes”, era un poco aburrido pues muchas veces ocupaba su primera plana con algún texto del líder. Lo que cuando niños nosotros llamábamos “tremendo tabacón”, de ahí que si escuchas a un cubano decir “oye, apaga el tabaco” es equivalente a que el aristócrata rey Juan Carlos te diga “por qué no te callas”.

A los tabacos del Granma, se sumaban el Juventud Rebelde, seminario nacional de la UJC (Unión de Jóvenes Comunistas), y Trabajadores de la CTC (Central de Trabajadores de Cuba). Estos dos eran una copia del anterior, donde se bajaba línea. Los tres competían en el rating de cuál era más aburrido. Luego, cada provincia tenía su diario, por lo que 14 provincias, más tres diarios nacionales, da un total de 17 diarios en todo el país. El Granma por ejemplo, de mayor calidad, contaba con la astronómica cifra de cuatro hojas en blanco y negro. Eso significaba que el día que el eterno líder le daba por hablar, de las cuatro hojas, tres se iban en el discurso y una en el análisis.

Las fotos, eso sí, de “altísima calidad” y un pixelado tan marcado que hasta los 12 años pensé que “la gente del diario tenía los ojos cuadrados” (un píxel podía ocupar incluso la cara completa de una persona). Cuando había una foto deportiva, por ejemplo, un partido de fútbol, los jugadores eran representados por puntos blancos, el arco por tres puntos blancos y la pelota; bueno, para imaginar por dónde estaba tenías que leer la nota. Así, once puntos negros con sus rayitas blancas era un equipo de fútbol, nueve eran un equipo de baseball, y muchos, muchos blancos y negros, era un acto de “reafirmación revolucionaria”. Hasta que yo salí de Cuba, no supe que había diarios a color y mucho menos que “hablaran mal del gobierno”, eso era inimaginable.

Otra cara de la pluralidad de la información era la radio. Existían a nivel nacional Radio Progreso, Reloj, Rebelde y Bemba. De las que solamente era fiable Radio Bemba, el boca a boca. Cuando alguien comentaba una noticia adicionaba “me lo dijo radio Bemba”. Finalmente la estrella nacional y popular fue la televisión. Dos canales, Canal 6Tele Rebelde. A esa altura, ya los cubanos no sabíamos si ponerle “rebelde” a todo obedecía a un mandato divino, o simplemente a la mediocridad de los funcionarios del gobierno. Eso sí, ambos canales eran de contenidos totalmente independientes, pero del pueblo, del Estado eran un apéndice.

Tele Rebelde, seis horas de programación variada: documental ruso sobre cómo reparar un tanque de guerra; comprimido deportivo nacional; 30 minutos sobre las Fuerzas Armadas Revolucionarias, donde te mostraban el mismo tanque ruso pero andando en la Sierra Maestra; el NTV (Noticiero Nacional De Televisión) de 30 minutos, y finalmente “Baseball Para Todos”.

El Canal 6 era mucho más extenso en horas, comenzaba a las 7 am, cortaba a las 8 am y retomaba a las 6 pm. Sí, una hora más, que para un cubano sonaba a infinito. A las 6 pm todos los niños frente al tele durante la única hora de dibujos animados. Tres días a la semana correspondían a dibujos rusos, con el mismo tanque de guerra de Tele Rebelde, donde Cheburaska lo reparaba. Los dos días restantes dibujos animados de países amigos, checos, rumanos, búlgaros, y húngaros. El NTV comenzaba a las 8 pm en cadena nacional (trabajo fácil pues había dos canales). En este “había pa’ comer y pa’ llevar” eso significaba que la comida, los servicios, transporte, todo era excelente y desbordaba el país en riqueza. El resto del mundo era un caos: huelgas, protestas, guerras, desempleo y hambre. Lo increíble es que a pesar de ello, nunca lograron detener que los cubanos escaparan del paraíso hacia el infierno.

El NTV era muy estresante, pues con su fin venía lo único que le interesaba a los cubanos: “la novela”. El estrés, muy simple, si aparecía “El Barba” a último minuto, nos jodía toda la noche con su discurso. Por supuesto también se odian las noticias de los diarios, pues al otro día, despachaban el discurso impreso. Con mención especial, entre las 6 y las 8, o sea a las 7 de la tarde, La Mesa Redonda (nada es al azar).

Conocida como “La Mesa Retonta”, ocupaba el primer lugar en el rating televisivo (en Cuba la lista es de menor a mayor). Periodistas estelares, prácticamente con la oz y el martillo tatuados en la frente, pero con una capacidad asombrosa de darle vuelta a cualquier escenario de la realidad. Monólogos extensos sobre lo saludable que se encontraba el líder; las ventajas de vivir abuelo, abuela, mamá, papá, hijo e hija en la misma casa antes de tener vivienda propia; por qué la televisión en blanco y negro era más saludable que la digital, o la delirante historia de que “el yogurt había que tomárselo parao”.

Todo eso verlo con un televisor marca “RCA Victor” de mi abuelo. Blanco y negro, a tubos, comprado en 1958 con su dinerito de “vendedor de comida a caballo” en el remoto pueblo de La Moza. Algo que nunca entendí, ¿para qué mi abuelo tenía un televisor en 1958, si según la cadena del amor no había siquiera electricidad en su pueblo? Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia. Pero si coincide en alguna parte, tengan la seguridad que su país va por el mismo camino.

Cuba: datos de interés antes de 1959

  • Primer canal de televisión a color inaugurado en 1958.
  • Primer lugar en Iberoamérica con 23 canales de televisión, seguido de México con 12.
  • Primer lugar en Iberoamérica con más de 160 estaciones de radio y octava en el mundo, sólo superada por países con territorios inmensamente mayores como EEUU y Rusia.
  • Quinto lugar en el mundo con 45 televisores por cada 1000 habitantes (Argentina y Brasil contaban con 5 por cada 1000 habitantes)
  • 24 estaciones de radio FM, tecnología avanzada para la época. Cerca de 10 años después habían desaparecido todas.
  • 184 entre diarios y revistas, varios de circulación en todo el país.